La fiesta fue del Racing
El Racing conquista un Riazor con casi 21.000 aficionados y da un golpe a la liga. Decidió un gol de Íñigo en el 35' ante un Depor plano que lleva tres derrotas seguidas.
Todos los partidos valen tres puntos, pero no todos valen lo mismo. Ese era el caso del Deportivo-Racing. Primero contra segundo. Líder contra aspirante. Duelo clave, por mucho que todavía falte más de un tercio de liga para que caiga en el telón. Todo un espectáculo multiplicado por un Riazor con casi 21.000 espectadores. Un escándalo. Un ambientazo que esperaba vivir una fiesta, pero que se quedó sin ella porque viajó hacia Santander. Y lo hizo con justicia, porque los de Romo fueron superiores en el primer tiempo y no sufrieron en exceso en el segundo. Todo un golpe en la mesa de los santanderinos, que llevan cinco partidos si encajar, que se ponen a dos puntos del líder con un partido menos y se llevan de A Coruña el golaverage de botín extra. Todo ante un Depor menguante que en semana y media lleva tres derrotas, más que toda la primera vuelta junta.
El guion previo señalaba a un Depor destinado a dominar con el reto de la eficacia en la mochila ante un Racing más retrasado a la espera de matar a la contra. Dos planes, y el primero en funcionar fue el cántabro, que además de controlar el ritmo rozó el primero a los ocho minutos en un remate de Satrústegui en un córner que obligó a Mackay a trabajar a fondo. Tímidamente los coruñeses fueron metiéndose un poco en el partido, pero con el único argumento de Trilli sin funcionar la apuesta de Borja de jugar con dos extremos puros (William y Álvaro Rey) con Miku solo en punta. El duelo se fue claentando, pero siguió igual de cerrado con la estrategia como única llave. Todo lineal hasta que el minuto 35 Íñigo, en una buena llegada colectiva, remató dentro del área para batir a un Mackay que últimamente ha perdido el duende. Golpe para un Depor cortocircuitado que no logró disparar a puerta en el primer tiempo ante un Racing ordenado que lograba que se jugase a lo que él que quería bajo la batuta de Pablo Torre.
El segundo tiempo arrancó con un Depor más incisivo y decido, que embotelló al Racing y rozó el gol en el minuto 51 en un buen remate de William, pero se fue a la madera. Cuarto poste en tres partidos para los blanquiazules, todo un palo. La necesidad local abrió espacios para subir las revoluciones del partido. Corazón gallego ante un Romo que en el 65’ decidió que tocaba conservar y correr renunciando al talento de Pablo Torre. Tuvo de nuevo otra buena oportunidad William tras una gran jugada de Quiles, pero su remate siguió sin encontrar la dirección correcta y se fue al lateral. El peso del crono comenzó a ser otro factor en juego, con la ansiedad de los coruñeses como un enemigo más al ver muy cerca la tercera derrota consecutiva. Agonía coruñesa y fiesta racinguista, que supo nadar en el primer tiempo y guardar la ropa en el segundo para lograr una victoria cinco estrellas.