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CHAMPIONS

Juary, el último héroe del Oporto contra el Barça que se salvó en un terremoto

En una noche de perros en el viejo Estadio de Das Antas, el brasileño le hizo un hat-trick a los azulgrana, que se salvaron por un gol de Archibald. Fue la última vez que los dragões vencieron al Barça. Juary sería luego también el héroe de la final del Prater. Su vida da para un libro.

Actualizado a
Juary hace el 2-1 de la final del Prater contra el Bayern.
DIARIO AS

El 6 de noviembre de 1985 llovía a cántaros en el legendario Estadio das Santas, pueden revisitarse los vídeos en Youtube. El Barça le había ganado al Oporto 2-0 en la ida de los octavos de final de la vieja Copa de Europa (”nos robaron en Barcelona, sospecho que sus jugadores contribuyeron a pagar al árbitro, dijo Octávio Machado, ayudante de Artur Jorge, entonces entrenador portista) la vieja obsesión azulgrana. Y aquella noche de perros estuvo a punto de convertirse en otro día maldito para el equipo que, entonces, dirigía Terry Venables. Todo, por Juary Jorge dos Santos Filho, un delantero brasileño que Artur Jorge utilizó como arma secreta para intentar. A la desesperada, la remontada ante el Barça.

En el minuto 58, con 0-0, Juary salió por Semedo al campo; y en menos de media hora, le hizo un hat-trick a Urruti. El 1-0 (60′), después de un tremendo error de Calderé, que cedió el balón atrás sin advertir que Juary estaba junto a Urruti. Lo regateó con facilidad y marcó. Diez minutos después, y en medio del tremendo aguacero, se plantó sólo de nuevo ante la portería del Barça y batió con sencillez a Urruti. Das Antas enloqueció. El Oporto empataba la eliminatoria. Para cuando Juary hizo el tercero (89′) después de un centro de Jaime Magalhães, Archibald había marcado el gol que, gracias al valor doble de los tantos fuera de casa, clasificaba al Barça.

“Fue una locura ese partido. Ese Oporto tenía una cualidad. Respetábamos a todos, pero no le teníamos miedo a nadie. Era el Barça de Schuster, pero no nos preocupábamos de quién era el rival”, recordaba este martes, en O Jogo, Juary, quien ya intuía el éxito de aquel Oporto, que poco después (antes que el Barça) ganaría su primera Copa de Europa: “No éramos muy conocidos pero teníamos jugadores que desequilibraban como Futre, Gomes o André”. Juary fue el último héroe del Oporto contra un Barça. Aquella noche se quedó sin gloria. Y en la ida la habían anulado un gol por fuera de juego dudoso y tampoco le habían señalado un penalti del “tamaño de la Torre de los Clérigos”). Pero la vida le reservaba un momento mejor. Una temporada después, fue el jugador del Oporto que marcó el 2-1 contra el Bayern que significó la primera Copa de Europa en la historia del FC Porto.

La vida de Juary, por lo demás, tiene para un libro. Nacido en el seno de una familia pobre en São João de Merito, Baixada Fluminense, asegura que en su casa “nunca faltó comida”, pero aprendió a jugar al fútbol descalzo, partiéndose una y otra vez las uñas de los pies. Juary quiso estudiar. Concretamente, Derecho. Mucho más, cuando un tío suyo fue asesinado por policías que andaban buscando a una banda de delincuentes y mataron a la persona equivocada. “Quería hacer justicia”, cuenta Juary en A Bola este miércoles.

Su vida, sin embargo, cambió. Babá, jugador del Santos, había visto jugar a Juary y convenció al padre para que lo llevase a Vila Belmiro. Engañado (su padre le dijo literalmente que se iba comprar tabaco y no volvió), se quedó ya interno en las instalaciones del Santos, donde se consolidó y saltó al Guadalajara mexicano para ganar dinero. De allí, y pese a demostrar un talento para ir a un club más grande, fue vendido al Avellino italiano, donde tardó poco en convertirse en ídolo. También fue allí donde salvó la vida. “Habíamos ganado un partido 4-2 al Ascoli. Estaba desnudo, como era mi costumbre, en casa, y escuché un barullo ensordecedor. Salté para atrás porque creía que era una bomba. Pero no, la tierra había temblado. Murieron 3.000 personas en un minuto. Me acuerdo de ir en el coche del portero Tacconi para ver cómo estaban nuestros compañeros de equipo. Por suerte, estaban bien. Recuerdo que canté en un disco que sacamos para ayudar a las víctimas y a las familias”. Después de alguna aventura más amarga, como en el Inter, Pinto da Costa lo rescató para el Oporto, donde todavía hoy sigue siendo ídolo. El del gol del Prater, pero también el del hat-trick al Barça.