El incombustible Sergio Canales
El atacante cántabro reina con asistencias y goles en Heliópolis y espera la llamada de Luis Enrique para regresar a la Selección
Canales está quizás lejos del mejor Canales. Su versión de juego no se acerca aún a la que reflejó hace tres meses cuando su equipo se paseaba por la zona Champions y sumaba goleadas en su camino. Pero el cántabro sigue siendo una revolución en el plan de Manuel Pellegrini. Rompió el choque ante el Valencia en Mestalla con una asistencia y un gol para dictaminar que el equipo verdiblanco no tiene a nadie tan diferencial como él. Son once sus pases de gol en esta campaña. Y su liderazgo sobre el césped apunta directamente a Luis Enrique: pretende tener un sitio de nuevo en la selección española tras un curso brillante en el que mantuvo esa regularidad que tanto ansiaba.
Pellegrini entregó una nueva titularidad a Canales en Mestalla. Es el mensaje más claro sobre la intención del técnico de que el nivel competitivo de su equipo se mantenga hasta el final. Es su mano alargada sobre el césped. Y el jugador evidenció que no necesita su mejor nivel físico para marcar las diferencias. Desde su posición de libertad en el campo, apareció para encontrar a Willian José y romper el partido antes de sentenciarlo con un golpeo desde la segunda línea. Es la baza indetectable del esquema del técnico chileno, que desarrolló aún más la polivalencia de su futbolista para cambiarle el rol según las necesidades.
Y no sólo los números encuentran motivos para la esperanza de un regreso a la selección. El jugador firma una regularidad creciente esquivando unas lesiones que condicionaron mucho sus últimas campañas e incluso ese billete frustrado de acudir a la última Eurocopa. Más de 3.500 minutos en un curso repleto de apariciones decisivas como la de Mestalla. Ahora, mira al futuro esperando un guiño de Luis Enrique y ansioso por culminar la campaña agarrándose al sueño de Champions: "En la vida siempre hay que creer hasta que te digan que no hay más opciones". Palabra de líder.