"Modric hace unas cosas... Si lo intento yo, me dejo el tobillo"
Eduardo Camavinga llega lanzado a final de curso en un estado de forma ascendente y repasa en 'France Football' sus primeros meses en el Real Madrid.
Eduardo Camavinga llegó al Madrid cuando la bocina del mercado estival ya sonaba. 31 millones de euros por uno de los centrocampistas más prometedores del continente. Aterrizó con 18 años y ocho meses después se ha hecho mayor. No por haber cumplido los 19 en noviembre, sino por su paulatino crecimiento futbolístico a las órdenes de Carlo Ancelotti. Tuvo una aparición fulgurante, con gol al Celta escasos minutos después de estrenarse como madridista. A medida que el curso avanzaba, perdió un poco de fuelle. Un valle de minutaje de la mano del comprensible proceso de adaptación.
Ahora personifica el relevo generacional junto a otro socio energético, Fede Valverde. Fue clave en la remontada ante el City y si la CMK necesita oxígeno, ahí está Camavinga para Carletto. El italiano confía el él y poco a poco las aristas de las precipitación las va puliendo. No es una evolución sencillo ni ajena a la presión. Su carrera no lo ha sido. "¡Antes tenía siempre mucha presión!", exclama en una entrevista concedida a France Football. Pero ya en el Rennes comenzó a tomarse todo con mucha más filosofía y no tardó en comprobar que en el Madrid la concepción de las cosas poco tenía que ver con la del equipo renano: "(Tras ganar la Supercopa ante el Athletic) Me doy cuenta entonces que será muy diferente. En el Rennes, cuando ganábamos un partido, celebrabamos de cualquier manera (ríe), aquí solamente después de las grandes victorias se pueden desbordar las emociones".
Afronta su carrera con intensidad, pero esa sonrisa que siempre le acompaña es reflejo de su fútbol. Alegre, vistoso. Aunque también más maduro. "Está progresando mucho", decía Ancelotti hace escasas fechas. "Sinceramente, todos me hicieron sentir muy cómodo, sin excepción", esgrime Cama al tratar de explicar en el prestigioso medio francés su rápida adaptación a un club como el Madrid. En la charla no esquiva temas, reconoce que "antes nunca defendía". Eso sí, añade que luego comenzó a hacerlo "como un loco". Tiene palabras de elogio hacia sus maestros en la sala de máquinas: Casemiro, Modric y Kroos. Aunque siempre desde el buen humor que le caracteriza. "Modric hace unas cosas con el exterior... Si lo intento yo, me dejo el tobillo", dice entre carcajadas.
Primer entrenamiento: "En mi primera sesión grupal me dije: 'Eduardo, trata de no estar demasiado en el medio'. Te puedo decir de inmediato que no tuve éxito (ríe). Me sorprendió la velocidad a la que todo iba".
Victoria en la Supercopa de España: "Me doy cuenta entonces que será muy diferente. En el Rennes, cuando ganábamos un partido, celebrabamos de cualquier manera (ríe), aquí solamente después de las grandes victorias se pueden desbordar las emociones".
David Alaba: "Es un buen tipo, ya lo dicen (ríe). Ahora en serio, es alguien que habla mucho contigo y te ayuda mucho. Tenemos una muy buena relación. Te puedo decir que si hago algo mal, me lo dirá con firmeza".
Relación con los veteranos: "Sinceramente, todos me hicieron sentir cómodo, sin excepción. Además, creo que soy bastante amigable y abierto, ¿no? Cuando tengo una pregunta, la hago. Ya sea Toni (Kroos), Luka (Modric) o a otros. Y, por supuesto, cuando vas a la gente, ellos vienen a ti más fácilmente".
Modric: "Es una oportunidad de aprender el oficio junto a estos jugadores. Luka tiene un instinto, una visión que uf... No es Balón de Oro por nada. Hace unas cosas con el exterior, uf... Si lo intento yo, me dejo el tobillo (ríe). Ataca tanto como defiende, así que me inspiro en su manera de moverse".
Kroos: "Toni hace unos pases de locura. Ves los partidos, pero en los entrenamientos es aún peor. Entonces miras y quieres hacer lo mismo".
Casemiro: "Case, cuando juego de 6, me dice que me quede tranquilo. Y, sober todo, que no elija demasiado pronto para no tener que cambiar el juego después".
Jugar en el Madrid tan joven: "Lo sé, me lo dicen todos los días, pero soy alguien que vive las cosas con un poco de desapego. No tanto como para decir que no me importa, pero esa es casi la idea. No presionarse demasiado... ¡Antes tenía demasiada presión! Especialmente cuando tenía 12 o 13 años, pero desde el momento en el que entiendes qué puedes y qué debes hacer el campo, todo cambia. No sé muy bien cómo definirlo. Pero después de eso, ya juegues en el Madrid o en otro lado, siempre está el balón. Da igual el club, el estadio, el rival...¿Si transforman ocho meses en el Madrid? Sí, cuando me veo en los vídeos me doy cuenta de la decisión que tomé".
Evolución: "Antes nunca defendía, ¡pregunten a Mathieu Le Scornet (estuvo detrás de su llegada al Rennes y acabó siendo asistente de Julien Stephan). Pero luego, ya en el Rennes, empecé a defender como un loco. ¡Sólo daba golpes! Me convertí en otro jugador. Ahí es donde todo cambió. La presión era adrenalina. Nunca más tuve ese nudo en el estómago ni miedo a hacer algo mal".