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Athletic ATH
1
Williams 32'
Osasuna OSA
1
Pablo Ibáñez 115'
Finalizado

COPA DEL REY | ATHLETIC 1-OSASUNA 1

Chupinazo de Ibáñez

La perla de Osasuna marca en el 116′ el gol que otorga el pase a la final de La Cartuja. El Athletic fue mejor, pero falló lo indecible, especialmente dos ocasiones de Nico Williams.

Chupinazo de Ibáñez
ANDER GILLENEAAFP

La Cartuja esperaba al de siempre, al Athletic, que se sabe el camino Bilbao-Sevilla mejor que el que va a Lezama. De tanto viaje al estadio con inspiración olímpica parece un equipo tan vasco como andaluz. Pero la insistencia en las finales de Copa saltó por los aires en el minuto 116 cuando un chaval, Pablo Ibáñez, demostró que por muchos navarros que vaya captando el Athletic allí aún queda futuro. Y es de Mutilva, cerca de Tajonar, para más simbología. Metió un gol de bandera que envía a Osasuna a su segunda final en 102 años de historia. Con la ayuda de Zarraga, que perdió un balón clave, y con el agónico Chimy participando. Adiós a un silencio de casi dos décadas. Ahora desafiará al que triunfe en el Clásico. Los leones, con Nico Williams aciago, fueron acreedores del 2-0 que les otorgaba el pase, pero fallaron lo indecible y su rival encontró el momento adecuado para asestar el golpe de gracia.

El partido rebosaba expectación, espuma de deseo y ambición. Ya vino enturbiado por el retraso en el comienzo por culpa de los vándalos que entorpecieron la llegada del equipo visitante. Muchos podían pensar: ¿a quién perjudicaría esa estupidez? ¿A los que iban a bordo del autocar bajo la incertidumbre y la tensión por un camino obstruido? ¿O a los que ya estaban el estadio sin saber si calentar o seguir planificando la noche? No pareció mover mucho el guion con el pitido inicial. Porque se dio lo esperado: un Athletic al abordaje y Osasuna contenido, protegiendo su exigua ventaja, jugando en largo, buscando diagonales hacia Kike o los extremos. Un plan copiado a los que asaltan los bancos: robo y correr.

El choque era pura adrenalina. Y a Herrera le encanta ser la salsa de ambientes tan dinamiteros. Se hizo enorme saliendo del área pequeña ante Guruzeta, al que paró con el rostro en el minuto 7 la primera ocasión clara. Lo celebró con tal ímpetu que por poco se desprenden los brazos del cuerpo. Luego empezó con el ritual de pérdidas de tiempo, bajo la música de viento. Y se hizo el lesionado en un choque con Iñaki Williams. Protagonista absoluto. Acaparó todo el foco durante unos instantes de un partido vibrante.

El Athletic tenía un problema porque su brújula Muniain no encontraba el balón. Sí lo hacía Sancet, más participativo, pero estaba un punto ansioso y no acertaba con el pase adecuado. Guruzeta bajaba la medular a mezclarse con el juego y ponía en duda a los centrales rojillos. Nico andaba punzante por la izquierda, pero no tuvo su noche en la definición, pasó un calvario en esta faceta. Un tiro suyo se marchó fuera por poco en el minuto 26. Los leones se mostraban con muchas ganas ante la presión de Osaauna. A éste le costaba mucho tener el balón. Todo parecía cambiar en el minuto 33, cuando los extremos rojiblancos se aliaron para rozar el 1-0. Yuri centró a De Marcos, que entró como un cohete por su banda derecha y el cabezazo permitió una nueva foto de lucimiento de Herrera. Fue el preámbulo del tanto que equilibraba la eliminatoria. Muniain puso en juego el saque de esquina posterior, peinó Vesga y cazó un balón complicado Iñaki Williams para romper el gafe bilbaíno en ese tipo de jugadas que arrancan desde el banderín de córner. Llevaban casi 200 sin convertir. Se quitó un buen peso de encima el ‘9′, que arrastraba como una pesada bola de preso nada menos que 24 partidos sin marcar (18 con el Athletic y 6 con Ghana).

La eliminatoria volvía a la casilla de salida. Empezaba de nuevo con 57 minutos para decidir el primer finalista de este año, más el suplemento que finalmente se contrató en La Catedral. Los navarros trataron de disimular que ese golpe no les había afectado y Oroz filtró un gran pase a Kike García, que aprovechó un fallo en la marca de Yeray para disparar, algo escorado, eso sí, ante Agirrezabala, que la atajó con maestría. El equipo de Arrasate tenía muy poca profundidad, era Oroz el que más criterio plasmaba, y Herrera estaba a su nivel esperando a la presión local para buscar en largo a los atacantes. Pero Moi Gómez no existía y el plan de enfriar el juego con el balón en los pies saltó por los aires.

