El espectacular renacer de Neres
El extremo del Benfica destrozó a la Juventus. El Shakhtar tenía una deuda con el club portugués por Pedrinho y la liquidó con el pase del ex del Ajax. Una ganga.


“Un David y muchos Goliats”. La primera página de A Bola resumía en una frase lo acontecido el miércoles en el Juventus Stadium. El 1-2 final sí que no reflejaba el baile tremendo al que le sometió el Benfica de Roger Schmidt, y sobre todo de Neres, al equipo piamontés en su feudo. Si no es por Perin, por el poste y por alguna acción salvadora de Bonucci, la Juve se podía haber llevado un revolcón histórico. El Benfica fue una filarmónica bajo la batuta de un Neres renacido y endemoniado. En el 70′, Kostic dejaba el campo sustituido por Allegri y casi respiraba aliviado. El serbio había sido sometido a un maltrato brutal por David Neres. El extremo brasileño destrozó a la Juventus con su pausa, su habilidad, su inteligencia y su verticalidad. Casi lo de menos fue el gol, el que ponía el definitivo 1-2 en el 55′. Pudo hacer alguno más. Ni con la ayuda de Danilo por ese costado Allegri consiguió frenar el desequilibrio constante que generaba Neres a pierna cambiada. Aunque es difícil saber cuál es su mejor pie, realmente. Neres vuelve a ser él mismo, el que maravilló en el Ajax. Su renacer en el Benfica es más que evidente. Y curioso también, por que se debe a una deuda. La que había contraído el Shakhtar, club al que había llegado en enero antes de la guerra en Ucrania, con el Benfica.
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Neres había dejado el Ajax, donde había sido inmensamente feliz, pero Ten Hag había dejado de contar con él como titular y su carrera había entrado en un peligroso declive. Minutos exiguos para un talento que había maravillado a Europa, sobre todo en aquella histórica temporada 2018-19. En enero Neres hizo las maletas para dar en un sitio que le iba a venir muy bien. El Shakhtar de De Zerbi, siempre lleno de acento brasileño, le reclutaba para recuperar su fútbol y su ánimo. Pero estalló la guerra y Neres salió como pudo de Ucrania junto a sus compatriotas. Se truncaba su vía de escape antes de empezar. El equipo ucraniano había pagado al Ajax 12 millones y ahora no podía disfrutarlo ni tenía con qué pagarlo.
Pasaron los meses y apareció el Benfica. El club encarnado rescató deportivamente al jugador y en ello tuvo que ver mucho la deuda que el Shakhtar tenía pendiente con la entidad lisboeta por Pedrinho. Unos 15 millones. Lo uno por lo otro, así se costeó, y Neres se fue para recuperar su mejor cara en Portugal. Lo hizo nada más llegar al Benfica. “Se le ve feliz, en todos los sentidos, y lo muestra en el campo”, explican a sus cercanos. 4 goles y 5 asistencias en 732 minutos y, sobre todo, ese desequilibrio constante que somete a rivales y libera a compañeros. El fútbol de la calle, el que siempre destiló y con el que se gustó. Neres ha encontrado la estabilidad en Lisboa con su mujer y su hija. El ambiente ha ayudado. No hay problemas con el idioma y Roger Schmidt le conoce muy bien. Le sufrió mucho en los Países Bajos como técnico del PSV. Además, el Benfica se expresa como a él le gusta, un juego de ataque con pressing en campo rival. Su siguiente reto es volver a la lista de Brasil. Complicado antes del Mundial con la competencia que hay en ese puesto. Antony, Firmino, Cunha, Neymar, Pedro, Raphinha, Richarlison, Rodrygo y Vinicius formaron el compendio de atacantes de Tite en la última nómina. Mucha competencia y ya casi no hay tiempo. Pero Neres ha vuelto y el fútbol lo celebra. Su pase se tasó en 15 millones, mientras que su estimación, según Olocip, está en más de 22. Lidera al Benfica en once apartados estadísticos ofensivos.





