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Athletic ATH
1(4)
O. Sancet 49'
Mallorca MLL
1(2)
Dani 20'
Finalizado

FINAL COPA DEL REY | ATHLETIC 1-MALLORCA 1 (4-2)

¡La Copa se reconcilia con Bilbao!

Los leones se proclaman campeones 40 años después tras una gran tanda de penaltis (4-2) ante un Mallorca que fue un digno finalista. Agirrezabala y Berenguer, héroes.

El Athletic, campeón de Copa del Rey 2024.
El Athletic, campeón de Copa del Rey 2024.DANI SANCHEZDiarioAS

La Vigesimoquinta ya está en Bilbao. Se ha hecho esperar una eternidad, 40 años que parecían la perpetuidad. Encima vino con tartamudeo, tras una prórroga dramática y una tanda de penaltis que reconcilia a este grupo con su historia más brillante. Agirrezabala deteniendo una pena máxima y Berenguer anotando el disparo de la victoria fueron los que pusieron el broche a una noche que eleva al éxtasis al universo rojiblanco. Tanta reiteración al fin encontró premio. El Athletic últimamente se había empadronado en La Cartuja y de tanto ir, rompió el cántaro de la desgracia. El Mallorca, casi un novicio en el torneo y en lo que podía ser la cumbre de su biografía, fue un dignísimo finalista en una cita que arrancó en sábado y echó el telón en domingo. Un equipo que juega sus cartas y parece que maneja dos barajas. Pero la fe bilbaína vale un trofeo grande, de tanto irse de Copas, ha acabado este equipo ebrio de gozo. Y lo hace siendo fiel a sí mismo, respetando su historia y honrando a sus mayores, los que lograron tantos títulos y los que se quedaron a las puertas. Los que estén aquí en 2064 que preparen las tracas en Bizkaia, porque cada 40 años es tradición sentarse en el trono: en 1904, 1944, 1984... y 2024.

La tanda fue pura angustia. Los malos recuerdos se adueñaron de ambos equipos. El Athletic perdió una final de Copa por penaltis: 1977, ante el Betis. Al Mallorca le pasó en 1998, ante el Barça. Antes, al acabar los 120 minutos de rigor, Muriqi miró a su parte de la grada alborozado como si ya tuviesen la medalla de oro. Era un éxito para ellos llegar a esa ruleta rusa sobre un punto blanco minúsculo dentro de la inmensidad verde del terreno de juego. Y tras el corrillo, empezaron a dar saltos de felicidad, la misma liturgia que en Anoeta, en semifinales. Se lanzó sobre el fondo rojiblanco y eso suele ser un pequeño triunfo moral. El kosovar abrió la tanda canjeando el tiro en gol. Raúl tiró de oficio e hizo lo propio. A Morlanes le tachó el disparo Agirrezabala con una gran parada arrojándose a su izquierda. Muniain, el capitán, provocó la estatua de Greif, un coloso que empezaba a claudicar. Radonjic la mandó fuera. Vesga la metió con resbalón incluido y Antonio Sánchez añadió algo de suspense. La decisión estaba en las botas de Berenguer, que no falló en su llamada a la eternidad. 4-2 y a reír y llorar, ese contraste de emociones habitual. Ojo: el quinto lanzador designado por parte del Txingurri era el chaval Unai Gómez, ¡hay que tener valor! Vaya personalidad del Rocky bermeotarra.

La final amaneció con el guion previsto en estos casos, un cuarto de hora de tregua, con ambos equipos de acuerdo en firmar un armisticio. Nadie quería cometer un error y poner el partido cuesta arriba. Los Williams estaban sobreexcitados. Se sabía desde que arrancaron las primeras rondas de esta Copa: el Mallorca tiene un plan, el ‘fútbol-tequila’ del cuate Aguirre, y lo iba a ir poniendo en práctica desde el primer sorbo hasta el último metro de esta edición. Balompié de suela gastada, el que se aprende en la calle. Un equipo muy bien plantado, con las ideas claras como el agua y estrujando al máximo la estrategia.

Galarreta lo intentó al cuarto de hora desde el extrarradio de la meta de Greif, pero la figura kilométrica del eslovaco rechazó el disparo. El Athletic trataba de transcribir sus ideas en jugadas con el balón. Lo indicado en este caso era un robo y salida veloz, porque los bermellones replegaban muy rápido y hacerles daño en el área parecía misión imposible. Es más, los disparos desde la frontal eran taponados por uno, dos o hasta tres jabatos.

