Bravo arregló con los pies lo que no pudo con las manos
El chileno, señalado tras el derbi de Liga, falló en el gol del Rayo, pero enmendó su error con un pase en largo a Joaquín que dio lugar al pase a la final
Señalado tras el derbi del pasado domingo, en el que el Sevilla se impuso al Betis por sus errores en los dos goles de los de Nervión, Pellegrini no tenía dudas con Claudio Bravo. "Jugarán él y diez más", dijo en la previa de la semifinal de la Copa ante el Rayo. Al técnico bético le habían funcionado las rotaciones en la portería durante toda la temporada y no iba a cambiar su plan. Poco importaba que Bravo llevara sin jugar desde que se lesionara el 28 de enero en el duelo entre Chile y Argentina.
Y lo cierto es que Claudio Bravo no tuvo trabajo durante la mayor parte del encuentro, salvo salir a despejar algún córner y estar atento para abortar los ataques rayistas adelantando su posición. Hasta que llegó el minuto 80 y el gol de falta de Bebé. Un gol en el que el jugador del Rayo tiene un mérito indudable, pero en el que también falló Bravo. Primero, no colocando bien a la barrera y, segundo, no llegando a un disparo que por muy fuerte que fuera, salió desde muy lejos y entró por el palo que defendía.
Con el foco puesto sobre él, Bravo se redimió haciendo con los pies lo que no pudo con las manos. Porque el gol del empate bético de Borja Iglesias vino precedido de un genial desmarque de Canales que vio con un pase magistral Joaquín. Pero el balón llegó al portuense gracias a un magnífico pase en largo de Bravo. La fiesta se desató en el Villamarín y el 23 de abril en la final de La Cartuja, nadie se acordará del fallo de Bravo.
La apuesta de Pellegrini volvió a ser ganadora. Ahora está por ver si mantiene a Bravo como titular el domingo ante el Atlético, aunque todo apunta a que volverá a ser el turno de Rui Silva para defender la portería bética.