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OSASUNA

De despedidas y emociones

Esta noche se han vivido en El Sadar momentos muy emotivos. Oier Sanjurjo, el capitán de Osasuna, ha disputado el último partido con la camiseta rojilla. También se han despedido Iñigo Pérez y Ramalho.

PamplonaActualizado a
Oier manteado por sus compañeros nada más finalizar el partido.
Oskar Montero

Oier nunca hs sido un tipo de buscar protagonismo, pero sabía que hoy, le gustase o no, le tocaba. El capitán de Osasuna, después de 15 temporadas en el equipo se su vida, luciría por última vez la camiseta rojilla. Ya cuando salió a calentar antes del comienzo del partido ante el Mallorca, la ovación fue atronadora. Lo mismo sucedió cuando el speaker de El Sadar cantaba las alineaciones: ‘Con el número 6 gure kapitaina, Oier’, y el feudo rojillo se venía abajo. Durante el partido hizo su trabajo, con el mismo compromiso de siempre. Justo antes de comenzar la segunda mitad se pudo observar al navarro con la mirada fija, como queriendo empaparse de todo lo que no volverá a vivir.

Siguió el encuentro y en el minuto 71 se anunciaba un cambio. Oier dejaba el campo con El Sadar coreando su nombre y se fundía en un abrazo con su amigo y compañero Roberto Torres, quien le dio el relevo. Nada más finalizar el encuentro, con el feudo navarro de nuevo coreando su nombre, sus compañeros se fundían en un abrazo con él, para después mantearlo. Como colofón, el jugador dio la vuelta de honor al estadio, entre los aplausos del público. Queda darle las gracias, por su compromiso dentro y fuera del campo y desearle mucha suerte para el futuro.

No ha sido la de Oier la única despedida. Ramalho salía de inicio y en el minuto 74 era sustituido por otro de los que ha jugado su último partido con la camiseta del equipo de su tierra, Iñigo Pérez. Ramalho ha pasado bastante desapercibido durante el año y medio que ha pertenecido a Osasuna.

Iñigo Pérez es un jugador de los de quitarse el sombrero, luchador incansable, le hayan salido mejor o peor las cosas, y un ejemplo dentro del vestuario. La grada también coreó su nombre al finalizar el partido. Sin duda, un lujo que haya estado en Osasuna durante cuatro temporadas.