Nico Paz ya avisó en verano
El tinerfeño fue el héroe ante el Nápoles y confirmó los detalles que ya deslizó en la pretemporada. Esos que llevaron al Madrid, adelantándose al Atleti, a reclutarle en categoría alevín.
“Estoy flipando, la verdad”. Era para estarlo. Nico Paz entró en escena en el 65′ y se agenció el rol principal de la obra. Con el partido ante el Nápoles empatado a dos, el tinerfeño caracoleó en tres cuartos, amagó a Cajuste, verticalizó una corta carrera y desde unos 25 metros, pam. Zurdazo secó, al palo corto. Meret pudo hacer más, pero el protagonista era Nico Paz. El 3-2. Sobre la bocina Joselu sentenció, pero los focos fueron para el 32. Con 19 años y 82 días, la joya más brillante de La Fábrica estrenaba su cuenta goleadora con el primer equipo. Se ganó el abrazo de sus compañeros y de Ancelotti. En persona y ante los micros: “Es un talento enorme, lo tiene todo para jugar aquí. Ha aportado lo que todos esperaban y en un momento de dificultad”. El debut no llegó hasta el pasado 8 de noviembre ante el Braga, pero desde entonces Nico no ha parado de sumar.
En su estreno saltó al campo en el 77′, después llegarían los duelos ligueros ante Valencia y Cádiz donde también gozó de minutos en el tramo final y contra los partenopei, gran oportunidad. Casi media hora teniendo en cuenta el descuento. Frente al Braga ya había dejado pinceladas del descaro y desparpajo que su fútbol lleva intrínseco (cuatro regates completados, más que nadie). Pero ante el Nápoles, el primer Big Bang. Lógico que tras el encuentro, ante las cámaras de Movistar+, se mostrase exultante. “Esto es un sueño, por un momento ni me lo creía. Me atreví, estaba en modo automático y no sabía ni lo que estaba haciendo. Le pegué y...”.
Olvidó que era el Santiago Bernabéu y la Champions e hizo gala de la misma valentía y contundencia en el golpeo con la que lidera al Castilla (es pichichi del filial, con seis goles). La misma que ya tienen interiorizada sus compañeros del primer equipo. En la pasada temporada ya conocieron de primera mano sus hechuras y en verano todo se potenció. La lesión de Ceballos le abrió la puerta de la pretemporada y gozó de minutos importantes ante Milan, United y Juventus. Todos los amistosos excepto el Clásico de Dallas. Pero fue en los entrenamientos donde centelleó. En los corrillos de los allí presentes era un nombre perenne. Algo que fue añadiendo decibelios a medida que avanzaba el verano.
En UCLA, primer cuartel general blanco, fue donde más mostró ese disparo sobre el que se ha sustentado su primer tanto como profesional. En los partidillos era uno más, ya fuera como mediapunta, interior o falso nueve. Y tras los entrenamientos los móviles humeaban con las rutinas de disparos desde fuera del área. Ahí, Nico rozaba el pleno, enjaulando un gol tras otro. Y ya en Dallas pinceló una jugada de museo. Control orientado, conducción rápida y zurdazo. Muy al estilo del tanto que le hizo flipar ante el Nápoles, aunque de más elevada factura pues telegrafió el palo largo de un Lunin cuya estirada fue insuficiente. “¡Oh!”, exclamaron sus compañeros. “¡Bien, Nico!”, gritó el cuerpo técnico. Ancelotti también se entregó a él en sala de prensa: “Nico es un jugador con mucho talento. Es muy joven y parece jugador del primer equipo. No queremos meterle presión, pero la calidad la tiene toda para jugar en el Madrid en el futuro”. Ya lo hace, tras avisar en la estadía norteamericana.
El Madrid se adelantó al Atleti
Todo eso es el presente, donde Nico es la gran esperanza de la cantera, la aparición más fulgurante de los últimos años. Pero su aterrizaje es un éxito de la red de ojeadores que tiene el Real Madrid repartidos por el planeta. En este caso, en las Canarias. Allí destacaba Nico en categoría alevín en el Tenerife. En el Alevín A, concretamente, donde su padre Pablo (exinternacional argentino y exjugadores, entre otros, del propio Tete) se encargaba del Juvenil de División de Honor. Y allí estaba Sixto Alfonso, ojeador del club blanco en la zona desde 2001. Un profesional que reclutó, entre otros, a Jesé, Omar Mascarell o Raúl Asencio y Borja Alonso, actuales jugadores del Castilla. El Real Madrid quedó prendado del talento del joven, a quien llevaban oteando desde diciembre de 2015. Pero fue en abril de 2016, tras la Danone National Cup donde un Nico de todavía 11 años brilló -a pesar de la derrota en la final ante Las Palmas (4-2), marcó los goles de su equipo-, entabló contactos con su padre.
Una conversación fructífera donde Pablo Paz le reconoció que tenían una oferta importante del Atlético. No obstante, escucharían la propuesta que el Real Madrid tuviera en mente. Con una condición, mantener el núcleo familiar. Lo habitual en este tipo de reclutamientos es que los chicos vivan en la residencia de la Ciudad Deportiva, pero en el hipotético caso de que se cerrase la operación, Nico lo haría con su familia, que se trasladaría a la capital. Así fue. Antes del acuerdo definitivo, llegaría el Campeonato de España de categoría alevín, momento en el que llegó el visto bueno definitivo por parte de la dirección deportiva del club. Con esta información y seducido por el proyecto de futuro, se dio el ‘sí'. En Chamartín se adelantaron a los rojiblancos y hubo apretón de manos. Los Paz se mudaron a Madrid, Nico se incorporó directo al Infantil B y el resto es una historia cuyos primeros capítulos en el profesionalismo comienzan a ser escritos.
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