Preocupa Alaba
El austríaco volvió a fallar ante el Union Berlin y su rendimiento genera desconcierto en el Real Madrid. Venía de estar blando en el derbi, en el Clásico y ante el Betis.
El Real Madrid sacó adelante el partido de Berlín ante el Union y sumó su sexta victoria en seis partidos de la fase de grupos de la Champions League. Con apuros, marcando el 2-3 definitivo en el 89′, pero ganando al fin y al cabo, lo que suele diluir las lecturas pesimistas, aunque no del todo. En Alemania surgieron fallos que vienen repitiéndose este curso y que están costando puntos o poniéndolos en riesgo. Como la maldición que sufre el equipo desde los once metros, con tres penaltis fallados en partido oficial y otro en amistoso de pretemporada, con cuatro lanzadores distintos. O el rendimiento irregular de David Alaba, que en Berlín volvió a fallar y su despiste costó el 1-0 del Union. No es un evento aislado, el austríaco no anda fino y el Madrid lo nota.
Las circunstancias han otorgado a Alaba la titularidad en el once de gala del Madrid de forma prácticamente segura: la ausencia por lesión de Militao para la práctica totalidad del curso y la decisión del Madrid de no acudir al mercado de fichajes para reponer esa plaza dejó a Carletto con sólo tres centrales, Rüdiger, Alaba y Nacho, con los dos primeros como titulares habituales y el tercero con su clásico rol de hombre para todo de la defensa. El primer capitán blanco no logra romper ese estigma independientemente de su rendimiento, mientras que Alaba se mantiene en el once a pesar de que esta temporada acumula fallos con un coste evidente para el equipo.
En Berlín llegó otro más, un despeje defectuoso que dejó a Volland solo ante Kepa para que el delantero del Union anotase el 1-0 a placer, tras comerle también la tostada a un Lucas Vázquez que no llegó a tiempo para deshacer el entuerto. Fue el borrón más grave en una noche dispersa del ex del Bayern: dio bien 69 pases de 73, pero sólo acertó en el 40% de los que intentó en el último tercio del campo (el siguiente peor en el Madrid fue Joselu, con el 70%), no estuvo entre los cinco mejores recuperadores del equipo, no realizó ninguna entrada y sólo hizo una falta, a destiempo y que le conllevó una amarilla. En el 73′, le dejó el sitio a Rüdiger, que aprovechó que el partido no tenía exigencia competitiva para descansar las piernas.
Este fallo no costó puntos, por fortuna, pero no ha sido así durante la temporada; Alaba ha acumulado desaciertos que han desembocado en pinchazos. Como en el derbi del Metropolitano ante el Atleti, donde el error fue doble: primero perdió la marca de Morata en el 1-0, en el que el delantero remató muy solo, sin oposición; y en el tercero Morata se le volvió a escapar, una acción en la que, además, cargó las tintas sobre Fran García con una bronca evidente sobre el césped poco justificada a tenor de lo sucedido en la acción. Aquel día, el Madrid perdió el derbi por su debilidad aérea y dicha debilidad tuvo nombre y apellido: David Alaba.
Fueron tres puntos que volaron, como pudieron volar los del Clásico de Barcelona, en el que el equipo culé se adelantó gracias a un tanto de Gündogan en el que el austríaco se durmió para salir al corte. Fue, sin embargo, un error compartido con Tchouameni, que hizo un despeje hacia su portería peligrosísimo, y con Carvajal, que tampoco terminó de arrancar para despejar. Pero fue Alaba el que salió en la foto del gol y hacia él se giraron los focos, una vez más. Por fortuna, Bellingham arregló el desaguisado con un doblete en la segunda parte y no hubo pinchazo que lamentar. Pero fue también la constatación evidente de que no está siendo la temporada del austríaco.
Alaba en el Madrid, de más a menos
La última semana no ha sido la mejor para Alaba, pues llegó a Berlín con media estocada tras haber estado blanco en Sevilla ante el Betis, en otro partido en el que el Madrid perdió puntos. Cedió demasiado espacio a Ruibal, confiando probablemente en que no iba a soltar el zapatazo que arreó el lateral bético para hacer el 1-1 final. Con un poco más de presión, quizás ese tanto nunca habría llegado y el Madrid seguiría líder de la Liga. Difícil saberlo.
Alaba atraviesa su tercera temporada en el Madrid, un camino de claro más a menos. Arrancó a gran nivel, formando una pareja de nuevo cuño junto a Militao que dio frutos al instante y protagonizando, además, una de las imágenes de la Champions 14, su ya mítica celebración con la silla blanca del Bernabéu tras la remontada ante el PSG. El curso pasado perdió cierto fuelle, coincidiendo con la llegada de Rüdiger; en el Madrid se planeó que pasase a jugar de lateral para dar cabida al alemán en el once, pero Ancelotti no lo vio claro e insistió con él en el centro de la zaga. Esta temporada tiene complicado salir del equipo inicial por la coyuntura, pero el nivel que está mostrando Rüdiger es una amenaza evidente para él cuando Militao vuelva a estar disponible (todo, claro, pendiente de cómo reaparezca el brasileño de su rotura de cruzado). Eso llegará al final de esta campaña o ya de cara a la siguiente. La presente es de Alaba, cuyos fallos preocupan más y más en el Real Madrid.
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