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REAL MADRID

Revulsivo Fede Valverde

Ante el Granada salió y le cambió la cara al equipo. Su gol en el Clásico le relanzó y está volviendo a ser el de antes de la lesión. Apunta a titular en La Cerámica.

Actualizado a
Revulsivo Fede Valverde
Pablo GarcíaRFEF

La temporada de Fede Valverde ha ido de más a menos... Hasta ahora. El Pajarito ha vuelto a ser importante. Su entrada contra el Granada confirmó que puede ser un pilar sobre el que sustentar partidos -y rotaciones- de aquí a final de curso. Que Ancelotti tiene en él un comodín fiable con el que dar descanso a Kroos y Modric. Algo que ocurrirá este sábado: Valverde apunta a titular para dar oxígeno al croata antes de la gran batalla en el Parque de los Príncipes. La de Vila-Real será, por tanto, la reválida definitiva en la que deberá demostrar que su bajón futbolístico es pasado. Y que el presente apunta hacia arriba.

Porque cuando se habla de 'bajón', los números lo avalan. Empezó siendo indiscutible, el bastión elegido ante la lesión de Kroos: jugó de inicio las ocho primeras jornadas, en las que el Madrid ganó cinco partidos, empató dos y sólo perdió uno, el tropezón en Cornellà-El Prat (2-1). Pero para el Pajarito hubo un antes y un después: el Clásico del Camp Nou. Fue suplente por primera vez, salió en 72' y se fue en el 91'. Un movimiento extraño que, horas después, encontró su explicación: había sufrido un esguince en el ligamento externo de la rodilla izquierda. En total estuvo un mes de baja, perdiéndose cuatro partidos (Osasuna, Elche, Rayo y Granada). Aparentemente nada grave.

Pero sí un punto de inflexión. Porque eso le hizo estar dos meses sin ser titular, no volviendo a aparecer en un once hasta el 19 de diciembre (0-0 vs Cádiz). Perdió ritmo competitivo, se le empezó a ver más espeso y Ancelotti, consciente, le restó minutos: entre los cuatro partidos siguientes a su recuperación sólo sumó 51', todos ellos saliendo desde el banquillo. Se difuminaba el Pajarito, que dio un golpe sobre la mesa en Arabia. Si en el Clásico del Camp Nou había empezado su desplome, en el de Supercopa lo hizo su despegue. Zarpazo, victoria y repunte.

Pese a que ese ha sido su único gol esta temporada, desde entonces se le ha vuelto a ver con confianza, recuperando galones y jerarquizando ese papel de cuarto centrocampista que lleva con tanta naturalidad. "Juega con el mejor centro del campo del mundo", dijo Mina Bonino, su pareja, defendiéndole ante la falta de titularidades. Y lo cierto es que ser el primero en las rotaciones de Casemiro, Modric y Kroos, analizándolo a fuego lento, son palabras mayores. Ante el Granada fue un "aquí estoy yo". Salió en el descanso, sustituyendo a Camavinga y el equipo fue otro. Empezó a asomarse a la portería de Maximiano con firmeza (en la primera parte sólo hizo 6 disparos, por 18 en la segunda) y dejó de sufrir en transiciones tras pérdidas. Más firme. Más Madrid.

Examen en La Cerámica

Apunta a titular, dando descanso a Modric antes de la transcendental batalla del próximo martes en el Parque de los Príncipes. Será, por tanto, un test de altura para confirmar que el Pajarito ha vuelto a ser el de principio de temporada: el Villarreal es el cuarto mejor local y máximo anotador (29) de LaLiga Santander en su campo. La Cerámica es un feudo de hierro en el que los blancos deberán sudar tinta china para ganar. Ancelotti, con la lección aprendida de San Mamés, apostará por jugadores menos habituales para seguir tirando del carro del líder. Y Valverde, de nuevo con el depósito de confianza hasta arriba, será uno de ellos.