¿Qué fue de Lucas Silva, la perla brasileña que fichó el Real Madrid y lo cedió al Olympique de Marsella?
El de Bom Jesus de Goiás regresó a su país natal tras no triunfar en Europa. Actualmente es una pieza clave en el Cruzeiro de la liga brasileña.
Cuando el Real Madrid anunció en enero de 2015 la incorporación por 13 millones de euros de Lucas Silva, mediocampista brasileño procedente del Cruzeiro, muchos lo señalaron como uno de los grandes proyectos del fútbol sudamericano. Con apenas 21 años, había sido figura en el Brasileirao, dueño de una diestra elegante y una madurez impropia de su edad. La operación se interpretó como una apuesta de futuro de la dirección deportiva blanca, que buscaba en él un heredero para el centro del campo.
Sin embargo, el salto a Europa no resultó como se esperaba. En la entidad merengue apenas dispuso de minutos (424) bajo el mando de Carlo Ancelotti. Más de lo mismo con Rafa Benítez (97’ divididos en tres amistosos). La competencia en la medular -con Kroos, Modric, Isco y otros nombres consolidados- lo relegó a un papel testimonial. Consciente de la necesidad de rodaje, el club decidió cederlo al Olympique de Marsella para la temporada 2015-16.
En Francia tampoco terminó de asentarse. Pese a que llegó con el cartel de internacional joven y promesa del fútbol brasileño, las dificultades de adaptación, un contexto colectivo inestable y la falta de continuidad le impidieron mostrar el nivel que había exhibido en Belo Horizonte. Tras su paso por la Ligue 1, su carrera entró en un bucle de cesiones y regresos a Brasil, donde intentó recuperar la confianza y el protagonismo.
A Lucas Silva lo persiguieron también problemas extradeportivos, especialmente vinculados a su estado físico. Informes médicos hablaron de riesgos cardíacos que, en su momento, incluso hicieron temer por su futuro en el deporte profesional. Tanto fue así que, cuando estaba pasando reconocimiento médico con el Sporting CP, el cuerpo médico del club lisboeta le detectó una arritmia y se acabó cayendo su fichaje. Aunque más tarde se confirmó que podía seguir compitiendo, la alarma afectó a su proyección internacional y limitó las opciones de establecerse en Europa.
Finalmente, el centrocampista volvió a encontrar cierta estabilidad en el fútbol brasileño, donde recuperó minutos y continuidad, aunque ya sin el brillo mediático de aquellos primeros años. Actualmente milita de nuevo en el Cruzeiro, el club que le vio crecer y que le acogió tras su corta estancia por Europa (además del Gremio, donde estuvo desde la 19-20 hasta la mitad de la 22-23). Y además con bastante importancia para su entrenador, Leonardo Jardim: siendo capitán ha jugado 21 de los 23 partidos posibles del Brasileirao (19 de ellos como titular).
Lo que en su día fue la gran esperanza del Cruzeiro y una inversión estratégica del Real Madrid terminó convirtiéndose en un caso paradigmático de cómo las expectativas pueden pesar tanto como el talento. Hoy, el nombre de Lucas Silva se recuerda como una de esas historias de promesa truncada, un futbolista con condiciones notables que nunca logró asentarse en la élite europea.
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