Llorente, chico para todo
El madrileño comienza de delantero, pasa al medio y acaba en el carril. Un tres en uno. Complicado adaptarse a todo.
Polivalente: Adjetivo, dícese de aquella persona que vale para muchas cosas. Si la RAE se plantea situar a la primera acepción de la palabra una imagen, en el argot futbolístico hay un candidato claro: Marcos Llorente. El madrileño demostró todas sus variantes en Milán.
Cómo iniciar el partido de delantero y acabar en la retaguardia tras haber pasado previamente por el medio. Llorente es el chico para todo de Simeone. En ocasiones, quizás hace demasiados papeles en un mismo escenario. El 14 fue el elegido para situarse en la punta de ataque como acompañante de Griezmann. Morata no llegaba en plenas condiciones, Memphis no da garantías en el aspecto defensivo y Correa no es una referencia para bajar balones y correr al espacio. Y, si se busca parche, Llorente es el mejor del mercado.
Contra Las Palmas había conseguido un doblete participando en punta. Ante el Inter no tuvo espacios, se vio encorsetado y trabajó para intentar mover a los centrales e incluso acabar dos jugadas defendiendo en área propia. A los 54 minutos, tras nueve de mucho sufrimiento en la segunda mitad, Simeone agitó el avispero. Morata al campo. Y Llorente a la línea de tres centrocampistas. Ahí tuvo su ocasión de gol, un balón de De Paul por fin al espacio y al que estuvo a punto de llegar antes que Sommer.
14 minutos duraría el plan Llorente en el medio. Barrios sustituía a Nahuel Molina y era el chico para todo el encargado de situarse en el carril derecho. El Inter estaba haciendo daño a la espalda del argentino y la velocidad de Llorente era un valor seguro para intentar remediarlo. Finalmente, un error entre Reinildo y De Paul acabó en el gol del Inter. Un tanto que tocará intentar remontar en el Cívitas Metropolitano. Y para ello debe ser importante Llorente. El delantero. El medio. El carrilero. El tres en uno.