Xabi Alonso, al rojo vivo
A los 199 días de firmar, llega su primer gran juicio. El club rehúye hablar de ultimátums, pero todas las partes conocen y asumen la situación. Dos palabras: “Soluciones inmediatas”
Hay noches que escriben la historia. Para bien o para mal; para un lado u otro. Y hacía mucho tiempo que el Bernabéu no afrontaba una como la de hoy. Tan caliente, de puertas para adentro. Tan potencialmente determinante para la historia del club, a corto plazo. Incluso a largo. Nadie habla de ultimátums, pero todos saben la situación. Que el proyecto se resquebraja; que el rumbo es preocupante. Que la exigencia del Real Madrid, en definitiva, es la que es. Un requerimiento tan elevado que bien podría considerarse exorbitante, pero que ha llevado al club al Olimpo de este deporte. El rendimiento está por encima de todo. Incluso de leyendas. Incluso, por ende, de Xabi Alonso.
Hay una diferencia entre el día del juicio y el del juicio final. El primero ya es inevitable; el segundo, aún puede ser evitado. Pero juicio, habrá. Esta noche, a las 21:00, en el Bernabéu. Ante la mirada de casi 80.000 espectadores; del mundo entero. Ha llegado pronto, muy pronto: hoy, Xabi Alonso cumple 199 días como entrenador del Real Madrid. Firmó para tres temporadas y sin embargo, a los seis meses ya camina por la cuerda floja. Como un funambulista. Por ponerlo en perspectiva: Xabi lleva sólo el 17% de su contrato. Pero su proyecto es endeble, insuficiente, humano. Su Madrid no está estando a la altura.
“Esto tiene que cambiar”
A partir de ahí, que hable el balón. Y que hable el Bernabéu. Pero la situación está al rojo vivo. “Esto tiene que cambiar y las soluciones deben llegar de manera inmediata”, se opina desde la cúpula. Doce palabras que se resumen en dos. “Soluciones inmediatas”. A Xabi se le exige una reacción ante una dinámica preocupante: sólo dos victorias en los últimos siete partidos. Pero hay otro enfoque doloroso: los 9 puntos perdidos con el Barcelona. Su gestión está herida. La duda... es si de muerte.
Dudas en el palco
Desde el palco hay dudas. Primero, lo más importante: se le pide que sea Xabi Alonso. Que sea él, hasta el final. Sea hoy, mañana o en 2028. Que levante el freno de mano. Y este es un sentimiento también muy extendido entre la afición. Existe la percepción de que ha desacelerado en ciertas decisiones y haciéndolo, ha dejado de tomar las correctas. Que ha entrado en un laberinto de difícil solución. Que ni le representa, ni representa su idea. En definitiva, “que mee con la suya”, que diría Guardiola.
Y luego, hay decisiones, valga la redundancia, difíciles de entender. La más reciente, la semana pasada: Xabi Alonso hizo al equipo viajar a Bilbao el día de antes, algo que no gustó en el vestuario (en Liga, salvo que el partido sea pronto, lo habitual es viajar el mismo día por la mañana). Entre la marejada, esbozó una promesa: si se ganaba en San Mamés, dos días libres. Algo que sorprendió −incluso descolocó− en la plantilla. Hubo victoria; hubo tándem de días libres. Y a cambio... sólo un día para preparar el partido ante el Celta. Uno. Todo terminó en tragedia. Ese poco tiempo para trabajar un encuentro de Liga no ha gustado en el club. No se ha entendido.
Dudas en el juego
Pero la situación va más, mucho más allá de esta semana pasada. El juego no carbura y los resultados no acompañan. El barco hace aguas, es una realidad. La presión alta es imprecisa (“a veces lo hacemos... pero mal”, dejaba caer Tchouameni en rueda de prensa, ayer), los goles dependen de Mbappé, por mucho que se rehúya lo que es una realidad flagrante (25 de los 44 han sido suyos; dicho de otro modo, el 57%, más de medio Madrid) y en defensa, Courtois subsana una hemorragia evidente. Los síntomas son preocupantes. Pero el diagnóstico es alarmante.
Y dudas con los jugadores
Hay, directamente, un problema de base. En el núcleo. Que va más allá de una noche, incluso de varias semanas puntuales. El Madrid está fallando, en líneas generales. También los jugadores, cenital de la crítica de la afición (las encuestas de AS, así como las realizadas a pie de calle, dejan claro que son los principales culpables para el madridismo). Falta de actitud. De carácter, de colmillo; de cosas tan básicas, que van más allá del discurso de un entrenador. “Sí”, respondió ayer Xabi Alonso al ser preguntado sobre si sentía el apoyo de todo el vestuario. La realidad es diferente.
Noche clave
Hay dudas, como en todos los estamentos. Hay distanciamiento, como en todos los estamentos. Y hay sentimiento de frialdad, como en todos los estamentos. La situación es innegable. El pasado domingo, tras el varapalo ante el Celta (0-2), el palco se puso candente. Florentino fue el último en marcharse del estadio, tras muchas conversaciones y reuniones. Había dudas respecto al futuro inmediato. Serias dudas. La mañana siguiente, el presidente valoró acudir a Valdebebas a hablar con la plantilla, algo que finalmente no sucedió.
Pero eso dice mucho. Marca la temperatura de un termómetro al rojo vivo. Así está el Real Madrid, así está Xabi Alonso. Y así estará el Bernabéu, esta noche. En el día del juicio... quién sabe si final. Nadie habla de ultimátums, pero todos en el club saben la situación. Que urgen “soluciones inmediatas”. Que la exigencia del Real Madrid, en definitiva, es la que es. Bienvenidos al 10 de diciembre de 2025. Irá para bien o para mal; para un lado u otro. Pero hay noches que escriben la historia.
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