Carlos Naval: "Cruyff lo cambió todo a base de sonrisas"
El delegado del Barça es una institución del fútbol español. Tras 50 años en el club y 35 a pie de campo, seguirá un curso más con el lápiz detrás de la oreja.
No esperen titulares en esta entrevista. Si Carlos Naval ha sido durante 35 años el delegado del Barcelona, club en el que acaba de cumplir 50 años de servicio, es por ser discreto. Entró en la entidad en 1972 como administrativo del fútbol base a las órdenes de Oriol Tort y después de siete presidentes y 18 entrenadores es toda una institución. De Maradona a Dembélé; de Venables a Xavi, ha visto cambiar el fútbol y siempre ha sabido adaptarse porque su sistema sigue siendo el mismo: "Por muchos ordenadores que me pongan, yo sigo llevando el lápiz de carpintero en la oreja". Y lo apunta todo.
—50 años en el Barça. Eso son trienios.
—Ciertamente, medio siglo. Pero más allá de los trienios cuentan más las satisfacciones, las experiencias y los recuerdos.
—Recuerdos por los que no le preguntaré, por qué en tantos años me ha quedado claro que no los explica. ¿Los explicará?
—Ni los he explicado, ni los explico ni los explicaré. Ni tampoco los escribiré.
—¿Cuántas veces le han ofrecido escribir un libro?
—He dicho tantas veces que no que ya ni me los ofrecen.
—35 años viajando son muchos, ¿no se le hace bola este veranos irse otra vez de gira?
—No, esta me hace ilusión, porque no conozco Las Vegas.
—Lo que pasa allí...
—Lo que pase será un partido y el resultado se sabrá en todo el mundo.
—Al contrario de su lema, ¿ha tenido que olvidar muchas de las cosas que ha visto?
—No, lo que tengo es mala memoria.
—Trate de recordar algo, ¿su trabajo es el mismo ahora que en 1987?
—Sigo llevando el lápiz de carpintero, pero prácticamente hago lo mismo que hacía: organizar viajes, supervisar hoteles y tratar de que a los jugadores no les falta nada.
—Ojo, ¿en qué sentido?
—En el deportivo, claro. Y estar al tanto de toda la normativa y el reglamento federativo.
—¿Y lo ha logrado entender?
—Sí, hay charlas. Procuro estar al día, pero al final siempre se trata de aplicar sentido común, pero a veces es difícil.
—Tan difícil que acabó LaLiga expulsado...
—Cosas que pasan, pero ya he cumplido los dos partidos de sanción.
—¿Se puede hablar con los árbitros?
—Por mi trabajo, hablo bastante, pero las cosas han cambiado. Hay árbitros ahora que han cambiado los códigos.
—¿Antes era más fácil?
—Las circunstancias han cambiado, antes se hablaba más con ellos. Ahora cuesta.
—Desarrolle, por poner un ejemplo al azar, ¿hablar con Pes Pérez, Urízar o Iturralde era más fácil?
—Iturralde es de los pocos que me ha expulsado, y en el Camp Nou, pero creo que fue inducido por un asistente que oyó un comentario y se ofendió.
—¿A más profesionalidad arbitral más distancia?
—El trato antes era más próximo, de barrio, afable. Por decirlo de una manera, ahora no es tan ameno porque la profesionalidad nos distancia.
—El pasado 16 de mayo se hizo un acto de homenaje a Cruyff y al Dream Team y me sorprendió el ambiente que se vivió, ¿cómo recuerda esa época?
—Fue una época en la que la convivencia entre todos era familiar, hablábamos de todo en cualquier momento. todo el mundo decía lo que pensaba, todos sabían lo que le pasaba al otro, como dijo Juan Carlos, se salía del entreno, dos iban a cenar y al final eran 25. Se escuchaba a todo el mundo y se hacía lo que decía Cruyff.
—¿Se puede mandar así?
—Se puede mandar, pero como Johan es complicado. Hablamos de un equipo con personalidades como Zubi, Alexanco, Koeman, Bakero, Laudrup, Stoitchkov y él los ponía todos en su sitio a base de sonrisas. Lo cambió todo de buen humor, pero imponiendo. Es difícil de explicar.
—¿Qué es más difícil, decir que no te presentas como pasó con el Atleti o gestionar un 2-8?
—Lo del día del Atlético es lo peor que me ha pasado, lo otro es deporte.
—¿Qué se hace en un vestuario en caso de derrota y en caso de triunfo?
—Cuando se pierde, recordar que esto es el Barça y no se baja la cabeza. Si ganan, un paso atrás.
—¿Se pelean entre los delegados?
—Nos llevamos bien, hasta tenemos un grupo de Whatssap.
—¿Y quien lo administra?
—Nuestro presidente es Calzón, porque Cristóbal está en otros menesteres