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ATHLETIC

Reconciliación de Marcelino con San Mamés en 17 meses

La afición del Athletic le acogió con recelo, por los desencuentros del pasado, pero se va con el cariño de la grada. Adiós al hombre de la cuatro finales y el título de la Supercopa en 2021.

Marcelino, en San Mamés
AIOLDIARIO AS

Marcelino ya es historia en Bilbao. Una etapa corta, de 17 meses, en los que deja un sabor agridulce. En cuanto a sensaciones, lo principal es que llegó con el recelo de San Mamés, que no le veía con buenos ojos por algún capítulo polémico en su etapa en el Villarreal, y se ha ido con el cariño de la grada, que ha reconocido su trabajo ampliamente. Una reconciliación en toda regla con un profesional que ha confesado que tuvo el mejor vestuario en sus 20 años en los banquillos. Pero su afán por encontrar la regularidad al final se ha quedado a medio camino. El técnico de las cuatro finales... Las cambiaría todas por el título copero ante la Real, una cita en La Cartuja que heredó de Garitano. La Supercopa que levantó nada más aterrizar en Bilbao, casi sin tiempo para impartir sus ideas, fue el momento culminante de una trayectoria en la que también queda para el recuerdo el fallo en momentos claves. Y al margen de la gestión deportiva, el colofón con su figura no ha sido el merecido. Los tres candidatos a la presidencia no han tenido la sensibilidad de dirigirse a él antes de iniciar gestiones con otros preparadores.

El Athletic de García Toral ha peleado de tú a tú con los grandes equipos, pero se ha mostrado débil con muchos de los de la zona baja de la tabla. La era Marcelino se recordará como la de la final de Copa perdida ante la Real Sociedad, una derrota que dejó casi en shock a un club que en los últimos trece años no ha dejado de perseguir un nuevo título en su competición fetiche y siempre ha caído en el intento. Lo mismo que pasó con Caparrós, Bielsa, Valverde... Y esa amargura enterró las brillantes victorias sobre Madrid, Barça y Atlético en la Supercopa estos dos años.

Pisar tres temporadas seguidas las semifinales de Copa no está al alcance de cualquiera. Pero en Bilbao la exigencia es máxima y la triste eliminación este año a manos del Valencia, a la postre subcampeón, no hizo gracia. En el mano a mano con el Villarreal para la clasificación para la Conference League también salió cruz. Se dejaron escapar ante Celta, Valencia y Granada oportunidades para dar un salto importante. Esa no clasificación europea, por quinto año consecutivo, fue la puntilla a un proyecto, el de Marcelino, que con el paso del tiempo seguro que se verá en Bilbao como positivo, porque el equipo ha evolucionado de manera positiva.

El equipo fue sólido atrás, gracias a un sistema defensivo eficaz, pero la falta de acierto ante el gol, algo en lo que el técnico tiene poco que hacer, condenó al equipo a la octava plaza. En los numerosos uno contra uno fallados por Williams se fueron las esperanzas rojiblancas. Ante equipos cerrados no había un sistema de juego que pudiera hacer daño con la pelota en los pies. El 4-4-2 era inamovible y resultaba eficaz con espacios o con robos altos a través de la presión.

El preparador asturiano también se propuso ir dando paso a los jóvenes. Sancet, Vencedor, Nico Williams y Villalibre se han asomado, pero sin dar un golpe en la mesa, a medias. Marcelino estaba en Bilbao como en su casa. Y Elizegi tenía a un entrenador que le provocaba admiración. Un cóctel perfecto para seguir avanzando, pero el proceso electoral provocó que el técnico diera "un paso al lado". La era Marcelino ya es historia. El tiempo dirá si en Bilbao lamentan esta salida o pocos reparan en ella.