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REAL MADRID

Antonio Hurtado: “Yo no salvé al Union Berlin. Fuimos todos”

Este español, natural de Puertollano, fue durante ocho años uno de los máximos responsables del rival del Real Madrid, desde 2004 hasta 2012. Estará presente en el estadio Santiago Bernabéu para ver el encuentro.

La plantilla del Union Berlin se ejercita en el estadio Santiago Bernabéu antes de medirse al Real Madrid en su estreno en la Champions League.
OSCAR DEL POZOAFP

Antonio Hurtado es natural de Puertollano. Cuando su padre acabó de asentarse en Alemania, él acudió junto con su madre. Allí, sin saber nada de alemán, ha construido una exitosa carrera que le ha llevado a dirigir el Instituto de Energía de la Universidad de Dresde, uno de los mejores centros europeos de dicha materia. Repasa en AS su paso por el Union Berlin, el primer rival del Real Madrid en esta Champions. Para los alemanes, que hace dos décadas estaban en la cuarta división germana, es un sueño…

-¿Cómo llega Antonio Hurtado a Alemania?

-En autobús (ríe). Con 12 años, a punto de cumplir los 13, y tratando de reunir a aquella familia… digamos que mis padres fueron emigrantes, de aquella primera generación. Mi padre, de comienzos de los 60, se fue para Alemania buscando trabajo, y ya con casi 13 años, mis padres decidieron llevarme a Alemania. Yo me crié con mi abuela, y así llegué a Alemania, sin saber nada de alemán, sin conocer el país y menos las costumbres del país.

-¿Y cómo era la vida para un joven emigrante entonces?

-Muy fuerte. Si no conoces el idioma, te obligan a entrar en una clase, en un colegio, sin conocimientos del idioma, pues resulta superdifícil… sin amigos, en un ambiente nuevo, un clima diferente y una mentalidad alemana en muchos puntos muy diferente a la manchega.

-¿Por entonces ya le gustaba a usted el fútbol, o aprendió a jugar allí?

-Bueno, el fútbol siempre me ha encantado porque mi tío, recuerdo, que soy de Puertollano, allí jugaba el Calvo Sotelo, que Cañizares era de allí. Creo que jugaba en Segunda División, contra el Talavera de la Reina, no me acuerdo a qué estadio fuimos a jugar o a seguir, y por entonces me encantaba. Pero luego, hasta empezar a interesarme a mí a nivel de empresa, en temas de management, eso ya fue más tarde, cuando empecé a comprender que para dirigir o guiar un equipo, un club, no es más o menos que una empresa, aunque teniendo en cuenta algunos detalles especiales. Cuando empecé a entender eso ya había pasado tiempo, fue con una edad bastante alta, sería con 35-40 años y luego topé con el Union.

-¿Cómo fue ese choque: conoce al Union y se enamora de ese equipo?

-Eso fue en 2001. En febrero-marzo de 2001. De hecho yo ya estaba trabajando en una empresa, la encargada de gestionar los residuos. Y esa empresa en ese momento se dedicaba a apoyar al Union Berlin en el tema de educación, de infantiles, y de equipos juveniles. Fue un interés que me cayó bien. Ellos ya lucían el emblema de esta empresa BSR. Ese fue el primer contacto. Y el primer momento emocionante fue en cuartos de final de la Copa alemana, donde el Union Berlin ganó al Bochum, luego en semifinales al Mönchengladbach, y llegó a la final, y la final la perdió en 2001 con el Schalke 04. Me acuerdo que allí fue donde jugó Raúl dos añitos. Ese fue el momento clave. A partir de ese momento, mi empresa decidió que yo como responsable para todas las compañías que íbamos comprando e implementando en nuestro poftfolio, pues mis jefes me dijeron que desde ese momento era el encargado de negociar los contratos entre mi empresa y el Union Berlin. Así, empecé a hablar con ellos y di a entender que mi empresa estaba de acuerdo y dispuesta a seguir apoyando al equipo, pero que queríamos una plaza en la directiva del club.

-¿Se ofreció usted para el puesto o le buscaron?

-Fue mi empresa la que dijo por una parte: “Si quieren que sigamos apoyando al club, queremos una plaza, y esa plaza debe ser ocupada por Antonio Hurtado. Entonces, se habló, lo vieron factible. Me integraron a la directiva y tres meses después, hubo una asamblea de socios y allí votaron por la nueva composición y el nuevo miembro de la directiva y me votaron como cabeza. Yo por mi parte fui integrando a diferentes personas en este equipo. Uno de ellos precisamente fue Dirk Zingler, que hoy día sigue siendo gracias a Dios el presidente de este magnífico club.

-¿Le sorprendió la decisión de los socios? Es algo muy habitual en Alemania, pero no en otras Ligas, en otros Campeonatos…

-Es un gremio superior, un gremio de control, es el que controla a la directiva, que está compuesta por el presidente, el vicepresidente y, digamos, el director deportivo. Ahí ya varía de club a club. La asamblea de negocios, como el club está al 100% en posesión de los socios, son los socios los jefes del club, digamos los propietarios, entonces esa asamblea de socios vota y nombra a este gremio y este gremio es el que decide quién va a ser presidente o no.

-¿Cuáles eran sus cometidos, sus obligaciones?

