Rodrygo camina en el alambre
El brasileño, suplente en Anoeta, pasó inadvertido tras sustituir al lesionado Brahim… Pero ahora llega la Champions, su competición fetiche.
Los focos en el retorno del Madrid a la competición tras el parón de selecciones estaban en Rodrygo. Pero Ancelotti se los retiró. El paulista, la esperanza a la que se agarró una Brasil en profunda crisis (marcó el gol de la victoria ante Ecuador), venía siendo objeto de debate en las últimas semanas. Por su frágil situación en el once de Ancelotti, sus declaraciones y su polémica ausencia en la lista de nominados al Balón de Oro. Hasta tres veces le preguntaron a Carletto por Rodrygo en la previa del partido ante la Real y el técnico dejó en el once un mensaje de doble interpretación: Rodrygo no es indiscutible, pero se reserva a Rodrygo para las noches importantes. Esas veladas de Champions que ya asoman en el calendario y en las que el de Osasco brilla más que en cualquier otro escenario.
En un ataque de galácticos (Mbappé, Vinicius, Bellingham), Rodrygo, un peldaño por debajo en el estatus, se antojaba como la pieza más vulnerable. Su suplencia en Las Palmas dio patente de corso a esa etiqueta, con la que se siente incómodo, como había evidenciado una semana antes con un fugaz mensaje en redes. Ancelotti apagó el conato de incendio con palabras (“Él me dijo que el mensaje era fake, que no había dicho nada. Está contento aquí”) y redoblando su confianza: fue titular en el siguiente partido ante el Valladolid.
Durante su estancia con Brasil llegó la lista de nominados al Balón de Oro, que ninguneó sus 17 goles la pasada temporada, cinco de ellas en el camino hacia la 15. Y nueva marejada con una historia que publicó en Instagram recogiendo sus títulos y mejores momentos de la campaña. Una imagen (seis en este caso) que valía más que mil palabras. La respuesta, la mejor posible: gol a Ecuador para dar a la Verdeamarela su única victoria en los últimos seis partidos de clasificación para el Mundial.
| Goles en Champions | 23-24 | 22-23 | 21-22 | 21-24 |
|---|---|---|---|---|
| Mbappé | 8 | 7 | 6 | 21 |
| Haaland | 6 | 12 | 3 | 21 |
| Lewandowski | 3 | 5 | 13 | 21 |
| Benzema | - | 4 | 15 | 19 |
| Vinicius | 6 | 7 | 4 | 17 |
| Salah | - | 8 | 8 | 16 |
| Rodrygo | 5 | 5 | 5 | 15 |
Ancelotti esta vez fue ambivalente con Rodrygo. Cariño en sus palabras, jarro de agua fría en la alineación. “Para mí tiene la misma importancia que los otros. Él no me dice que tiene un problema [de celos], nunca me ha hablado de esto”, afirmaba el técnico en la previa. Pero en Anoeta probaba por segunda vez el sabor del banquillo, un aroma que no han paladeado Mbappé, Vinicius ni Bellingham (el inglés sólo ha estado disponible dos partidos), en esa odiosa comparación que se ha convertido en la medida de todas las cosas con Rodrygo. La lesión de Brahim adelantó su concurso ante la Real. Salió en el 24′ con una aportación irrelevante: intentó un regate (que no consiguió), no remató y sólo tocó el balón una vez en el área rival.
Ahora cambia la película. O al menos la banda sonora. Suenan los acordes de la Champions, el torneo fetiche de Rodrygo, en la que marca un gol cada 150 minutos, frente a los 321′ que tarda en hacer una diana en Liga. Lleva 20 en total en la máxima competición continental y 27 en el campeonato doméstico. En cada una de las tres Champions ha hecho pleno al cinco. Con 15 goles, sólo seis jugadores han marcado más que él en este trienio. Pero sólo Mbappé (ni Haaland ni Lewandowski) ha sido capaz de mantener esa regularidad, la garantía de hacer al menos cinco tantos por temporada. Llega el momento de Rodrygo.
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