Ceballos, enésimo capítulo
El utrerano regresó en Cádiz y se encuentra un centro del campo sin Camavinga, Tchouameni ni Modric. Nueva reválida en un momento donde su presencia es crucial.
Dani Ceballos (27 años) es un especialista en remar a contracorriente, pero en esta ocasión se encuentra con la corriente fluyendo a su favor. Las lesiones han sido una rémora que le han impedido dar la mano a un minutaje regular. Hace dos temporadas, un esguince de tobillo en los Juegos derivó en “una rotura completa del ligamento peroneo-astragalino anterior y peroneo-calcáneo”. En resumen: sin pretemporada en su año de vuelta al Madrid tras su doble cesión en el Arsenal y no se estrenó hasta enero. El curso pasado regateó visitas graves a la enfermería (apenas se perdió seis partidos), pero en el actual, mazazo doble. El bíceps femoral derecho le dejó sin verano ni comienzo de campaña (dos meses y medio fuera) y, cuando empezaba a coger vuelo, el cuádriceps dijo basta en la víspera del duelo ante el Sevilla. Hasta Cádiz, donde se volvió a vestir de corto. Y ahora, nueva reconquista. Esta vez, en un contexto halagüeño.
Antes del Nuevo Mirandilla, el utrerano llevaba apenas 73 minutos en la mochila. Sumó 20 más y confirmó que su recuperación es un hecho. Lo mostró en el terreno de juego y lo refrendó Ancelotti posteriormente: “Le he visto muy bien. Con la manera que tenemos de jugar... se va a encontrar bien. Porque tiene mucha calidad y es generoso. Nos va a ayudar. Su ausencia ha sido larga, pero ahora, por suerte, ha vuelto y bien”. Con la vuelta de Tchouameni esperada, en el mejor de los casos, para mediados de diciembre y la de Camavinga posterior a la Supercopa de España, la línea de medios abandonaba su superpoblación. Y con el leve percance de Modric (se perderá el partido contra el Nápoles), Ceballos pasa de complemento a necesidad.
Desde que Dani volviera de su Erasmus en el Arsenal, la fortuna no le ha acompañado en momentos clave por percances físicos. No obstante, cuenta con factores claves a favor: el beneplácito del club y de su entrenador. Ancelotti nunca ha escatimado en elogios hacia el centrocampista andaluz en momentos de carestía en su minutaje, reconociendo falta de justicia en su ausencia de oportunidades. Es más, cuando se las ha dado, Ceballos ha respondido. La temporada pasada especialmente, cuando tuvo tramos brillantes, especialmente en el ecuador: enlazó siete titularidades ligueras consecutivas entre la jornada 17 y la 23 y fue clave en las remontadas coperas ante Villarreal y Atleti. Dos meses, enero y febrero, que fueron los cimientos de la posterior renovación hasta 2027.
“La oportunidad”
Una muestra de confianza bidireccional. Porque el Madrid presentó una oferta que satisfizo a Ceballos. Pero Ceballos también dio prioridad al Madrid por delante de otras opciones (tenía propuestas de Italia y también de la Liga española...). Obviamente, era consciente de que en la sala de máquinas estaban Modric, Kroos, Valverde, Camavinga, Tchouameni y un Bellingham que, a priori, se aventuraba centrocampista y no pichichi. Pero el 19 firmó, convencido también por la promesa de Ancelotti. La sucesión de lesiones no permitió al de Reggiolo cumplir con lo prometido. Pero con tantos mediocampistas (si sale Jude de la ecuación) sanos como en la enfermería, a Ceballos se le pone cara de titular contra el Nápoles. Enésimo capítulo en un libro, el del utrerano en el Madrid, que perfectamente podría titularse resiliencia. Ya lo dijo el día de su renovación: “Donde algunos lo ven difícil, otros buscamos la oportunidad”.
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