Barroso, Roberto, sangre, sudor y ADN
Los de López de Lerma inhiben el doblete de M’madi con remontada ‘made in Real Madrid’. Del 1-2 al 3-2 en siete minutos. Roberto, con gol y penalti forzado, y Barroso, con tanto y medio, héroes.


Sangre, sudor y ADN. Porque ganar remontando va en las venas del Madrid. Más en Europa. No importa que sea la Champions o la Youth. Esta noche será el turno de la tropa de Xabi, pero la pandilla de López de Lerma mostró el camino. Tras un partido de tensiómetro. Tras una montaña rusa. Tras remontar y rerremontar. A pesar de quedarse sin Beto, uno de los pilares, por una hemorragia nasal. Para no permitir que M’madi se llevase los titulares. El extremo se colocó en la galaxia de las promesas con un doblete, pero la realidad fue que los tres puntos se quedaron en el Di Stéfano. Porque Barroso y Roberto cocinaron la resurrección. Un tanto y medio para el primero, otro para el segundo. Ellos sí cantaron la Marsellesa.
Fue un estreno con dos planes. Uno, atacar dominando. Otro, hacerlo contragolpeando. Porque si algo caracteriza a este Marsella es que no son cachorros, sino leones. Con dos futbolistas, M’madi e Issanga, extremo y cerebro de pulmón eterno, que no tardarán en aparecer en rumorologías veraniegas. Julián López de Lerma buscó inhibir ese músculo con talento. Con sus chicos del Juvenil A y solo con Valdepeñas de los ‘fichajes’, también condicionado por el duelo de mañana del Castilla (el aplazado ante el Racing de Ferrol, 17:00). Un once con mucha artillería en el banquillo (Yáñez, Roberto Martín, Pol Durán, Barroso), con mucho control sobre el campo. Y lo hubo, pero faltó colmillo. Algo que les llevó al vestuario con la cabeza, como las garras, bajas.
Del ‘sigan, sigan’ al gol
Y es que al abrigo del 45′ llegó un jarro de agua tan fría que congeló los 33 grados de la tarde madrileña. Una jugada aislada con tintes polémicos. De una ocasión de oro de los de Julián López de Lerma y un posible penalti a un gol en contra. No hubo pena máxima, sí castigo máximo. Adrián Pérez enfiló a Badaoui y tras un forcejeo y leve agarrón de Calisto, chutó fuera. “Sigan, sigan”, verbalizó Levy. Y el Marsella lo hizo. M’madi pisó área, realizó una pared sensacional con Valero y agujereó la red. Nada pudo hacer Javi Navarro. Tampoco el Madrid, congelado al descanso.

Antes se había visto a un Madrid dominante, con Ariel Nkoghe liderando la zaga con solidez y con un Carlos Díez culebreando cómodo entre líneas y acariciando el gol en un par de ocasiones. También lo tuvo Valde, con un voleón tras un córner que puso Adri Pérez con música. Pero Badaoui respondió como un gato. Un runrún constante ante las 650 almas que se personaron en Valdebebas, que comenzó a convertirse en silencio en el 40′. Por un choque fortuito entre Bailón y Beto, que terminó con el segundo, viral por su golazo desde el centro del campo en liga, rumbo a vestuarios, con Pol Durán ocupando su lugar. La nariz no paraba de sangrar y, después, fue su equipo el que se desangró.
Entre harakiris e incendios, un dúo
Para cortar esa hemorragia, López de Lerma pisó el acelerador. Tras el refrigerio, Jaime Barroso al campo. El pichichi del Real Madrid C, con tres tantos en dos partidos, como apósito. Y no tardó en hacer efecto la medicina. Un cuarto de hora, para más señas. Liberto sacó el puñal, ganó línea de fondo y allí esperaba la cabeza del killer. La sacó como pudo Badaoui, con muchos apuros, pero el rechace lo convirtió en autogol Calisto. Harakiri y partido nuevo. Aunque no por mucho tiempo.

Con las ascuas candentes, López de Lerma no paró de meter cada vez más leña. Melvin, Yáñez, Roberto... Munición extra para buscar la remontada. Creció el dominio, sí, pero también los espacios. Es lo que quería aprovechar Hasni. Y sus chicos lo hicieron. Ahí apareció Remadnia, tras sustituir al desafortunado Calisto. Para montar él solo otro incendió. El lateral encaró a Ariel, le dejó atrás y su pase encontró al héroe de la tarde. M’madi, a la red. Un extremo con colmillos y los enseñó todos en La Fábrica. No le busquen valor en Transfermarkt, no lo tiene, pero no tardará en tenerlo...
Made in Real Madrid
Pero hubo alguien con más ganas de mostrar los dientes. Roberto Martín debutó en pretemporada con Xabi Alonso ante el Tirol. De “un sueño” a la realidad. Y, ahí, marcó diferencias. Primero con el disfraz de killer, quitándole el envoltorio a un caramelo de Melvin. Después, con el de mago. Varita en mano forzó una falta en la frontal, la lanzó y encontró la mano de la zaga. No dudó el colegiado.

Tampoco lo hizo Jaime Barroso. La pidió, con galones y confianza, y enjauló su cuarto de la temporada. Su casi segundo de la tarde. El de la remontada. El que evitó que el Olympique cantase la Marsellesa. Porque los tenores fueron Barroso y Roberto. Dos ‘fichajes’ de oro para López de Lerma. Un estreno espinoso, pero con tres puntos al final del laberinto. Remontada made in Real Madrid. No importa la categoría. Si es Europa, menos.
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