La resaca más dulce: "¡Que aprendan!"
El triunfo histórico ante el Madrid (0-4) en el Bernabéu levantó un ‘tsunami’ de euforia desatada en el vuelo de regreso y en Canaletes.
Nada más acabar el partido ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu se desató la euforia entre los blaugrana. Las imágenes de Xavi Hernández abrazándose uno a uno con todos los jugadores antes de entrar al vestuario, dejaban claro su absoluto liderazgo. Su intenso y emotivo saludo con Gerard Piqué y Jordi Alba, dos de los capitanes del equipo, recalcaba asimismo la unión inquebrantable a un proyecto, donde ya nadie se atreve a descartar nada.
Es cierto que el título de LaLiga se sigue viendo muy lejos –“hay que ir paso a paso, primero ser segundos y luego ya miraremos más arriba”, aseguran dentro del staff-, pero nadie en el club lo da por cerrado definitivamente, y mucho menos Joan Laporta. El presidente blaugrana, totalmente desatado, seguía insistiendo, tras el triunfo, que “¡LaLiga es posible!”, repitiéndolo una y otra vez, hasta la saciedad. De hecho, así se lo recordó a Xavi, en el mismo césped del Bernabéu, mientras inmortalizaban el momento, posando el técnico y sus dos ayudantes más directos, Óscar Hernández y Sergio García, junto a la cúpula del club que se había desplazado a Madrid.
Y mientras Xavi y su staff era agasajado por la plana mayor, dentro del vestuario se cantaba a pleno pulmón, “¡Oh la la, Oh la la, ser del Barça es lo más grande que hay!”, recitada en catalán hasta por un Ousmane Dembélé, que estaba más participativo que nunca -quizás le de una vuelta de tuerca más a su renovación, pensando en jugar un año más con su ‘amigo’ Aubameyang-, así como también el himno del Barça, que fue cantado a ‘capela’ entre vítores de los asistentes. Y hasta hubo tiempo de celebrar y agasajar a Dani Alves, que cumplía su partido 400 como blaugrana, siendo el segundo extranjero con más apariciones, sólo superado por Leo Messi.
En las celebraciones en el vestuario también apareció Ansu Fati, que sigue en Madrid recuperándose. El joven delantero pudo festejar con sus compañeros esta gran victoria, a la espera de poder reincorporarse a los entrenamientos de aquí a dos semanas.
Y mientras los jugadores ‘explotaban’ de euforia en el vestuario visitante del Santiago Bernabéu, a unos 500 kilómetros de distancia, unos cincuenta aficionados acudían a la fuente de Canaletes, el habitual lugar de celebración de títulos del club, para dar rienda suelta a su felicidad, con Xavi Hernández entre los más aclamados.
La ‘fiesta’ siguió en el autocar, que llevó a la expedición blaugrana al aeropuerto, así como también durante el vuelo de regreso. Joan Laporta estaba especialmente eufórico, sobre todo porque había podido hacer realidad el eslogan de su campaña, que abrió fuego con la famosa lona y su eslogan en las mismas narices de Florentino Pérez: “Con ganas de volver a veros”.
Un peso pesado llegó a pronunciar una frase que Laporta hizo célebre en su primer año de mandato en el 2004, cuando tras fichar al centrocampista holandés Edgar Davids en el mercado de invierno, sacó pecho, espetando: “Qué n' aprenguin! (¡Que aprendan)”. Esta frase, muy popular en el abecedario blaugrana, ha sido recurrente en el dirigente blaugrana a lo largo de su presidencia, por lo que está instalada ya en el disco duro de los aficionados.
Sin embargo, pronunciada por este peso pesado, puede que fuera un poco más allá del significado original. Puede que fuera un gesto de rabia para todos aquellos que habían dado al Barcelona por muerto, o un acto reivindicativo tras la extraordinaria exhibición futbolística del equipo, o incluso un toque de atención hacia aquellos que habían menospreciado a los jugadores más veteranos.
Sea como fuere, nadie pudo ‘descolgarse’ del ambiente festivo del viaje de regreso. Ni tan siquiera el jefe de seguridad del primer equipo, Rafa Soldado, que este domingo acompañó por última vez a los jugadores. El club ha decidido cambiar de empresa de seguridad, dando por extinto su contrato con el Barcelona. Una decisión que no fue muy bien recibida por el vestuario, ya que Soldado era una persona muy querida en la plantilla.
El equipo tendrá ahora dos días de fiesta para poder disfrutar a lo grande de esta gesta épica, aunque once internacionales se concentrarán ya a partir del lunes con sus selecciones. Al resto, se les espera el miércoles a las 18 horas en la Ciutat Esportiva.
¿Y Xavi? Pues siempre en un segundo plano: disfrutando especialmente de un momento que él mismo califica como “histórico”. Pero para el técnico, lo más importante, es ver a la gente feliz y orgullosa de su equipo. “Eso no tiene precio, como culé no puedo pedir más”, reconoce el entrenador egarense, que sabe que "aún no se ha ganado nada, pero también está todo por ganar".