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Barcelona

De flamante fichaje y decepción a joyero en Londres: qué fue de Christanval

Fichado del Mónaco como si se tratara de un diamante en bruto, dejó el club azulgrana después de dos cursos erráticos y llenos de lesiones

De flamante fichaje y decepción a joyero en Londres: qué fue de Christanval
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Ya se sabe que un fichaje casi siempre es como un melón por abrir. A veces te puede salir dulce y tierno, y en otras duro y amargo. Durante la presidencia de Joan Gaspart en el Barcelona, la mayoría de incorporaciones salieron como los segundos; un fracaso total. Era, además, una época de urgencias porque el Madrid estaba reuniendo a una constelación de estrellas y la presión sobre la directiva azulgrana era enorme.

Así que en el curso 2001/2002, el Barcelona sacó la chequera y fichó del Mónaco por 17 millones de euros a un joven central que prometía mucho: Phillipe Christanval. De él decían que era rápido, que iba bien por arriba y que sacaba el balón desde atrás como los ángeles, una calidad muy valorada en Can Barça. “Christanval remata bien de cabeza, tiene velocidad y conjuga elegancia con contundencia. Es un jugador muy completo, será bonito verlo jugar”, aseguró Carles Rexach, su entrenador y uno de los valedores de su fichaje.

Pero nada más lejos de la realidad. El paso del defensa francés por el Barcelona fue una calamidad. Jugaba lento, no tenía buena cintura, cometía errores y encima se lesionaba con mucha facilidad. Solo duró dos temporadas (jugó 48 partidos oficiales) y regresó a Francia para enrolarse en las filas del Olympique de Marsella, donde siguió con problemas físicos. Allí estuvo hasta 2005 y luego probó suerte en la Premier. Hizo una prueba con el Arsenal pero Ársene Wenger lo descartó y acabó en el Fulham, donde se limitó a cumplir su contrato y logró quedarse hasta el 2009. Luego fue rechazado por el Blackburn Rovers y decidió colgar las botas a sus 29 años para dedicarse a su otra pasión al margen del fútbol: la joyería.

Con los bolsillos llenos después de una carrera en la que pasó por clubs importantes, abrió una tienda de joyas en Londres. Pasó de ser una joya futbolística, o así al menos lo vendió el Barcelona, a venderlas. Esas sí, reales.

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