Cuatro detalles de una tarde triunfal en El Sardinero
El Racing se escapa en la clasificación tras un partido que no controló durante una hora, pero repleto de pequeñas cosas que hablan de un equipo con alma
La celebración
Este alargue de los lunes lo solemos dedicar en AS a poner la lupa sobre determinados aspectos del juego que, para bien o para mal, creemos que han influido en el partido. En este caso, por la carga simbólica de la victoria del Racing sobre el Zamora, más que a atender a los matices tácticos, merece la pena quedarse con los anímicos. Es probable que con el sofocón que llevaba cada racinguista en estadio, muchos no se dieran cuenta al detalle de quienes eran los posesos que corrían hacia Cedric en el 92' como si fueran a por Iniesta en el 116'. Mejor lo vieron los que lo seguían por Fuchs-Sports y algunos se sorprendían que dos de los más rápidos y más poseídos fueran Isma López y Lucas Díaz, que no juegan nunca. O que Pablo Torre, Íñigo o Tienza, que salieron del campo muertos, se pegaran ese esprint de 50 metros. El buen rollo está sobrevalorado (y alguno de los más exitosos equipos que jamás ha tenido Cantabria, lo demuestran), pero en este Racing sí que se puede decir que hay un vestuario unido.
Dos carreras
Puede que entre las muchas emociones de la jornada hayan pasado desapercibidos dos esprints magníficos, plenos de fe y que fueron cruciales para poder llegar al pase de Borja Domínguez a Cedric para el 2-1. Y no precisamente de los dos jugadores más rápidos del equipo. Me estoy refiriendo a Yeray y a Bustos. El de Isla perdió en el 90' un balón en tres cuartos de campo que se convirtió en una contra que cortó el aliento a El Sardinero, pero que subsanó el propio chaval después de una persecución de 60 metros echando el bofe. Recuperó tres metros por delante de su frontal y él mismo relanzó la jugada. Tan cansado debía estar, a 200 pulsaciones, que él, que tiene un guante en la pierna izquierda, le metió un pase imposible a Bustos, que solo esprintando como si le fuera la vida en ello y tirándose en plancha pudo rebañar la pelota antes que saliera por completo del terreno de juego. 18'' más tarde, y tras tocar Sergio Marcos, Medina, Borja Domínguez y Cedric, estalló El Sardinero.