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RACING | EL ALARGUE

Una de esas tardes

El racinguismo se ha acostumbrado en la última década a penar más que a disfrutar en El Sardinero. Ayer, sin embargo, tuvo mucho que celebrar. Y que dure

Santander
Una de esas tardes
Nacho CuberoDiario AS

A veces es fácil acertar

Lo de Pablo Torre es ahora mismo escandaloso. Sale a recital por partido, incluidos los de la selección Sub-19. Su reino no es, desde luego, de este mundo, la Primera RFEF, y es ahora mismo el factor diferencial del Racing. El equipo ha crecido en todas sus líneas, Parera nos ha tapado la boca sorprendiendo a la propia empresa, la defensa está solidísima, el crecimiento exponencial de Íñigo (ya mejor 8 que 6) ha cambiado el centro del campo, Arturo ha dado un perfil que no se tenía entre los trescuartistas, Soko y Camus son imparables cuando arrancan... Y Pablo Torre. Ya no digo el año pasado, que había en el club quien no le veía para hacer la pretemporada con Rozada, este año, hace dos o tres meses, nos llamaban exagerados, vendedores de humo, a los que veíamos un jugador de nivel Canales. Era muy fácil. Solo consistía en haber visto jugar a Sergio y a Pablo. Y tener ojo para el fútbol. Con un poco vale.

Paso adelante

En el análisis postpartido, Guillermo Fernández Romo, y también Fausto Tienza, uno de sus hombres de confianza y que firmó un magnífico partido contra el Real Unión, sostuvieron que el Racing no ha cambiado, que han cambiado los ojos con los que los miramos los demás. Que hacen las mismas cosas con los mismos. Yo, desde luego, si se refieren al primer tiempo, no les compro el argumento (al segundo, puede ser). ¿Alguien había visto hasta estos últimos días esa presión alta, agresiva, con los pivotes mordiendo en la salida del rival a casi 15 metros del área rival, con los laterales echando el aliento en el cogote a los extremos por mucho que bajaran a recibir? Por no hablar del trabajazo de Cedric y Pablo Torre en el frente para recuperar... ¿Que otros rivales sacan a vejigazo limpio desde el portero si presionas alto? Claro, como Parera. Pero no se había intentado ni contra los que apuestan por el toque..., y si se intentó, salió tan mal que yo me lo perdí. Tampoco soy de los más listos, claro. De todos modos, hayan cambiado ellos o nuestro ojos, todavía me pellizco de lo bien que jugaron ayer.
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Nacho CuberoAS

El que faltaba

La cuarta sustitución por lesión en un partido que padece esta temporada Unai Medina sirvió para que debutara el último fichaje racinguista, Javi Vázquez. El único futbolista de la plantilla que no había jugado todavía y, la verdad, la media hora de la que dispuso no fue suficiente para hacernos una idea de lo que puede llegar a aportar. Como en el chiste, estuvo en el mejor sitio en el peor momento. En un Sardinero apasionado y con 3-1 el día en el que el Racing ha dado muestras de su mejor fútbol, sí, pero antes de salir él al campo (no es su responsabilidad) su equipo ya había perdido el balón y reculado 30 metros. Intentó irse dos veces para arriba y no le salió, hubo gente que ya se dio codazos como diciendo "¿este es mejor que Simón?", pero no sería justo negarle el pan y la sal en esas circunstancias: habrá otras, seguro. Mejores, aunque no lleguen al nivel de la primera mitad.

Afición

Los Campos de Sport se estaban amuermando. Entre cuatro y cinco mil espectadores y muchos menos decibelios de ambiente de lo habitual en los últimos años. Pandemia, hartazgo de Segunda B, aburridos de aburrirse viendo un fútbol de escasos quilates..., empezaba a ser preocupante. Ayer, sin embargo, se vio que esa generación de racinguistas que se curtió en las gradas peleando (a veces, literalmente, qué le vamos a hacer) contra Harry y sus cuates sigue ahí. Bastó con que su equipo le diera un par de alegrías en Riazor y el Reina Sofía, que la nueva dirección de la APR se remangara y que el Racing supiera leer el discurrir de los acontecimientos y ofertara unos descuentos interesantes, para que El Sardinero volviera a ser El Sardinero. Si no le fallas, El Sardinero no falla. ¡Cómo me alegré que Mantilla, Íñigo, Pablo, Camus y Yeray, que habían vivido eso estando en las gradas gritando ellos a sus héroes de entonces, ayer pudieran volverse a la grada desde el césped y disfrutarlo! Todo el equipo lo dio todo, pero no creo que lo sintieran como estos cinco que tanto habían soñado con protagonizar momentos como ese.
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Nacho CuberoAS