Nuevo orden en el PSG
El debut europeo ante la Juventus evidenció el cambio táctico que ha iniciado el conjunto de Galtier y que necesita de la implicación defensiva del Messi, Neymar y Mbappé.
No hay equipo más exigido y al que se le ponga tanto bajo la lupa como el PSG en esta Champions. Las sacudidas sufridas por un proyecto faraónico en el pasado reciente suponen una obligación extra. Sin compañía en Francia, la competición continental es el único asidero que justifique a un club al que la llegada de Galtier y Luis Campos a los mandos deportivos parece haberle dado un punto de racionalidad. El giro táctico al jugar con tres centrales y carrileros le sienta bien. El estreno ante la Juventus siguió los pasos de sus primeros partidos en la Ligue 1, pero la entidad de un rival aristocrático, aunque venido a menos, ofrece una imagen más fiel de lo que puede ser. Sin abandonar su debilidad atrás, se atisba un cambio en el compromiso colectivo del equipo que empieza por su fantasioso tridente.
Si algo positivo dejó el encuentro ante la Juventus para el PSG, más allá de la categoría futbolística de los de arriba, fue la implicación defensiva de todos los jugadores. Con salvedades, pero en líneas generales dedicaron un gran esfuerzo. Desde los primeros pases de la Juventus, el PSG orientó la presión para intentar que el conjunto italiano saliera por fuera. Messi, Neymar y Mbappé fijaron en zonas intermedias y bascularon con sentido para entorpecer la posesión juventina. Esta actitud permitía a Vitinha y Verratti tapar por dentro y a Achraf y Nuno Mendes saltar en la banda.
Además, el PSG demostró una activación tras pérdida interesante. En esa faceta precisa de que el tridente se involucre tanto como el resto de compañeros. Si no es así, le resultará imposible hacerlo de forma coordinada y se desnudará ante posibles transiciones de los rivales. Contra la Juventus, de más a menos, lo consiguió ejecutar con cierta efectividad.
Con Messi, Neymar y Mbappé más comprometidos, Verratti y Vitinha pueden asegurarse un mayor control en la medular. Se trata de un dúo muy creativo, quizá en exceso en caso de alcanzar rondas y escenarios de tronío más adelante en esta Champions, pero con intuición para interceptar y recuperar. Seguro que echarán en ocasiones en falta un perfil más físico a su lado o un tercer hombre, figura que Galtier está utilizando en los tramos finales de los partidos. Aun así, su dominio de los tiempos, movilidad y capacidad de asociación configuran un PSG más armónico y afilado y otorgan al tridente unos socios más que fiables. Tanto Verratti como Vitinha destacan en el juego de posición. Messi lo agradece cuando baja a recibir; también Neymar. Y los desmarques de ruptura de Mbappé potencian sus secuencias de pases. Los tres se sirven de la posición tan abierta de los carrileros para verse más liberados entre líneas.
El PSG es un equipo que goza de una precisión casi inigualable en el pase (solo el Madrid tuvo un mayor acierto en las entregas en la primera jornada de Champions) y que explota como pocos las transiciones ofensivas a la luz de la calidad de sus jugadores y la velocidad explosiva de Mbappé. Apenas el Nápoles y el Dinamo de Zagreb protagonizaron más jugadas al contraataque que los parisinos.
La estructura de Galtier también protege mejor al PSG con los tres centrales. Todavía se observan faltas de entendimiento en las marcas entre Ramos, Marquinhos y Kimpembe, pero su alineación conjunta favorece las correcciones defensivas y cubre las espaldas a los carrileros. Hay más gente por detrás en caso de que toque replegar. Es una simple cuestión numérica. Además, como hizo Ramos en alguna ocasión ante la Juventus, ayuda en la construcción de los ataques posicionales con apariciones interiores por sorpresa.
Esto no quiere decir que el PSG haya resuelto en tiempo récord todas sus dificultades defensivas. Ni mucho menos. Aunque los tres de arriba han reorganizado sus responsabilidades sin balón, siguen ahorrándose alguna carrera, una situación que provoca algunas costurones en el carril central y en los costados. Verratti y Vitinha se pueden ver expuestos y los carrileros ser víctima de algún dos contra uno. Además, la Juventus abrumó al PSG con centros laterales a los que ni Ramos, ni Marquinhos, ni Kimpembe respondieron con firmeza. Todo lo contrario. El PSG nunca abrochó su área y concedió hasta 13 acciones de remate al equipo de Allegri.
Son defectos lógicos en este proceso de cambio abierto por Galtier. Sin embargo, las primeras señales son positivas a nivel general y dibujan un PSG con más hechuras y posibilidades tácticas para dar lo mejor de sí mismo. Es un principio y un nuevo orden. El tiempo dirá si le es válido para un propósito que hasta ahora se le escapa temporada a temporada. La historia también acostumbra a jugar en la Champions...