Bamba baila en la fiesta del Turégano

Las fiestas patronales de Turégano se celebran en agosto, pero la magia de la Copa del Rey provocó que este el año día grande se viviera el 1 de noviembre. Un pueblo de Segovia que no alcanza los 1.000 habitantes se trasladó este miércoles en masa a la capital de la provincia, donde su equipo de fútbol reunió a más de 2.000 personas. En esta jornada festiva la actuación estelar, como tantas veces sucede en Castilla y León con las orquestas, llegó desde Galicia y quien llevó la voz cantante en el Celta fue un costamarfileño con aspecto de rapero y nombre musical: Jonathan Bamba.

El fichaje de más renombre del club vigués el pasado verano se encargó de convertir en una utopía el sueño de un equipo de la Primera Regional castellanoleonesa. Bamba, junto a Unai Núñez los únicos titulares indiscutibles que alineó de inicio Rafa Benítez, firmó un doblete en poco más de media hora. El extremo anotó el primer tanto en el minuto 12, aprovechando un mal despeje del portero Álvaro, y en el 33′ exhibió su calidad definiendo al primer toque un servicio de Mingueza. Un repertorio más que suficiente para ser sustituido al descanso y no comparecer en el escenario de La Albuera en la segunda parte.

El recambio del internacional con Costa de Marfil no quiso ser menos. Carles Pérez también marcó por partida doble. En su primera diana recibió una asistencia de tacón de Swedberg y en la segunda Douvikas lo dejó delante del portero. En el caso del griego, enmendó algo con ese pase de gol una tarde aciaga de cara a puerta, desperdiciando hasta tres ocasiones muy claras.

El Celta volvió a ganar dos meses después, pero extraer cualquier tipo de conclusión de un encuentro que el conjunto de Primera División jugó al trote sería pura ciencia ficción. La única lectura extrapolable a la Liga de este trámite se localizó en la portería. Benítez se decantó por Iván Villar, lo que dispara las opciones de Vicente Guaita de repetir como titular el sábado frente al Sevilla. Otra decisión del técnico celeste, que regresaba a la Copa ocho años después del caso Cheryshev, supuso el debut con el primer equipo del defensa del filial Javi Rodríguez.

El resultado tampoco significa casi nada para el Turégano. Los segovianos compitieron con mucha dignidad y pasara lo que pasara su capitán Luis del Barrio iba a tener que seguir preparando mañana la oposición a bombero, Carlos García echando una mano en la panadería de su padre y el resto de jugadores retomando una rutina diaria que no consiste en darle patadas al balón. En esa vuelta a la realidad lo que seguro no se van a sacar de la cabeza es la frase que lució en la grada durante los 90 minutos de su duelo con el Celta: “La pasión de un pueblo, el orgullo de una provincia”.

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