Los números apabullan
Primero y ya campeón, salvo que Competición lo retrase, 18 semanas invicto, 8 triunfos consecutivos, máximo goleador, menos goles encajados: Racing 21/22
Batiendo registros
Con el triunfo en Majadahonda, el octavo consecutivo, el Racing de Guillermo Fernández Romo ha superado todos los registros de triunfos consecutivos que tenía el equipo en Segunda B, la categoría más equiparable (aunque más floja) a la actual Primera División RFEF: Iván Ania en la 18/19, cuando ascendió a Segunda, sumó siete en Liga, las mismas que Viadero en la temporada del récord de los 86 puntos, la 16/17. Esta plusmarca, por cierto, sigue al alcance ya que, si continúa ganando, el Racing podría llegar a los 90 puntos. La desventaja actual es que si suma el domingo que viene ya no se jugaría nada en las tres últimas jornadas, mientras que en la del récord hubo un mano a mano con la Cultural hasta el último segundo. También es cierto que en dos campañas en las que se logró un ascenso a Segunda se sumaron 9 victorias consecutivas en la 47/48 y unos inalcanzables 18 triunfos en la 69/70, pero entonces se ascendía directamente desde Tercera y los rivales eran diminutos comparados con los actuales y con el propio Racing. Tan apabullantes son estos números que creo que los rivales están saliendo acobardados al terreno de juego. Comparen la actitud valiente del Rayo Majadahonda en El Sardinero con el equipo timorato e innecesariamente leñero del Cerro del Espino.
Una carrera bien llevada
Con cabeza. Y con corazón. Las decisiones que han tomado Maite Carral y Esteban Torre a la hora de elegir lo mejor para la carrera futbolística y la formación personal de su hijo Pablo han sido modélicas. Primero rechazando cantos de sirena desde que el niño tenía 12 años y le quería media Europa, entendiendo que un chaval a esa edad en donde mejor está es en su casa. Luego, apostando por salir del Racing, el club de su corazón, por la puerta grande, triunfando en el campo y dejando dinero en las arcas de El Sardinero. Sin prisa y sin pausa. Tan claro lo tenían que rehusaron tener representante, para que no les mareara, hasta que entendieron que había llegado el momento de salir. Ahora, ya con 19 años, con uno de los agentes más poderosos del fútbol español cuidando de sus asuntos, traspasado a uno de los más grandes clubes del mundo, ascendiendo a su Racing y despidiéndose desde el balcón del Ayuntamiento de todos los racinguistas, ahora sí es el momento de salir. Siempre, uno de los nuestros. Aunque creo que en el penalti 'a lo Panenka' tuvo suerte y al balón le faltó altura. Algún defecto tenía que tener.