¡El Racing vuelve a Segunda!

Sufriendo, pidiendo la hora, atenazados por los nervios, en el césped y en la grada, pero con total merecimiento, el Racing certificó su ascenso, el séptimo a Segunda, el 15º en total, empatando con el Celta B en un partido en el que encontró antes los goles que el juego y en el que sufrió para mantener el empate que le daba el campeonato y el pasaporte de vuelta a LaLiga. Un ascenso muy merecido, especialmente por la espectacular segunda vuelta, en la que ya suma 19 jornadas sin perder y le permite festejar con cuatro fechas de adelanto sobre el calendario liguero.

El ambiente en El Sardinero era electrizante en el momento en el que el árbitro pitó el inicio del choque. Tanto que el aliento de las gradas pareció arrastrar la primera jugada hacia la portería celtista. Y faltó poco para que fuera gol. Antes del medio minuto de partidos, Cedric mandó un cabezazo al travesaño, tras un centro desde la derecha. con la defensa de los de Onésimo todavía paralizada por la atmósfera del estadio. Poco a poco, sin embargo, los celestes se fueron haciendo con el balón. Con Carbonell y Holsgrove alternándose a la hora de sacar el cuero desde atrás, el Racing tuvo que emplearse a fondo para recuperar balones. La sensación de peligro, la verdad, era mayor en las contras de los locales.

A la media hora llegó, con polémica, el primer gol racinguista. Saque de esquina botado muy cerrado de Pablo Torre, Ruly salta a por el balón y justo cuando contacta con el balón parece chocar con Pol Moreno, se le cae el balón y Unai Medina lo empuja al fondo de las mallas. Cabreo vigués y locura en El Sardinero. El segundo, tras un gran pase de la muerte de Pablo Torre a Cedric parecía sentenciar el ascenso, pero al filo del descanso llegó un mal despeje de Bobadilla y un gran zurdazo de Miguel, que metía picante al partido.

Y más tensión todavía metió Javi Vázquez nada más arrancar la reanudación. En una jugada en la que hizo todo mal ante Alfon, primero en el salto, luego comiéndose un quiebro en la línea de fondo, en donde no había sitio, y culminando con un agarrón grosero dentro del área. Penalti de libro, y gol de Losada. 2-2 y 40' por delante. 40' de sufrimiento, 40' de correr tras del balón, 40' esperando una contra que matara el partido y que no llegó. Como no llegaron tampoco las ocasiones del Celta B, la verdad, con poca producción en área rival para el volumen de posesión que acumuló.

En los úitimos minutos El Sardinero atronaba, ¡Racing, Racing, Racing!, consciente de que su equipo le necesitaba. Y ahí salió también el oficio de los de Guillermo Fernández Romo, que durmieron el partido sin mayores sobresaltos. En el 93', justo en el instante en el que el árbitro pitó el final y se desató la locura en el estadio y en toda Cantabria. Ahí empezó una fiesta que durará todo el día, y gran parte de la noche, y que tiene otra cita importante, a las 17:00, cuando está previsto que los héroes ofrezcan el ascenso al racinguismo desde el balcón del Ayuntamiento.