El eterno sostén
La sustitución de Koke y Giménez vino acompañada de tres goles del Arsenal en seis minutos. Gallagher y Ruggeri bajaron el listón pese a ser inversiones. Dependencia de la vieja guardia.


Pasan los años, pasan los jugadores... y se mantiene la columna vertebral. El sostén, ajado en el físico por el paso de los años, pero con un nivel de fútbol que hasta el momento ha sido imposible de igualar. Si el triunfo contra Osasuna llegó con la imprenta de la parada salvadora de Oblak en el último minuto, en la derrota en Londres volvió a quedar patente que Koke y Giménez son todavía insustituibles. Algo que se repite con los años.
Los dos únicos futbolistas presentes en aquella Liga 2013-14 y, en el caso del capitán, el único en estar en la plantilla desde antes de la llegada de Simeone. Dos líderes sobre el césped cuya ausencia vino acompañada de la debacle contra el Arsenal. Es cierto que el Atlético ya había encajado el primer gol en ese balón parado en el que estaba en sobreaviso y precedido de una falta inexistente. Pero, tras su sustitución a los 62 minutos, llegó una tormenta con tres goles locales entre el 64 y el 70.
Gallagher, sustituto de Koke, no llegó o no quiso cortar con falta la conducción Lewis-Skelly que desembocó en el tanto de Martinelli. Un recurso táctico que difícilmente se le habría escapado al capitán. Y la entrada de Ruggeri trasladó a Hancko al centro, donde Gyökeres fue el jugador más beneficiado de la situación. Hasta entonces anulado, el sueco consiguió un doblete para desquitarse de las críticas que le acompañaban. Tuvo fortuna en el primero, con un desvío en el pie de Hancko. Y aprovechó otra desatención defensiva a balón parado para hacer su doblete en una acción donde Ruggeri era su defensor y no llegó a taparle tras otro cabezazo de Gabriel.
Un cambio, el de Giménez, condicionado por su estado físico. Después de casi cuatro meses sin poder competir, regresó contra Osasuna para estrenarse este curso y que Oblak consiguiese la segunda portería a cero de toda la temporada. Completó el duelo y solo 72 horas después volvió a ser de la partida, pero con la intención de evitar una posible nueva recaída. El Atlético ha realizado una inversión importante en los dos últimos veranos y ha cambiado a 15 de los 24 jugadores de su plantilla. Un proceso que necesita tiempo, adaptación y nivel de los nuevos. Porque son los viejos rockeros los que se mantienen indispensables. Koke cumplirá 34 años en enero, Giménez 31, Oblak 33 y Griezmann 35 en marzo. Pero hoy en día vuelven a ser la columna rojiblanca.
Julián, Barrios y Giuliano lideran el recambio
El Atlético necesita líderes. Sobre el césped y en el vestuario. El gran objetivo de los dos últimos veranos ha pasado por rejuvenecer la plantilla y quitar años a las piernas. Pero no todos los fichajes están consiguiendo convencer. Sí lo hace Julián Alvarez, la estrella indudable de la plantilla. El argentino tuvo las dos mejores ocasiones para adelantar al Atlético en Londres. Una se marchó rozando el palo y la otra se estrelló directamente con el larguero. La Araña es el crack y los canteranos dan la cara, con Barrios y Giuliano demostrando su capacidad para no arrugarse nunca.
Las lesiones han impedido ver a Baena, Almada y Cardoso con continuidad, tres fichajes firmados para ser claves. Sorloth, Gallagher, Lenglet y Le Normand, sumados en 2024, no acaban de disipar las dudas. Ruggeri y Raspadori, de este verano, no son protagonistas. Su nivel está en duda y se pagó por ambos un combinado cercano a los 40 millones. Hancko y Nico tuvieron una mala noche, pero sí vienen cumpliendo. Pubill es todavía una incógnita y Carlos Martín solo pudo brillar en el amistoso de Libia. Se necesita un paso adelante de los nuevos.
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