El espanyolismo se reengancha
Se han agotado las 1.400 entradas disponibles para pericos en el Villarreal-Espanyol, y serán más, tras vivir ante Barcelona y Sevilla las dos mejores entradas en casa.
Que las sensaciones a veces son más importantes que los resultados objetivos lo demuestra la relación entre el Espanyol y sus gentes, que hace apenas tres semanas parecía más distante que nunca y que ahora vive una suerte de comunión inusitada. Una delgada línea separa ambos estados de ánimos, y es regresiva, pero no cabe duda que el derbi ante el Barcelona, el enfrentamiento contra el Sevilla y ahora la visita al Villarreal han unido lo que se antojaba como un jarrón roto en mil pedacitos.
Clasificación | PTS | PG | PE | PP |
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Son 1.400 los socios y socias del Espanyol que acudirán seguro a La Cerámica este domingo, a pesar de que la hora del partido (14:00 horas) podría frenar a los más habituados a viajes con paella de por medio. Esos 1.400 son tantos como las entradas que el club ‘groguet’ facilitaba al blanquiazul para ubicarlos en la zona de la afición visitante. Pero habrá más, ahora mismo incuantificables, que serán quienes compren entradas directamente a través del Villarreal para cualquier otro sector del estadio. Hasta 4.000 se dieron cita en enero de 2020, en la última visita, hasta el punto de que se apoderaron de la animación de La Cerámica.
No es casual este bárbaro desembarco, que viene de dos platos fuertes en el RCDE Stadium con solo ocho días de margen. Frente al Barcelona, como no podía ser de otra manera, se registró la mejor entrada de la temporada, 25.049 espectadores, aunque a simple vista ofrecía la grada un aspecto de lleno. Y prácticamente los mismos, 24.897, se dieron cita el pasado domingo ante el Sevilla, que no es el máximo rival histórico pero sí un adversario de nivel, y fueron unos 7.000 seguidores los que se acogieron a entradas con descuentos para socios y abonados.
De dos empates viene el equipo, y de congraciarse con una afición que busca cualquier motivo para reconciliarse con los suyos y volver a apoyarlos, especialmente después de haber vivido una época tan oscura como la del descenso y el paso por la Segunda División sin haber podido acudir a un solo partido, a causa de la pandemia, más allá de recibimientos o despedidas al autocar. Ahora plantilla y seguidores vuelven a ser uno sobre el césped y las gradas.