Liverpool late por Klopp
Las calles de la ciudad son un museo al aire libre de la idolatría que ha generado el preparador alemán con sus éxitos.
“Incluso si se marcha mañana, será uno de los tres mejores entrenadores de nuestra historia”. Un paseo por Liverpool, por sus calles, y no tarda en saltar a la vista que el sentimiento para con Jürgen Klopp va más allá del mero lazo entrenador-aficionado-ciudad. John Culshaw es quien encabeza esta defensa al técnico alemán. John es uno de los afortunados artistas que viven de manera profesional de su talento. “Hace cuatro años empecé a pintar murales y me ha ido bien”, explica a AS. “Todo comenzó con Klopp”, dice señalando un muro en reconstrucción, donde el derrumbe del edificio sólo ha dejado los brazos de Jürgen a la vista.
“Fue mi primera obra, gustó mucho y ahí comenzó todo”. John creó una de Luis Díaz en el muro de enfrente, otra de Steven Gerrard al doblar la esquina. Todos a unos metros de Anfield. Muchos jugadores actuales tienen el suyo (Henderson, Alexander-Arnold, Salah...); también las leyendas (Dalglish, Shankly, Paul Curtis...). Pero el favorito en los muros, la imagen que más se repite, es la de Klopp. “Cuando me piden trabajos, en bares, restaurantes o oficinas, es, con diferencia, el más demandado”. Si el rumbo del equipo no está siendo firme el curso, la confianza en Klopp permanece intacta. “Si hay algún culpable, soy yo. Y me quedaré a arreglarlo”; la promesa del alemán, cuando peor venían dadas, no cayó en saco roto. “Se ha ganado nuestra confianza. Si dice que logrará que volvamos, lo haremos”, razona un aficionado red a la salida de Anfield. Sus compañeros asienten. “Es que es así, es uno de los nuestros”, añade John.
El Jürgen’s, todo en torno a Klopp
No sólo de murales y palabras de admiración y agradecimiento se alimenta ese sentimiento. “Servimos desayuno alemán”, reza un cartel en el frontal de Soccer Suits Guest House, un pequeño emplazamiento con apartamentos. ¿Acompañando la frase? Por supuesto, una imagen de Klopp. Más allá del abrigo de Anfield, ídem. El Jürgen’s enfrenta el muelle, Albert Docks, uno de los centros neurálgicos de la vida scouser. Un pub engalanado por y para el entrenador alemán. Dentro, obviamente, idolatría. “¡Terminó con la maldición de la Premier!”, exclama un cliente habitual al ver que el protagonista del reportaje es Klopp. Es él quien dibuja la siguiente parada de AS: “A Jamaican Street, allí tenéis a Klopp... y a Bob Marley”. Contrastes. A espaldas del Jürgens aparece, dicen, el mural más fotografiado. Un colorido dibujo creado por otro artista local en honor a la Premier de 2020. La del fin de una maldición de 30 años de perseguir esa corona.
Houllier (2001-02), Benítez (2008-09) y Rodgers (2013-14) quedaron segundos. También Klopp el curso anterior y con 97 puntos, pero el City lo frustró. La Champions había aparecido en las vitrinas dos veces (2005 y 2019), pero en Liverpool era la Premier la que robaba el sueño a la afición. Más si cabe cuando en su ciudad vecina, al United se le unía el City como nuevo tirano.
A unos pasos de esa gigantesca pintura, la estatua de Bob Marley con otro Klopp, a su izquierda, con el corazón en el pecho. El firmante, un artista de Mánchester que enterró rivalidades para dejar también su impronta en la galería de arte callejero que es Liverpool. Un museo donde las Monas Lisas son los variados murales de The Normal One.
45 libras por el muro de los campeones
Para abrochar el recorrido, vuelta a Anfield, al muro de los campeones. Ahí, en el recinto, una enorme obra de arte colorea una de las paredes exteriores de la tienda del Liverpool. Una iniciativa del club donde los aficionados pueden enviar fotografías. Por 45 libras, formarán parte de ese The Champions Wall, donde se recoge el palmarés del equipo, en un collage formado con las propias imágenes de los aficionados. Arriba, las 19 ligas, 6 Copas de Europa, 3 Europa Leagues... que el club ha ganado. Abajo, los héroes que lograron los éxitos sobre el campo. En el centro del collage, Jürgen Klopp levantando la Champions de 2019. El fútbol es una religión en Liverpool. Y Klopp, mucho más que un entrenador.