El terror de los anfitriones
El Tenerife es el mejor visitante de la categoría, en Santo Domingo sumó su séptima victoria a domicilio y desde noviembre del año pasado no pierde lejos de la Isla.
Lo del Tenerife fuera de casa es histórico. Las estadísticas son tan buenas que sorprende a propios y a extraños ya que a los insulares, en los últimos años, les costaba horrores ganar lejos del Heliodoro. Sin embargo, este año, los de Ramis le han dado una patada a los viejos registros y se han convertido en el terror de los anfitriones.
Porque con su triunfo en Santo Domingo (0-2), donde solo había ganado una vez, el cuadro blanquiazul se ha colocado como el mejor visitante de la categoría con 25 puntos superando a Éibar y Almería (con 23 cada uno) y ha sumado más que en el Rodríguez López (24).
En Alcorcón se cosechó nada menos que el séptimo triunfo foráneo de la campaña, algo que no se conseguía desde la temporada en Segunda B con Cervera (2012/13). En lo que va de campeonato se ha ganado en Fuenlabrada (1-2), Valladolid (0-2), Huesca (1-2), Leganés (1-2), Zaragoza (0-2) y Ponferrada (1-2). Vale sumar también el triunfo copero ante el Ibiza Islas Pitiusas (1-2).
Es más, el Tenerife no pierde fuera de casa desde el 15 de noviembre del año pasado cuando cayó en La Rosaleda ante el Málaga (1-0). Desde entonces ha sumado en todas sus salidas ganando, incluso, en las últimas dos de ellas. “La reflexión que hago es que el equipo tiene una mentalidad buena y directa. Los signos de responsabilidad los tenemos claros, y eso habla de las exigencias altas del equipo semana tras semana”, opinó el entrenador tras el partido.
El siguiente desplazamiento de los tinerfeños será a Anduva para jugar ante el Mirandés donde se espera otro acompañamiento masivo de la afición. “Entiendo de las dificultades de mucha gente para asistir a los partidos, y es de alabar este respaldo que estamos recibiendo. Vamos a intentar no fallarles ni a ellos, ni a los que nos siguen desde Tenerife”, dijo Ramis. Es que con los números en la mano, el Tenerife es el terror de los anfitriones.