Un baile en El Alcoraz
Hidalgo y Pellegrini comandan el fútbol valiente de Huesca y Betis para agarrar los octavos de la Copa. Soko amenaza, Isco manda. Chimy regresa a su casa.
La Copa cruza los caminos de Huesca y Betis para verificar qué equipo quiere hacerse un poco más grande en este inicio de 2025 (sigue el partido en directo en AS.com). Hay sueños para muchos pero no hay sitio para todos. El equipo aragonés cerró su año con cinco victorias en sus últimos seis encuentros. El cuadro verdiblanco dibujó su despedida con cuatro triunfos en sus últimos seis duelos. Dos rachas de oro que entregan la esperanza de un ascenso a los primeros y la ilusión de Europa a los segundos. De poco valdrá si el futuro no confirma esa lista de deseos. El Huesca quiere que su Copa acompañe su camino. El Betis quiere emular ese salto del 2022 que lo elevó hasta tocar la gloria.
El Alcoraz mide las valentías de Antonio Hidalgo y Manuel Pellegrini. Ellos sostienen dos proyectos que quieren mirar al mañana sin apenas miedos. El primero llegó al Huesca para revivirlo cuando parecía destinado a dar un paso atrás. Ahora el sueño es dar uno hacia delante. Su fútbol atrevido amenaza al esquema alegre del chileno, que tiene a los verdiblancos vivos en cada uno de sus escenarios por mucho que la brillantez aún no haya hecho acto de presencia. Será un baile de valientes. Pero también habrá miedos en ambos, sobre todo en un Betis que no permitirse una caída prematura en esta Copa que tantas esperanzas le entrega para su futuro.
Si los técnicos mandan, son los jugadores los que reinan. Y el Huesca quiere alargar su buen momento con un pase que supondría un guiño a su historia. Nunca accedió a octavos de Copa. Para ello necesita al mejor Soko, esa bala de Camerún que marcó en sus últimos cuatro partidos. Sielva pone fútbol en ese esquema de tres centrales que da libertad y vértigo a Valentín y Vilarrasa mientras la estrategia es marca de la casa para Hidalgo. Enrich quiere ser el gol de un Huesca que no guardará nada.
El Betis tiene a Isco ya a los mandos de sus operaciones. Y eso es mucho. Si Pellegrini decide entregarle las llaves del juego, será el hombre que puede desequilibrar con su fútbol una cita de ida y vuelta. Pellegrini espera un paso adelante de Bakambu o de un Assane Diao que mira de reojo al Como de Cesc Fàbregas. También será el día de Chimy Ávila. El argentino vuelve a la que fue su casa. El escenario en el que conquistó el fútbol español y reiteró que su carrera debía dispararse desde aquel ascenso de ensueño. Hoy será un enemigo querido en El Alcoraz. Con las entradas vendidas y las ansias de Huesca y Betis listas para dictar sentencia.
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