Mucho músculo, poco filo
La apuesta por la potencia física en el centro del campo no ofreció beneficios en Lille: apenas dos tiros a puerta hasta el minuto 86. El arreón final llegó con Modric y Güler en el campo. Mbappé tampoco mejoró nada.
El Madrid firmó la que probablemente haya sido su actuación más pobre en ataque de la temporada. Estadísticamente, queda maquillada por el arreón final, que infló unas cifras hasta entonces muy pobres: entre el minuto 86 y el final del encuentro tiró entre palos cuatro veces y pudo marcar perfectamente el empate. Pero la pintura de su partido hasta ese momento era dantesca: apenas dos tiros entre palos, de Vinicius y Endrick, y una sensación constante de falta de conexión en el centro del campo. La ausencia de Kroos se sigue notando; Ancelotti trata de combatirla con músculo (ayer la medular la formaron Tchouameni, Camavinga, Valverde y Bellingham), pero no funciona.
De hecho, no funciona ni al toque, lo cual era de prever desde la marcha del alemán, ni al galope, que era la gran apuesta blanca para este curso: un Madrid tirando del Blitzkrieg (ataque relámpago), de fundir en velocidad los plomos del rival. En Lille no pareció imponerse a campo abierto en ningún momento al rival y, de hecho, las grandes ocasiones llegaron cuando Carletto sustituyó la potencia física por la finura de Modric y Güler.
Sólo hizo un ataque en transición rápida, fue el partido en que acumuló menos saques de esquina (3) y menos regates intentados (11) y, para colmo, anduvo nulo de puntería, pues hizo más grandes ocasiones que en cualquier otro choque de la temporada (cinco, cuatro de ellas en ese arreón final), pero no embocó ninguna. Ancelotti no escondió la falta de seso en la creación: “Nos ha costado generar, crear, la posesión ha sido lenta, con pocas ideas…”. Y no es un evento aislado: apenas ha hecho 14 remates entre palos juntando sus tres últimos partidos (Alavés, Atleti y Lille); sólo en el duelo ante el Espanyol hizo otros 14. Y la entrada de Mbappé no mejoró la escena: en 39 minutos, el francés dejó un bagaje muy pobre, sin disparos y con apenas un regate y una recuperación.
La imagen del centro del campo del Madrid fue la misma casi todo el tiempo: todos corriendo tras el impresionante Bouaddi, de 17 años y que firmó un duelo casi perfecto (43 pases buenos de 44). Una vez más, la presión fue disfuncional y acabó ocasionando cinco amarillas. Ancelotti, con todo, no quiso mirar a la parcela física: “Ha sido una mala noche, no hay que buscar excusas. Todo bastante mal...”.
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