Muriqi se movía por todo el frente ofensivo, en apoyos, segundas jugadas, peinadas... y algún remate, como uno en el minuto 19 por arriba, en una acción que casi se le escapa a Agirrezabala. La estructura defensiva de los baleares era un primor, un muro de doble tabique perfectamente ensamblado, y a partir de ahí, juego directo y unos contra uno. Faltaba por poner a funcionar el balón parado. Sembraron el terror en la mayoritaria grada rojiblanca en el minuto 21, con un saque de esquina que dispensó tres remates mallorquinistas, a cargo de Gio, Copete y Dani Rodríguez, tras la prolongación de Samú Costa. El primer disparo fue taponado por Prados, al segundo respondió Agirrezabala con un vuelo de murciélago y el tercero, desde el punto de penalti, ya entró por pura abrasión. Otra vez los bilbaínos, cada vez más agarrotados, ante el panorama de tener que remolcar, una cordillera por delante y con el tiempo menguante. A la heroica.

SEVILLA, 06/04/2024.- Los jugadores del Mallorca, Dani Rodríguez (d) y Sergi Darder, celebran el primer gol del equipo balear durante el encuentro correspondiente a la final de la Copa del Rey que Athletic Club y Real Mallorca disputan hoy sábado en el estadio La Cartuja, en Sevilla. EFE / Julio Muñoz.
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SEVILLA, 06/04/2024.- Los jugadores del Mallorca, Dani Rodríguez (d) y Sergi Darder, celebran el primer gol del equipo balear durante el encuentro correspondiente a la final de la Copa del Rey que Athletic Club y Real Mallorca disputan hoy sábado en el estadio La Cartuja, en Sevilla. EFE / Julio Muñoz. Julio MuñozEFE

El Mallorca, por delante

El ardor guerrero bermellón aún creció más. Y su estrategia de trabar el choque, afiliarse al balón en largo y ralentizar el ritmo, aún encontró más adeptos. Los leones necesitaban un buen reconstituyente. Los Williams no cogían el tono, se iban al centro y eran presa fácil para los centrales, en lugar de incidir por las orillas ante dos carrileros largos. Guruzeta sí interpretaba una mejor partitura, desplegándose en zonas intermedias para hacer dudar a los soldados aparentemente imperturbables de Aguirre, para liberar espacios. Lo que requería la final era movimientos más cortos, no tanto la búsqueda de desmarques. El cuarto de hora final de la primera parte sirvió al Athletic para recuperar sensaciones, con Nico al fin presente en su versión de turbina rojiblanca. Le anularon un gol tras una bonita internada con apoyo de Yuri por fuera de juego. Luego tuvo otra clara jugada, que envió al lateral de la portería. Al menos acababan sus acciones, era un paso, y trataban de meter alguna duda a los insulares. Cada córner de estos provocaba una psicosis vasca, eso sí.

Valverde mudó parte de su medio campo porque estaban perdiendo el volante. Prados no encontró la brújula y Vesga trató de cubrir ese problema; además, su físico da para cubrir mucho mejor la estrategia, el dolor de muelas rojiblanco en La Cartuja. La cabeza de los leones debía de ir a mil. Y más que se aturdieron con un disparo de Larin nada más descorcharse el segundo tiempo, que atajó Agirrezabala. Ahí estaba la final. La grada enloqueció con una recuperación de Nico, que sirvió a Sancet y este no falló ante el gol. Corría el minuto 50. Muriqi protagonizó después una jugada rocambolesca, con un control defectuoso que se le fue y el cuero rumió el palo. Era una fugaz ráfaga porque el Athletic ya estaba desencadenado.

