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MIRANDÉS

Notable para el equipo y suspenso en el apartado social

El Mirandés vuelve a cumplir con el objetivo de la salvación, pero evidencia una fractura de su masa social con un descenso del número de espectadores que acuden a Anduva.

Miranda de Ebro
Notable para el equipo y suspenso en el apartado social
ALFONSO.G.MARDONESDIARIO AS

Es momento de hacer balance una vez ha finalizado la temporada. Y no puede ser más satisfactorio en el aspecto deportivo con la permanencia del Mirandés en la categoría de Plata. Los rojillos fueron capaces de reconducir la situación clasificatoria en liga con la llegada de Joseba Etxeberria. El club que preside Alfredo de Miguel apostó de inicio por Lolo Escobar, un técnico desconocido para los aficionados sin experiencia en el fútbol profesional. Su etapa como rojillo dejó algunas luces y numerosas sombras que terminaron por costarle el puesto tras la dolorosa derrota sufrida ante el Sporting en Anduva.

Después se hizo con las riendas del equipo una leyenda del Athletic Club como jugador. Etxeberria asumió el reto en su segunda experiencia en un banquillo de Segunda. El preparador guipuzcoano cumplió con las expectativas. El conjunto jabato sumó 22 puntos con un balance de siete victorias, un empate y siete derrotas para conseguir la permanencia a falta de dos jornadas. Su excelente trabajo, junto al resto del cuerpo técnico, le ha permitido ganarse la renovación de cara a la próxima campaña.

La entidad ha seguido apostando de lleno por la juventud, por jugadores provenientes de grandes canteras con hambre de labrarse un prometedor futuro. Futbolistas como 'Roro' Riquelme, Camello o Brugué han brillado con luz propia a lo largo de la última campaña sin olvidarnos a su vez de Arroyo, Jorge Sáenz, Íñigo Vicente, García de Albéniz o Meseguer que también han aportado y cumplido con nota. Ahora es tiempo de recargar las pilas antes de volver al trabajo el próximo 11 de julio.

Sin embargo, el buen hacer deportivo contrasta con la mejorable gestión social que lleva a cabo el club. Los dimes y diretes con la grada de animación e incluso con la prensa deportiva de la ciudad, los precios de los abonos que levantaron cierta polémica en el pasado verano o la nula realización de actividades que fomenten el buen ambiente entre aficiones han derivado en una evidente fractura social y una escasa afluencia a Anduva. Una media de 2.700 espectadores por partido que, aunque es superior a la del último curso con público en los estadios antes de la pandemia, no supera la de las primeras temporadas del equipo en Segunda.