ESPANYOL | CONFLICTO UCRANIA - RUSIA
Vasyl Rats, 'agente doble'
Nacido en la actual Ucrania, estrella de la URSS de los 80 y del Dinamo de Kiev campeón de la Recopa, jugar en el Espanyol pudo costarle la etiqueta de traidor.
A Vasyl Rats (25-03-1961), el más veterano de los 15 futbolistas de Primera División nacidos en la actual Ucrania, aunque realmente él se crió y formó en la Unión Soviética (URSS), le dieron a elegir a inicios de 1989 entre firmar un contrato de tres temporadas con el Glasgow Rangers o medio, con posibilidad de otros dos, en el Espanyol. El jugador, baluarte de un Dinamo de Kiev en el que llevaba una década, no dudó. "Es mejor el sol de Barcelona que la lluvia de Escocia", proclamó. Y para Sarrià que se marchó, junto a su esposa, embarazada de su primer hijo.
La historia perica de este futbolista, hoy golpeado como tantos otros por la guerra, prometía por esa declaración de principios inicial. Pero, más allá del sol, poco más pudo tomar en el Espanyol. En una negociación interminable, no debutó hasta el 8 de abril y, aunque desde ese primer momento jugó en todos los partidos (11) los 90 minutos –120 en el caso del último y más fatídico–, no pudo debutar que el equipo de Javier Clemente descendiera a Segunda División. Cuentan sus compañeros de vestuario que no encajó con demasiado dolor el desenlace de la promoción ante el Mallorca. Pero, aun así, estuvo a punto de quedarse. Y de anotarse en una lista negra.
Rats no solo había sido el dueño de la banda zurda del Dinamo de Kiev –campeon de la Recopa de 1986 frente al Atlético de Madrid, y de la Liga soviética en 1985, 1986 y posteriormente en 1990–, sino también de la URSS. Mundialista en México'86, donde anotó un golazo ante Francia (empataría el también experico Luis Fernández), y subcampeón de la Eurocopa de 1988 –tras la Oranje de Van Basten– bajo la batuta de Valeri Lobanovski, el legendario entrenador le había advertido, cuando le comunicó que daría el salto al Espanyol, de que lo iba a necesitar presente en su país durante todo el año previo a la Copa del Mundo de 1990.
En estas que, pese al descenso, y como él mismo relataría tiempo después, desde la planta noble de Sarrià le tantearon para ejecutar una opción de compra hasta junio de 1991, por 50 millones de pesetas (unos 300.000 euros) para el Dinamo, con apartamento y coche propios para él. Y la posibilidad, de rebote, de que su hijo naciera en la soleada Barcelona. Mucho se lo pensó Rats, así lo reconocía, pero explicaba que finalmente desechó la propuesta ante la posibilidad de que en la URSS le consideraran un "traidor" y ello, además, pudiera afectar a su familia aún residente en Kiev.
La 'huida' de 'Laszlo' con una trombosis
De vuelta al Dinamo, disputó Rats el Mundial de Italia, con el que cerró una trayectoria de 47 internacionalidades y cuatro goles. Sería muy poco después, en la antesala de que se disolviera la Unión Soviética, cuando volvió a surgirle la necesidad de abandonar el país. “Mi esposa iba a la tienda a por leche, pero si llegaba media hora tarde ya se habían agotado la mayoría de alimentos. Sinceramente, solo pensaba en marcharme a cualquier otro lugar”, confesaba, años después, en una entrevista.
Y así es como llegó, a finales de 1990, una oportunidad redonda. La opción de recalar en el Ferencvaros húngaro, país con el que le unían raíces –nació en Fanhykovo, muy cerca de la frontera con Rumanía y Hungría, y parte de su familia procedía de tierras magiares–. Pero tampoco así lo tuvo fácil. La tarde de la Nochevieja, después de entrenarse en Kiev, se sintió indispuesto. De golpe, la parte derecha de su cuerpo no respondía. Un virus le había provocado una trombosis de la que se trató en secreto, para que no llegara a oídos del Ferencvaros, con el que pudo firmar –una vez recuperado del todo– un par de meses más tarde.
Instalado ya en Budapest incluso después de su retirada, en 1993, precisamente por las secuelas de aquella trombosis, el exjugador del Espanyol adaptó su nombre al húngaro, Laszlo, trabajó en una empresa de plásticos hasta que fundó la suya propia, Rats and sons, básicamente dedicada a ejercer de intermediarios entre empresarios húngaros y ucranianos. Pero no por ello abandonó el fútbol.
Koncha-Zaspa, del lujo al abandono
Empezó como asistente en el Ferencvaros, la temporada 1996-97, y una década más tarde regresó a su país natal para enrolarse en el cuerpo técnico del Dinamo de Kiev. Otra experiencia en el vecino Football Club Obolon-Brovar, en 2011, fue la última antes de que dejara los banquillos por razones de salud.
Condecorado como Honorable Maestro de Deportes por la URSS en 1986 y por el presidente de Ucrania con la Orden del Mérito en 2016, tras colaborar en torneos infantiles sobre todo en su región natal, en los meses previos a la invasión por parte de la Rusia de Vladimir Putin seguía viviendo Vasyl Rats en el barrio residencial de Koncha-Zaspa, al sur de Kiev, donde se ubica la ciudad deportiva del Dinamo, y noticia estos días por las impactantes imágenes de sus mansiones abandonadas. Ahí se le pierde la pista a unas semanas para que cumpla 61 años, con el deseo de que pueda celebrarlos en un entorno de paz.