Nico crecía y crecía, se sacaba la espina de su mal inicio. Quedó encumbrado como gran estrella europea. Un gambeteo prodigioso del internacional sirvió una pelota clara a su hermano, pero el balón le pasó por debajo de las piernas cuando estaba preparándose para engatillar a puerta vacía. La tropa de Valverde al fin veía claro que no solo es que ganaba en la platea, es que podía llevarse el partido y acabar con la maldición. Saltó todo el banquillo vasco como un resorte, los que calentaban se fueron a la otra esquina en una estampa de todos estrujados. Señal de la tensión acumulada y la liberación con las tablas. El Vasco reaccionó con rapidez y puso a Morlanes y Antonio Sánchez en liza, por Darder y Larin. Pasó a un 5-4-1, abrigando más el medio campo, para tapar las líneas de pase interiores. Ahuyentó el agobio, sacaron la cabeza del agua, respiraron un poco. Sancet estaba siendo lo que la NBA ha patentado y exportado como MVP, el jugador del día. Iba a una banda, no lo detectaba Samú, y buscaba bien las espaldas de la superpoblada defensa de Aguirre. Este puso a Radonjic para buscar más verticalidad. La herida estaba sanada, ya habían cumplido el papel de resistente. Y Valverde intentó reabrirla con Unai Gómez, es decir, más vértigo y menos cháchara con la bola. Vivian intentó evitar la prórroga con un potente disparo lejanísimo.

06/04/24 PARTIDO FINAL COPA DEL REY 2024
ATHLETIC DE BILBAO - MALLORCA 
SANCET
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06/04/24 PARTIDO FINAL COPA DEL REY 2024 ATHLETIC DE BILBAO - MALLORCA SANCET RFEFDiarioAS

De perdidos al río

De perdidos al río. Valverde metió el once en una centrifugadora y el resultado fue una revolución absoluta para arrancar el suplemento, con Raúl García, Berenguer y Muniain. Un viejo lobo de mar, un revoltoso y el eterno capitán, el que más deseaba ese trozo de plata llamado Copa del Rey que todos codician. De paso, metía gente muy apta para la suerte desde el punto fatídico. Desfiló Iñaki Williams, sin incidencia alguna en la segunda parte. Aguirre puso a otro hueso, Maffeo. Salvo incidencias como el choque de cabezas entre Muriqi y Unai Gómez, que empezaron a sangrar, no hubo mucho que escribir en la libreta de los cronistas. El trámite estaba a punto del finiquito, cuando entre De Marcos y Berenguer se inventaron una gran internada que no acabó en gol de milagro. El extremo aportó ese plus de energía que necesitaba su equipo. Pero la réplica no tardó en llegar: un cabezazo de Muriq medio encogido en el aire que le negó Agirrezabala. La final quiso ser caprichosa y abonarse al drama de los penaltis en La Cartuja. Como en 2022 con el Betis-Valencia. Lo que pasó en los once metros ya se sabe. Esto es un episodio más en la grandeza de un club de 125 años que no se puede comparar con nada. El estadio atronó: “Ernesto Vaalveeeerde”. El héroe discreto. Iñaki fraguó aquello de ganar el título ‘a lo bajini’, pero el coro de La Cartuja retumbó hasta en Marte. Y esto es todo, así se escribe la historia y así es este club que hace muchísimos años tomó la decisión de vencer menos para ganar más. ¡Vamos gabarra, no seas perezosa, es hora de moverse! ¡Ya vale de dormir! Esto era ganar. Txapeldunak. Campeones en euskera, vaya. Menudo chute para el orgullo colectivo. Mañana, bueno, luego más bien, Bilbao amanecerá en una nube. la Copa es presente, ya no pertenece al ‘Cuéntame’. 14.581 días, 1.876 partidos oficiales y 251 jugadores después de aquel bendito 5 de mayo de 1984, ha vuelto el delirio. ,A Iribar le salió espontáneo en el palco decir al Rey Felipe VI: ‘Hasta el año que viene”. Pues si lo dice el Txopo, que así sea.

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Cambios

Mikel Vesga (45', Beñat Prados), Antonio Sánchez (61', Cyle Larin), Manu Morlanes (61', Sergi Darder), Nemanja Radonjic (73', Dani Rodríguez), Unai Gómez (79', Íñigo Ruíz de Galarreta), Pablo Maffeo (90', Martin Valjent), Raúl García (90', Gorka Guruzeta), Alex Berenguer (90', Iñaki Williams), Iker Muniain (90', Oihan Sancet), Íñigo Lekue (105', Yuri Berchiche), Matija Nastasic (107', Copete), Siebe Van der Heyden (110', Toni Lato)

Goles

0-1, 20': Dani, 1-1, 49': O. Sancet

Tarjetas

Arbitro: José Luis Munuera Montero
Arbitro VAR: Eduardo Prieto Iglesias, Santiago Jaime Latre
Aitor Paredes (26',Amarilla), Muriqi (90',Amarilla), Radonjic (118',Amarilla), Giovanni González (125',Amarilla)

Normas