1x1 del Real Madrid ante el Liverpool: Courtois caminó solo
Partido espectacular del belga, que salvó a los blancos de una goleada. Militao y Huijsen, superados. Güler, sin peso.


El Madrid quería dar un golpe en Europa, pero se lo dio el Liverpool. Si el resultado es la mejor noticia y es una derrota, mal augurio. Y así fue. Ni el mejor Courtois fue suficiente. El gigante lo paró (casi) todo. Con varias intervenciones milagrosas. Haciéndose enorme ante Szoboszlai. Como si su mente siguiera en París. Pero esto no era Saint-Denis, sino Anfield. Y ahí, los reds sonrojan. Y los rivales se empequeñecen. Al menos, los blancos lo hicieron. Mucho. Militao y Huijsen, superados en lo aéreo. Y la sala de máquinas local tuvo un par de marchas más que la visitante. Solo Bellingham, y un Mbappé que tuvo un conato de rabia final, entendieron que Esto es Anfield. Primera derrota en Champions para el Madrid. Qué derrota.
Courtois: Los trofeos son para los goleadores, pero pocos jugadores más dorados que Courtois. Un gigante cuando hay que serlo. Vendido, con todo en contra, se hizo todavía más grande ante Szoboszlai. Un paradón made in Tibu. Que no el único. Porque, de nuevo ante el húngaro, voló y sacó una manopla imposible. Y firme. Después otra más, más terrenal, a Mac Allister. Todo antes del descanso. Tras el refrigerio, milagros ante Van Dijk y Ekitiké, intervención de mérito ante Szoboszlai en un libre directo... Una exhibición. Cuando peor venían dadas, salvó al Madrid. Porque contra el testarazo de Mac Allister la varita ya estaba seca. Y volvió a agitarla sobre la bocina, para sacar la última a Gakpo. This is Courtois. Y ni eso fue suficiente.
Valverde (90′): Todo espíritu. No fueron los costados los sufridores, sino la zona central. Porque tanto él como Carreras estuvieron firmes. Trató de incrustarse en la construcción, pero pronto hubo de ponerse el traje de lateral para dejar el de centrocampista. Acabó tocado.
Militao: Bien a campo abierto, no tanto a balón parado. Le costó, y mucho, imponer su ley en lo aéreo. Casi cada centro de Szoboszlai fue una pesadilla para los blancos. Venía en su mejor forma en años, pero el Liverpool le encontró las cosquillas. Especialmente por arriba, donde habitualmente es inexpugnable. Superado.
Huijsen: Comenzó bien, pero tuvo un par de despistes que pudieron acabar en disgusto. Y ahí se desconectó. Se pasó de frenada al abrigo del descanso con Ekitiké y recibió una amarilla prematura que le condicionó. Estuvo lejos de ser contundente en el aluvión de córneres que acabaron en disgusto. Ni siquiera se entonó con balón. Demasiado optimista. Y Anfield es país para pesimistas.
Carreras: Muy atento desde el silbatazo, buscando asfixiar el Faraón. Y solo al final sufrió con Salah. Expeditivo en los duelos, y sólido. Con balón tuvo algún fallo de entrega, pero varias subidas con colmillo. En una de ellas acarició el penalti. En otra, directamente el gol tras un caracoleo. Y salvó un tanto con un corte providencial.
Tchouameni: Dejó alguna segada acertada y trató de poner orden al caos. A un estado de emergencia en el que el Liverpool se sintió más cómodo que el Madrid. Además de no arriesgar con balón, algo que no permitió a los reds salir, que no es poco. Pero no logró imponer su físico. El VAR le salvó de un penalti por mano (la tenía pegada al cuerpo). Partido tibio.
Güler (81′): De más a menos. De un inicio mandón, donde pidió mucho balón y lo tuvo, a quedarse muy lejos de la acción. A desaparecer, prácticamente. La sala de máquinas red tuvo más marchas que la blanca y ello afectó al turco. El Arda menos Arda de la temporada. No estuvo.
Camavinga (69′): En el Clásico se coronó y Xabi repitió. Misma posición, en la derecha, como falso extremo. Y no brilló. Si normalmente es un duelista consumado, perdió más (cinco) de los que ganó (tres). No consiguió aportar superioridad en sala de máquinas, como sí hizo contra el Barça. Fue el primer cambio.
Bellingham: Suyas fueron las jugadas más fluidas en el arranque, cuando el Madrid mandaba. Y también suyos los controles que aliviaban los momentos de presión, cuando el Madrid sufría. Suya también la única ocasión de la primera parte, con un zarpazo que repelió Mamardashvili. El que mejor entendió Anfield. Tanto en las duras como en las maduras.
Vinicius: Cuando quiso, no pudo. Al principio. Ahí trató de caracolear y buscó, sin suerte, la portería. Y después, cuando pudo, no acertó. Como un par de oportunidades aisladas donde encaró a Bradley y no logró desbordar. Descafeinado.
Mbappé: Solo, solísimo. Y cuando le llegó, lo intentó. Que no es poco. El escasísimo peligro blanco tras el descanso llegó a través de sus botas. Y de su imaginación, porque apenas le encontraron sus compañeros. El Liverpool anuló a sus compañeros y, por ende, a él.
También jugaron
Rodrygo (69′): Por la derecha, porque Xabi volvió con él al 4-3-3. Apenas tuvo oportunidades para desbordar.
Trent (81′): Volvió a casa y se llevó una sonora pitada. Ni por el qué ni por el cómo recordará con cariño su regreso.
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Brahim (90′): Sin tiempo a aportar.
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