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Champions (Fase Liga) | Stade Brestois-Real Madrid

El Brest lanzó a Ribéry... pero dejó irse gratis a Le Normand

Toda moneda tiene dos caras. El rival hoy del Madrid permitió brillar a un Ribéry que meditaba dejar el fútbol, pero la pifió con el internacional español.

Franck Ribéry, en un partido con el Brest, en 2003.

Hay decisiones en la vida de un club de fútbol que quedan para los restos. Para bien y para mal. El Stade Brestois tiene dos en su historia reciente que ejemplifican aquello de que toda moneda tiene dos caras. El modesto club bretón fue la lanzadera de Franck Ribéry en Francia y a la vez sufrió la miopía inexplicable de decirle ‘ahí tienes la puerta’ a Robin Le Normand, y además gratis, para más oprobio.

Muchos en Brest recuerdan la irrupción de Ribéry, en febrero de 2004. Dentro de su grave crisis como entidad, el Stade Brestois penaba por categoría Nacional, la tercera división del fútbol galo. La alegría fue meterse en octavos de Copa, contra un equipo potente como el Nantes. Y más cuando vieron como un relámpago a un chaval diminuto, de apenas 21 años y con una enorme cicatriz (aún desconocida para el mundo del fútbol) por culpa de un accidente de tráfico atravesándole la cara. El Brest fue vapuleado (4-0) pero las libretas de los ojeadores franceses echaron humo. Aquel desconocido, Ribéry, había mareado a medio Nantes. Los agentes del muchacho no perdieron el tiempo, comenzaron a mover la cinta de vídeo de aquel partido entre los clubes de la Ligue1 y llegado el verano, el que puso más carne en el asador para incorporarlo fue el Metz.

Lo que hace aquel partido de Ribéry con el Stade Brestois más relevante es que apenas unos meses antes de que aquella revelación en Nantes, Franck estaba hundido, en casa tras una mala experiencia en el Alès, y meditando dejar el fútbol. Todo cambió. El Brest fue lo que necesitaba. El resto se cuenta solo: campeón de Europa con el Bayern en la 2012-13, subcampeón del mundo con Francia en 2006, tercero en el Balón de Oro de 2013 y, para muchos en Francia, uno de los atacantes más vertiginosos de la historia de Les Bleus.

Robin Le Normand, durante su etapa en el Stade Brestois.
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Robin Le Normand, durante su etapa en el Stade Brestois.

El caso de Le Normand es difícil de entender. Porqque se trata de un canterano de pura cepa del Brest (entró en su academia con 11 años), buena planta y uso de ambas piernas, eso le valió para debutar en la 2015-16 con apenas 18 años en un Brest en crisis que sufría en la Ligue2 francesa. Ni por esas. El club bretón no apostó por él y ni siquiera le hizo una oferta de renovación. Un revés que generó una mella enorme en el autoestima del central, al que sólo una llamada inesperada de un scout de la Real Sociedad en Francia, que le tenía en su libreta, le sacó del abismo. Tuvo que hacer una prueba en la Real Sociedad B, el Sanse, y allá que llegó, gratis.

Imanol le cambió la vida

Tampoco en Zubieta creyeron demasiado en él, Le Normand era un futbolista sombrío en Segunda B y sólo se convirtió en el central que hoy conocemos por el convencimiento y la insistencia del entrenador del filial txuri-urdin, que no era otro que Imanol Alguacil. El ascenso de ambos hacia el éxito (aquella Copa del Rey de 2020) y en el caso del zaguero hispano-francés, a la gloria eterna con la pasada Eurocopa, quedará como uno de los errores más llamativos de un Stade Brestois que nunca ha ido sobrado de dinero ni de talento.

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