-Pues como en cada empresa que bien funciona, la obligación de la directiva es desarrollar una estrategia y que se aprobada por el grupo de control. Yo, como jefe de control, mi obligación o mi tarea, estaba en primer lugar en llevarme bien con el presidente y tratar de apoyarnos. Él, con sus conocimientos como empresario, y yo, con mis conocimientos de gestión, tratando de ordenar el equipo en general de la mejor manera posible, tratando de ser independiente, es la mejor manera de supervisar un grupo, un sistema. Es decir, no ser dependiente del sistema, no tener contratos a nivel económico con el equipo, no estar envuelto en negocios con el club, tener lo que se dice aquí en Alemania ‘un chaleco blanco’, es decir limpio de pecados, de deudas, cosas que a veces te obligan a tomar decisiones que suelen ser algo raras, que te obliguen a ser dependiente de algún sistema. Eso es lo que tuve en cuenta desde el primer momento y tuvimos una gran estrategia. Tratamos de desarrollar esta estrategia, tuvimos en cuenta diferentes detalles: cómo queremos tratar a los socios, decidimos implementar un representante de los socios en nuestro grupo de control, dijimos, cómo llevar la educación de los juveniles ofreciendo espacio para escolares tras el colegio, donde ellos pudieran hacer sus deberes, poder comer y luego integrar algún que otro entrenamiento y educación deportiva y futbolística. Y así organizamos temas, comunicamos muchísimo, nos preocupamos de estos grupos de aficionados que por entonces, viajaban y tras alguna derrota arrasaban alguna gasolinera. En fin, invertimos mucho tiempo en cosas que suenan muy fáciles, pero que tienen una gran envergadura. Tratamos también de frenar las filtraciones a la prensa. Fue algo que decidimos prohibir desde el primer momento. ‘Si queremos funcionar, aquí hay que hablar, hay que discutir, hay que pelear, pero entre paredes, nada fuera. Aunque suene raro, creo que es una de las razones por la que tuvo lugar ese desarrollo. A veces necesitas una base para poder levantar pisos, y hoy en día me da la impresión de que el Union Berlin ha conseguido levantar un rascacielos, porque más allá de jugar en el Santiago Bernabéu contra el Real Madrid, de ahí ya lo más alto es el cielo.

-¿Es usted madridista?

-Sí, siempre lo fui, aunque el Rayo Vallecano también me quedaba muy bien. De hecho, el primer día que entré en esta responsabilidad con el Union en 2004, sería febrero, marzo, en una rueda de prensa me preguntaron ‘Usted que empieza ahora en esta labor, qué le gustaría alcanzar con el Union Berlin’. Yo les dije: ‘Mi sueño sería jugar en algún que otro momento contra el Real Madrid y no en partido amistoso, sino de competición. Sueños que se realizan, que llegan.

-¿Para usted es un sueño cumplido?

-Sí. Yo diría que más que eso. No hubiera podido soñar eso. Ya le digo, el Union, un equipo tan humilde, tan honesto, con una afición que prescinde de irse de vacaciones para poder ahorrarse ese dinero y poder invertirlo en entradas para partidos… Por una parte, el Union, por otra el Real Madrid, bien situado desde hace muchas décadas y es una comparación… que parece algo raro que vayan a jugar al mismo nivel…

-¿Va a venir a ver el partido?

-Sí, por supuesto. Tengo la suerte de que a pesar de que tuve que dejar el club, no el equipo, veo todos los partidos del Union en casa. Dejé mi responsabilidad en 2012, después de ocho años, sigo en contacto con toda la directiva y me han llamado para formar parte de la comida oficial con la directiva del Real Madrid y luego podré presenciar el partido desde el Palco de Honor. Allí estaré yo. En mi vida las he visto así.

-¿Por qué lo tuvo que dejar?

-Por motivos laborales. En 2007 tuve la gran oportunidad de aceptar una oferta de la Universidad de Dresde, la capital de Sajonia, en lo que antes era la República Democrática Alemana y siempre fue, incluso antes de la caída de Muro, la Universidad número uno, la referencia en el Este y de Europa. Me hicieron esa oferta y no pude rechazarla. Entonces abandoné Berlín y me cambié a Dresde. Yo ahora sigo viviendo en Berlín: estoy cuatro días a la semana en Dresde, y tres en Berlín. El motivo lo puedo decir, después de 2007, estuve cinco años entre desarrollando el Instituto de Energía de Dresde, que lo conseguí y que hoy día tiene bastante fama, y por otra parte, fue desarrollándose el Union Berlin y de año a año con más responsabilidad porque el equipo fue ascendiendo: de Cuarta a Tercera, de Tercera a Segunda… y en Segunda hay que tener ese afán, ese tiempo que se necesita para invertir para poder tener esa sensación de que uno tiene el control y está pendiente de los temas del club para poderlo controlar y ya pude comprobar que el tiempo me iba faltando más y más a la vez que el equipo iba aumentando en calidad y en asuntos económicos. Hablé con el presidente, con la Junta Directiva y llegamos a ese acuerdo de que me marcharía. Y puedo decir que abandoné ese puesto en la cima porque fue el momento en el que ya nos aprobaron el concepto de financiación de la última tribuna que nos quedaba por modernizar. Y no quería ver ninguna noticia en Berlín en el que saliese una foto mía con un titular: ‘El profesor de Dresde acaba de arruinar al Union Berlin’. Y gracias a Dios han sido ocho años sin ningún titular negativo. Yo sigo yendo a ver al Union, me llevo muy bien con la gente, con los aficionados. A mis hijos y mis amigos nos abrazan y nos dicen: ‘Ay muchachos, vuestro padre salvó al Union’ y no es cierto. Fuimos todos...