Griezmann se afila para el final
El francés recupera el gol antes de Dortmund, con un doblete ante el Girona. Es el jugador que más goles han marcado entre todas las competiciones.
“Estoy disfrutando”, decía Griezmann con una sonrisa de esas que no caben en la cara al término del partido en el Metropolitano ante el Girona. Con el agua del hielo en su tobillo del esguince, el derecho, aún corriendo por su pie y después de dos goles que atestiguan que, aunque haya dolor, las ganas de soñar son más grandes, y miran de frente al final de temporada. A Dortmund y ese reto volver a una final de la Champions cincuenta años después de la de Bruselas, diez más tarde que la de Lisboa, ocho de la de Milán. Agradecido, siempre agradecido a los fisios que miman su articulación para que pueda dar pasos adelante. Antoine afila la bota para Alemania, para tratar de alcanzar las semifinales de la Champions.
Son cinco goles ya en los que aventaja a Luis (178 por 173) en la lista histórica de los hombres que más hicieron con la rojiblanca alcanzaba también a Santillana en la de la Liga (@pedritonumeros), ambos en el duodécimo lugar. Los de Girona su número 20 y 21 de la temporada, lo que le convertía en el jugador del torneo que más ha marcado entre todas las competiciones (21 en 41 partidos), por delante de Bellingham (20 en 33), Lewandowski (20 en 41) y su compañero en el Atlético, Álvaro Morata (20 en 43). Ha dado también ocho asistencias, la última ante el Borussia en la ida de cuartos de final. Vuela, vuelve a volar en su capa. A pesar del hielo con el que acaba su tobillo en todos los partidos.
“Mi fuerza es anticiparme a las cosas”, que contaba en su biografía Detrás de una sonrisa, editado por Martín Roca en 2017, un libro imprescindible para conocer quién es Griezmann, qué siente, qué ha vivido, cómo se hizo el mejor futbolista del mundo ese niño rubio al que en Francia rechazaron para el fútbol por “demasiado bajito” hasta que llegó la Real Sociedad. Pero es que la raíz siempre encuentra al agua y el hijo de Isabelle y Alain había nacido para el fútbol, como su abuelo, Amaro, futbolista del Paços de Ferreira en Portugal. “Cuando recibo el balón, sé dónde están situados mis compañeros. Analizo las cosas a priori para sorprender mejor al defensa. Para hacerle daño, puedo desplazarme a un lado o ponerme detrás del número 6 y pedir un pase en profundidad. Estoy atento al lugar donde va a caer la pelota”, revelaba.
Simeone lo vio nada más recibirle en la pretemporada del Atlético en Los Ángeles de San Rafael, Segovia, en el verano de 2014, para entregarle su pizarra y volar ambos. Entrenador y jugador. Sobre su capa. “Mirá, a los futbolistas cuando vos le decís: ‘Jugá libre’ y no lo interpretan bien. Griezmann es el primer futbolista que tengo que vos le decís: ‘Jugá libre’. Y lo hace todo bien”, le confesaba el Cholo a Julio Maldonado, Maldini, en un Espacio Reservado de Canal+ (hoy Movistar+) en 2016. Lo pulió el argentino tras una dura mili que le quitó todo el carbón al diamante que había recibido como un regalo. Ese francés que se fue a Barcelona para regresar al lugar donde era feliz. El Cholo. El Atleti. Su capa rojiblanca.
La herida en Milán, la venda por venir
“Quiero ser un matador en el área cuando lo que me gusta es lo colectivo”, que escribía también en su biografía. “Aquel 28 de mayo de 2016 en el estadio de San Siro (la final de la Champions ante el Madrid en Milán) será siempre un recuerdo agridulce (...) Apenas había comenzado el segundo periodo cuando nos pitaron un penalti a favor tras derribar Pepe a Fernando Torres, que había recibido un pase mío. Entre el momento en que Mark Clattenburg pitó y el trayecto hasta el punto de penalti para tirarlo, solo tenía una idea en la cabeza: ‘Tiras al centro y entra’. No cambié de idea. Mi disparo fue rechazado por el travesaño. Me sentí triste, nervioso. Montones de hechos negativos se agolparon en un minuto”. Ese viaje ida y vuelta en el puente aéreo Madrid-Barcelona después el Atleti sueña con alcanzar otra final. Queda el Muro Amarillo en Dortmund, el Barça o el PSG en la semifinal pero su bota se está afilando, bajo el hielo, acunando solo calor. Y bailar lo que Amaro, su hijo, mande como a Amaro, abuelo, le hubiera gustado ver hacer a su nieto. Historia del Atleti ya y, desde hace un año, el mejor futbolista del mundo.
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