El Racing ya celebra a lo grande
Los de Guillermo Fernández Romo marcaron en el primer minuto y luego fueron capaces de administrar la ventaja sin sufrir en exceso. El ascenso está a tiro.
El racinguismo huele el ascenso. Se vio con la afluencia de espectadores, la más alta de la temporada con casi 14000, y se corroboró tras el partido con la celebración. Incluso obligó a la plantilla a regresar al césped diez minutos más tarde del pitido final para, en comunión con su afición, celebrar tres puntos que cuesta decir que no han dejado sentencidado el regreso a la Liga de Fútbol Profesional, de la que es uno de los fundadores, por cierto.
El primer gol lo marcó El Sardinero. Ya se vio desde el canto de 'La fuente de Cacho' que el racinguismo estaba por la labor de ser el jugador número 12 y acogotó al Logroñés desde el pitido inicial. Una carrera de Soko hasta la línea de fondo forzó un saque de esquina, saca Pablo Torre y en el rechace, en la frontal, Tienza descerraja un tiro violentísimo que reventó las mallas. Un minuto de juego y ya estaba el líder 1-0. Parecía que podía ser coser y cantar. Pero no.
Tras el sofocón inicial, los de la SDL comenzaron a ponerse a la labor y no solo discutieron el dominio del balón y del juego, sino que por momentos se hicieron con el control. Así, al cuarto de hora, una buena combinación por su banda izquierda acabó con un pase de la muerte de Guarrotxena a Aridane, que perdonó, rematando fuera. A partir de ese momento, el juego perdió fluidez por ambas partes y el balón avanzaba a tirones. El Racing, que no era capaz de encontrar a Pablo Torre, parecía más convencido de coger una contra, que no llegó, y los rojiblancos dejaron de crear peligro.
La segunda mitad arrancó más movida, con el cuero rondando las dos porterías. Rodri, nada más sustituir al lesionado Aridane, dejó escapar en el 51' un balón entre sus piernas cuando estaba solo en el segundo palo para empujarlo. Inmediatamente después, Cedric tuvo dos, rematando en el área chica dos pases de la muerte: el de Pablo Torre lo mandó al poste y un minuto después el de Soko lo empujó un palmo fuera de la portería. Con Pablo Torre ya más activo, el control del juego pasó a ser claramente racinguista que mantuvo firme su línea defensiva en el centro del campo, respaldando a los hiperactivos Tienza e Íñigo, el duo dinámico de este equipo.
A partir del carrusel de cambios en ambos equipos, los de Romo siguiendo el libreto habitual, cambiando gradualmente a los cuatro de arriba, el juego se atascó de nuevo, pero a los locales les valía porque los de Albert Aguilá eran incapaces de pisar el área racinguista, y eran las contras racinguistas las que parecían más cerca de sentenciar, especialemente a través de las escapadas de Camus por los costados. En el alargue, como no podía ser de otra manera con lo que se jugaba el SDL, meterse en el playoff de ascenso, los riojano quemaron las naves, echaron balones al área a granel, pero ni así tuvieron opciones claras de gol. Justo, sin alardes, pero el Racing se mereció la victoria y quedarse a tiro de piedra del ascenso.