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REAL MADRID - ALAVÉS

Calleja: "En el Real Madrid te enseñan a ser un ganador"

El entrenador madrileño, destituido en diciembre en el Alavés, analiza el partido del Bernabéu y recuerda su etapa como jugador en el club blanco, desde los 9 hasta los 20 años.

Actualizado a
Calleja, en Mendizorroza

Javi Calleja (Madrid, 43 años) fue cesado en Vitoria en diciembre. No quiere guardar ningún rencor, pero lamenta que no le dejaran desarrollar su proyecto. Le firmaron dos años, algo novedoso en Vitoria. En Villarreal demostró su valía. Como jugador también acumuló un interesante currículo. Pasó como jugador por la cantera blanca.

¿En qué invierte los días actualmente?

Las primeras semanas tras la destitución desconecté totalmente. Hemos tenido que cambiar de casa, andamos con obras y mudanza. Llevo una semana ya pensando en fútbol de nuevo.

Echa de menos el nervio del banquillo, claro...

Lo llevo en la sangre, me lo pide el cuerpo, lo echo de menos, no quiero estar en esta situación, lo que quiero es estar en un banquillo.

Depositó muchas esperanzas en el proyecto del Alavés, ¿verdad?

Muchísimas, me motivaba, tenía muchas ganas de comenzar un camino que no sabía hasta dónde podía llegar. Para cualquier proyecto se necesita tiempo y creer en él. El Alavés se merecía dar mi mejor versión, pero todo se quedó a medias, porque se dio más importancia a la mala racha que a creer en un largo tiempo para hacer algo diferente.

Cuando llegó la temporada pasada culminó el milagro de la permanencia, y a dos jornadas para acabar la temporada. Eso está ahí.

Con el tiempo le doy más importancia. Creo que tiene mucho valor. Pocos creían en ello y nos tildaban de locos, aunque dio resultado y, a partir de ahí, se habló de un proyecto a medio plazo. Pero en el fútbol no hay paciencia y no se ha podido terminar lo que se empezó.

Lo cierto es que le ha tocado vivir cosas raras: en Villarreal le cesaron y a los 50 días, volvió. Más adelante se le dio el proyecto a Emery justificando un salto en la ambición. Y ahora esto del Alavés...

Mi trayectoria como entrenador es peculiar. Empiezo en categorías inferiores del Villarreal y cuando se confía en mí para el primer equipo, los resultados son muy buenos y apuesta por la renovación. Una temporada se empieza mal, me rescinden y al final se vuelve a recurrir a mí para lograr algo diferente de lo anterior, la permanencia. Al año siguiente volvemos a quedar quintos. Cada vez que se me ha pedido un objetivo, se ha cumplido. En el Villarreal las temporadas han sido bastante exitosas. Cuando se torció todo, volvieron a contratarme para otro objetivo que logramos. Poco más tarde, me embarco en un reto importante, sabiendo que venía de un equipo con una idea clara de juego con la que me siento totalmente identificado por un club que en ese momento era totalmente lo contrario. Se consigue estar un año más en Primera y cuando pienso que el momento de apostar por consolidar esa idea y hacer cosas importantes de cara a un futuro, pensando que ese futuro no era inmediato y que se necesitaba tiempo, el fútbol se vuelve impaciente y empiezan las prisas. Se toman decisiones con las que unos están de acuerdo y otros, como yo, no tanto.

Le dijeron que era un suicido venir a Vitoria, pero llegó a decir que era la mejor decisión de su vida. ¿La destitución acabó por dar la razón a los que le comentaron algo tan preocupante?

'Fifty-fifty'. Me reafirmo en lo que dije. Venía del Villarreal y todo el mundo me etiquetaba con una idea, un estilo. Necesitaba un reto como el del Alavés para demostrar a todo el mundo que no era solo eso, que también éramos capaces de sacarle partido en un equipo totalmente diferente. Todo salió bien, por eso dije que era la mejor decisión que había tomado. Me hizo mejor entrenador. Viví otra serie de experiencias que me han enriquecido. Luego está el tema de la renovación.

¿Qué pasó?

Cuando nos sentamos en la mesa para hablar del proyecto y de un futuro, me lo imagino con otros ojos.

Los resultados no han sido mucho mejores tras destituirle, aunque respetará a Mendilibar, que le dirigió en Osasuna cuando usted era jugador.

No es una cuestión de un entrenador u otro, no hay que perder de vista la perspectiva del objetivo. El Alavés por plantilla e inversión debe intentar pelear por la permanencia. En eso está, es muy sufrido, hay que tener mucha fortaleza mental y saber que hay cuatro o cinco equipos en esa misma pelea y quedan muchos puntos por disputarse. Está en una posición en la que ahora mismo no habría cumplido la meta, pero quedan muchos partidos. Si el objetivo fuera estar entre los diez primeros o meterse en Europa, claro que hablaríamos de un fracaso o que no se están cumpliendo las expectativas. La permanencia está al alcance de la mano, aunque se parte en desventaja porque están a cuatro puntos de ella. Cuando es consecuente con aquello por lo que está peleando debe seguir hasta el final, hay que tener paciencia y cuando acabe la temporada y se vea si se ha logrado una cosa u otra, se hace la valoración. Ahora mismo hay que estar todos juntos, porque no es inalcanzable.

Hablemos del Madrid, el próximo rival. Se formó allí desde los 9 a los 20 años, con Del Bosque al frente de la Ciudad Deportiva. ¿Esa camiseta marca de por vida?

Sin duda, te marca, te forma, te enseña mucho. Haber pertenecido al Madrid y haber vestido esa camiseta y haber podido jugar en las categorías inferiores me ha marcado en mi carrera a nivel personal y profesional. Te enseñan a ser ganador, a creer en lo que haces, a sentir que cada partido es el más importante que tienes que disputar. La mentalidad de ganarlo todo, las grandes remontadas... no son casualidad, te lo inculcan desde pequeño.

Ahí anda Ancelotti, sin perder la ilusión a su edad...

Es ejemplar. Entrenadores como él, con esa trayectoria, su experiencia... y que mantengan esa llama viva de ilusión de querer hacer las cosas mejor y seguir ganando, que no se cansen, es un aprendizaje para todos.