Nico e Iñaki urdieron el dos cero en el minuto 40, y este se plasmó, pero luego quedó anulado por claro fuera de juego. El Athletic merecía la ventaja, por insistencia y el empadronamiento en campo rival. Generaba ocasiones a base de apretar arriba y su jerarquía en este tipo de compromisos se imponía de forma clara. La tropa de Arrasate estaba echando la tarde oculta entre cortinas de dudas: ¿me quedo a hacer los coros del cerrojazo a la vera de mi guardameta o salgo y busco la portería contraria? Y mientras decidía, el Athletic se lanzaba a pecho descubierto a la invasión del castillo de Herrera. Por poco repiten la misma jugarreta en el 59, aunque con distintos actores: lanzó un córner Muniain, peinó Guruzeta y remató Yeray fuera llegando en carrera como un obús.

El Athletic seguía a la conquista de la ‘Sexta’. Tal y como hace el Madrid con las Champions, no puede rotular los títulos de Copa en los últimos tiempos, desde 2009, pero sí las finales, que es un consuelo muy triste, pero a algo hay que agarrarse para no caer en la depresión. En el minuto 70 trazó un contragolpe que habría que enseñar en las escuelas de fútbol. Guruzeta esperó el momento justo para filtrar un pase a Iñaki, que galopaba como los guepardos a campo abierto. A este no le dieron caza Cruz ni David David García y dio una asistencia milimétricamente calculada hacia la izquierda, donde apareció completamente solo la sangre de su sangre, Nico. Pero este se llenó de balón y lo mandó fuera. El Athletic se volvió a enchufar y saltaban las chispas en su juego. El incordio bilbaíno se hizo más y más atosigante según avanzaban los minutos. La sospecha empezó a hacerse realidad: Osasuna quería los penaltis. Se amontonaba un partido más a los cuatro que arrastraba sin ver puerta y aconsejaba ser muy conservador. La Copa empezaba a sonreír al equipo que más ritmo tenía con el balón, este viajaba con alegría por las botas de los leones, mientras que era un ladrillo previsible cuando llegaba a un jugador vestido de rojo.

Nico es un gran jugador, pero aún le falta por subir ese peldaño que separa a los que prometen de los que están ya consagrados: el de las decisiones en el último instante. En el minuto 87 volvió a fallar con torpeza un gol cantado. Sancet avanzó hasta el último tercio del campo, cedió a Raúl, que remató y volvió a exhibirse Herrera, un señor portero. El menor de los Williams, todo un internacional ya con pinta de titular en La Roja, quiso darla con tanta violencia tras el rechace que la mandó a la ría de Bilbao. El partido se aproximaba al carril del drama. Lo que pasara ya iba a ser definitivo. Barja la tuvo para borrar 18 años de ausencia rojilla en una final, pero le taponó el disparo Agirrezabala.

Con el telón de los 90 minutos caído, la mitad del propósito de los navarros estaba en el bote. Faltaba pasar el trago de los 30 extra y encomendarse a Herrera en los penaltis. De todos modos, Arrasate tenía que dar un golpe de efecto porque la inercia no era buena. Y lo hizo con Manu Sánchz en el extremo por un lado y Barja cambiándose a la derecha. Y, por supuesto, con la jugada maestra del Chimy, que apareció como si fuera el Cid. Su presencia era una invitación a la heroica. El ‘Comandante’ llevaba 15 días fuera, por una lesión en el sóleo, y en la previa se limitó a calentar porque no está para muchos trotes. Se arriesgaba a agravar la dolencia y perderse una posible final, pero servía de ejemplo para sus compañeros en busca de la épica, reanimaba a la afición navarra y provocaba cierto temblor en las filas locales. La semifinal seguía en lo suyo: otro córner lanzado por Muniain, remate de Vesga y paradón de Herrera. Hasta el siguiente. Osasuna cambió algo la rutina del choque, con más presencia en área contraria. Hasta que llegó el gol para la historia de Pablo Ibáñez. Chupinazo dl chaval.

Cambios

Kike Barja (65', Abdessamad Ezzalzouli), Darko Brasanac (65', Rubén García), Raúl García (80', Gorka Guruzeta), Manu Sánchez (82', Moi Gómez), Chimy Avila (90', Kike García), Dani Vivian (90', Yeray Álvarez), Oier Zarraga (98', Iker Muniain), Alex Berenguer (98', Nico Williams), Pablo Ibáñez (99', Aimar Oroz), Malcom Adu (110', Oihan Sancet)

Goles

1-0, 32': Williams, 1-1, 115': Pablo Ibáñez

Tarjetas

Arbitro: Carlos del Cerro Grande
Arbitro VAR: David Medié Jiménez, Diego Barbero Sevilla
Vesga (20',Amarilla) Lucas Torró (42',Amarilla) Kike Barja (74',Amarilla) O. Sancet (93',Amarilla)