Aprobados y suspensos del Pucela: El Yamiq completa la locura
El penalti del central marroquí arrebata al Real Valladolid la oportunidad de ganar un partidazo en el que los blanquivioletas remontaron.
Visto lo visto este sábado, no hay nada que un corazón blanquivioleta no resista. El Real Valladolid y el Girona dedicaron un recital a sus aficionados, taquicárdico, eso sí, por cuanto pasó en una segunda parte loca. Después de voltear el marcador y ponerse por delante con todo merecimiento, al Pucela se le escaparon dos puntos por un penalti cometido por El Yamiq.
Masip: Hizo un paradón de reflejos a Baena cerca del descanso en una de las ocasiones más claras del Girona. 646 minutos después, su imbatibilidad se rompió, aunque nada tuvo que hacer en ninguna de las dos acciones, defectuosas de la zaga.
Luis Pérez: Ofreció un peor nivel que en citas anteriores, dando muestras de fatiga y sin atinar en demasía en los centros. Sufrió bastante con las continuas caídas a su zona de Samu Saiz, el mejor del partido.
Javi Sánchez: Bernardo le gana el duelo en el balón parado que deviene en el 0-1. Fue el mayor borrón de su partido, en el que no tenía una papeleta fácil, teniendo en cuenta cómo se compenetran y atacan Stuani y Samu Saiz.
El Yamiq: Fue quien más se emparejó con Stuani de los dos centrales y lo hizo con éxito,a burriendo al máximo goleador de la categoría. El palo le impidió hacer el 1-0 en un testarazo. Emborronó su buena actuación con un nuevo penalti que se pudo ahorrar.
Nacho: Se mató a correr arriba y abajo, habida cuenta de que Toni Villa abandonó mucho la banda para jugar en otras zonas. Le da igual que le abandonen: él solo se basta para producir en el costado. Arnau apenas se le pudo imponer.
Plata: Intermitente, completó tres regates de los cinco que probó y puso algún que otro balón con marchamo peligroso, aunque primaron su desconexión y desacierto, que le convirtieron en uno de los primeros sustituidos.
Roque Mesa: Insistente en las órdenes y, sin balón, en la presión. Evitó la presión del Girona lateralizando la salida cuando era necesario. Empujó y acabó dando otro recital con balón. Le faltó ser capaz de imponer su temple al final.
Aguado: Recibió tres faltas en los primeros cinco minutos, pero no se amilanó; ejerció como metrónomo cambiando el balón de lado y llevando la manija en los mejores minutos que tuvo el equipo. Su dominio, junto a Roque, fue abrumador.
Toni Villa: Tanto culebreó que en una ocasión tuvo que regatear hasta a Nacho. Su centro a Weissman mereció el gol. Fue el más peligroso de cuantos jugaron de blanquivioleta y, además, se fajó atrás.
Cristo: Dio una gran asistencia a Weissman en la primera ocasión del partido. Participativo en la creación, ofreció tres pases clave antes de ser cambiado. Probó fortuna desde la frontal acariciando la escuadra en el inicio del segundo tiempo.
Weissman: Juan Carlos le achicó bien espacios en la primera intentona. Se encontró con el palo en un cabezazo y, a bocajarro, en un remate magistral, Juan Carlos le hace seguramente uno de los paradones de la temporada.
También jugaron en el conjunto de Pacheta:
Sergio León: El segundo balón que tuvo lo mandó a guardar, con cierta intriga, ya que el VAR lo revisó. Enchufado e insistente, con él el equipo ganó presencia en el área.
Óscar Plano: Ayudó a Luis Pérez a tapar por dónde más intentaba hacer daño el Girona. Además, colaboró en la creación en tres cuartos.
Anuar: Su centro-chut bien valió un gol... tan loco como el que marcó Morcillo. Con piernas y con corazón, sumó y mucho en medio de la esquizofrenia de minutos finales.
Morcillo: Se estrenó como goleador, se podría decir que de manera casi accidentada. Sin embargo, cuando tuvo que encarar en seco se le vieron las costuras.