Encerrona de Queiroz

La revancha de la final de la Copa de África, el duelo entre Salah y Mané en busca de una plaza en el Mundial, tuvo a Egipto como vencedor parcial y a Queiroz como responsable directo. Los faraones viajarán a Dakar con un gol de ventaja y el golpe moral que supone haber conseguido anular al equipo con más potencial ofensivo de África.

El gol tempranero en propia puerta de Saliou Ciss hizo bueno el plan. Después de un remate al larguero de Salah, la pelota rebotó en el defensa senegalés y se metió en la portería de Edouard Mendy. Fue un contratiempo para los senegaleses, no solo por verse por detrás en el minuto 4 sino porque le obligaba al tipo de partido que estaba deseando Queiroz: dominio visitante, defensa a ultranza local.

En ese contexto Egipto se manejó muy bien. Con la misma receta con la que el técnico portugués llevó a Irán al anterior Mundial, cerró pasillos y puertas y Senegal fue chocando una y otra vez con la nutrida defensa egipcia. Apenas Salah, Marmoush y Trezeguet quedaban como opciones para montar algún contragolpe.

Tampoco tuvo muchas ocasiones Senegal, pese a los intentos de Mané e Islmaila Sarr, principalmente. En las pocas ocasiones que vieron cerca el gol, apareció el fiable El Shennawy para abortar cualquier peligro. El portero, al igual que ocurrió en la Copa de África con él y sus otros compañeros de meta, fue fundamental.

Entre tensión y poco juego, Senegal se fue metiendo en la trampa egipcia y acabó desquiciado y consciente de que el martes deberá dar la vuelta a un marcador muy complicado si quiere estar en Qatar. Las dos tienen nivel para clasificarse, pero sólo hay sitio para una…