Los borrones de Lenglet
El francés, que ya acumuló errores infantiles la temporada pasada, estuvo a punto de arruinar el triunfo del Barça en Valencia con un penalti infantil. Xavi intenta recuperarlo.
Sea porque la falta de ritmo (apenas 903 minutos esta temporada) le tiene oxidado, sea por falta de autoestima o concentración, Clément Lenglet se anotó en su currículo otro error garrafal que casi le cuesta el triunfo al Barça en el Ciutat de Valencia. Con 1-2, y en una acción en la que Dani Gómez iba en dirección contraria a la portería de Ter Stegen y podía manejar la jugada a distancia, pisó al delantero y Munuera Montero pitó el penalti del 2-2.
Una concesión excesiva del defensa francés, un jugador desconocido que no tiene nada que ver con el que aterrizó en la temporada 2018-19 avalado por una gran temporada con el Sevilla y un marcaje espectacular sobre Lukaku en Old Trafford. Aquel Lenglet dio síntoma de alguna debilidad aquella temporada (un gol en propia puerta por un mal desvío ante el Tottenham, la noche de Anfield...), pero parecía preparado para subir su nivel. Paradójicamente, no ha dejado de ir a peor.
El internacional francés fue una máquina de equivocarse la temporada pasada. El ex jugador del Sevilla empezó a perder la confianza en sí mismo en el Clásico de la primera vuelta de la temporada pasada. Entonces, cayó en la trampa de Sergio Ramos y le estiró de la camiseta. Frente a la candidez del jugador de Beuvais, la experiencia del camero, que sacó un penalti que resultó el gol clave del 1-2. Semanas después, en Cádiz, Lenglet se vio involucrado en una jugada absurda en la que un mal saque de Jordi Alba y una mala cesión del francés acabó en un despeje ridículo de Ter Stegen, que significó el 2-1 para el equipo amarillo. Tres días después de lo del Carranza, Lenglet cometió una mano ridícula en el último partido de la fase de grupos ante la Juventus. El árbitro, Tobias Stieler, fue advertido por el VAR, y Cristiano Ronaldo firmó el 0-3 que convirtió al Barça en segundo de grupo por su peor goalaverage con los bianconeros, con las consecuencias conocidas en el sorteo de octavos, donde fue zarandeado por el PSG en el Camp Nou. Lenglet cometió dos errores de bulto más durante el curso. Un penalti ridículo en el último minuto del partido de Liga de la segunda vuelta contra el Cádiz, donde sacó a pasear por el aire la pierna y la impactó en Rubén Sobrino. Significó el 1-1. En París, en la vuelta contra el PSG, también le señalaron otro penalti de VAR por pisar a Icardi. Lenglet terminó su temporada con una actuación decepcionante en el partido de octavos de final de la Eurocopa ante Suiza, donde fue incapaz de contener a Seferovic.
Xavi tiene trabajo con Lenglet. Aunque sea un jugador transferible con vistas a la temporada que viene (termina contrato en 2026), los problemas físicos de Piqué y la amenaza de sanciones (Araújo ya lo está en LaLiga), por no hablar de la prolongada ausencia de Umtiti, le convierten en un jugador necesario de aquí a final de curso. Lenglet es un futbolista más pesado que cuando llegó. La velocidad nunca fue su mejor virtud pero solía corregirlo con un fútbol aseado, una buena colocación y la concentración. Virtudes que ha ido perdiendo a base de borrones.