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La hora de cobrar la deuda culé

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Me cuesta mucho creer. Lo debo reconocer. Y lo pongo de antemano para evitar malentendidos. No es que no quiera creer. Todo lo contrario. La esperanza es lo último que pierdo. Sobre todo cuando se trata de la Real Sociedad. Lo que pasa es que también soy realista. En el sentido de aficionado, y en el sentido de ver la realidad. Que uno puede ser un poco iluso, pero de tonto creo tener poco, y tampoco es plan de ponerse una venda en los ojos. Que luego no ves, y el tortazo que te pegas duele más.

Dicho esto, también tengo que reconocer que tengo las mismas sensaciones que cuando los de Imanol Alguacil fueron al Santiago Bernabéu como corderos degollados, y nadie daba un euro por ellos. Fue la temporada que ganamos la Copa. Allí nos lo empezamos a creer. Y de eso va esto. Aquel día quería creer, pero no me lo acababa de creer. Y ahora que vamos al Camp Nou me pasa lo mismo. Con dos añadidos.

El primero es que esta Real se ha ganado el crédito a que todos nos subamos a su barco de la esperanza. Con lo que hace y cómo lo hace. Ese derecho no se lo podemos quitar, y de entrada todos deberíamos tener fe. Aunque es verdad que la ausencia de última hora de David Silva nos mina un poco la moral. Eso es tan innegable como inevitable. Y el segundo tiene que ver con las enormes ganas que tenemos de que de una vez por todas el equipo txuri-urdin se cobre todas las deudas que ha ido acumulando con el paso del tiempo con el Fútbol Club Barcelona. Deudas deportivas, que se me entienda. Porque no hay un club que haya sido más dañino para la Real en la Copa que el Barça. El Betis parecía querer tomarle el testigo los últimos años. Pero es que el Barça nos ganó una Copa para la que éramos favoritos, y nos privó de una semifinal más recientemente. De una manera muy cruel ambas. Sin olvidar la cantidad de veces que nos hemos vuelto con la cabeza gacha del Camp Nou, dolidos en nuestro orgullo y con un saco de goles. 83 veces concretamente. Demasiadas. Ha llegado la hora de darle la vuelta a la historia. De escribir una nueva historia. Porque si alguien puede, es Imanol. Y si alguna Real puede, es ésta. Es difícil de creer, pero creo que ha llegado la hora.