Del ‘Huracán’ al pleno
Un tanto de Liberto da el triunfo a un Madrid que dominó por completo a la Juventus. Pleno al 9 en la Youth para los de López de Lerma. Ariel y Rivas, una muralla en defensa.


Un ‘Huracán’ en la Youth. Tres partidos, tres victorias. Siempre. Domina y, lo importante, gana. Es el Madrid de López de Lerma. Vuela, pero también pica. Y contra la Juve no fue ni una mariposa ni una avispa, sino Liberto. Sangre de púgil al servicio de La Fábrica. Hijo de Huracán Pablo Navascués, dos veces campeón de España en el peso medio una década atrás, Liber emuló a papá. Rápido, atento, apareció de la nada. Su padre en un cuadrilátero, él en un córner. Del Huracán al torbellino. Y tras varios rechaces, cazó el último. Un golpe al mentón fue suficiente. Para noquear a la Giovane Signora. Para avisar a Europa.
Fue un monopolio. Con la generación 2007 al poder, con solo Lezcano (2008) e Izan (2006) de distinta quinta. Con los bianconeri esperando. Aferrados a la potencia de Destiny Elimoghale, un velocista de 16 años, y al talento de Iván López, la punta de lanza. Pero poco, nada, pudieron hacer. El plan ganador fue el blanco. Entre Mario Rivas, directo desde el Castilla y con la mochila llena de experiencia, y Ariel Nkoghe, sensacional en salida de balón, controlaron los arrebatos. Les anularon. Y con ellos, a la Juve. De principio a fin.

En el 12’ ya había llegado el jab de Liberto. Ya se había diluido la esperanza visitante. Solo la falta de tino impidió a Valdebebas celebrar de nuevo. Escapadas de Fortea, incursiones de Yáñez, la varita del capi Carlos Díez, brega de Barroso. Aunque el peligro mayor lo llevó un central, Rivas, a la salida de otro córner. Pero la madera, el larguero concretamente, le robó el segundo de la tarde. Mucha presencia en campo contrario. Sirvan el dato como relato: en disparos, 19-1. Apenas un minuto malo, con doble ocasión de Rizzo y Finocchiaro, y poco más. Ese fue el saldo de la Juve. Porque fue un monólogo, aunque no le hiciera gracia a Simone Padoin.

Pareció encontrar la tecla el técnico tras el descanso, pero fue un trampantojo. Apareció la manopla de Javi Navarro ante un centro con buena dosis de veneno. La primera ocasión en la que desempolvó los guantes. Y vuelta a empezar. Posesión perenne, eterna. Mario Rivas volvió a acariciar la red a balón parado, Fortea seguía percutiendo e insistiendo. Y Lezcano, ídem desde la otra banda. Desde ahí, de hecho, apareció el lateral zurdo y obligó a Huli a volar. Después fue Barroso, un clínic sobre cómo ser un nueve, el que cabeceó a centímetros de la escuadra. Los ingredientes, todos. Los goles, solo uno.
Y esa era la mayor preocupación de López de Lerma. Y el hilo de esperanza de Padoin. Por eso los minutos finales fueron de tensiómetro. Porque en la Zona Cesarini manda casi tanto el corazón como la cabeza. Casi tanto el espíritu como el talento. Pero de nada hubo. Ni arreón final. Solo una alta dosis de revoluciones. Una desesperación que acabó en roja directa a Merola. Un mal final que no empaña una realidad: el Madrid es un Huracán en Europa. Nueve de nueve. A lomos de Liber, el torbellino que noqueó a la Juve. Y que avisa a Europa.
Clasificación

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