"Yo nunca voy a hacer daño..."
Casemiro concedió una entrevista a la revista Panenka en la que habla de su estilo de juego, de su etapa en el Madrid, de Messi...
Una temporada más, Casemiro no es sólo Casemiro en el Real Madrid, es un pilar. Ancelotti se ha abrazado a él como antes otros entrenadores lo han hecho y esta temporada vuelve a ser uno de los más utilizados (es el cuarto madridista con más minutos, 2.601’, sólo superado por Alaba, Militao y Courtois). Se perdió el último encuentro ante el Granada por una gastroenteritis, pero volverá el próximo sábado ante el Villarreal, justo antes de enfrentarse al PSG en la Champions, partido al que ya miran todos los madridistas. En este escenario, Casemiro concedió una entrevista a la revista Panenka en la que no eludió ninguna pregunta: detalló su estilo de juego, analizó la actualidad del Madrid, elogió a sus compañeros en el centro del campo, Messi… A continuación, publicamos un extracto.
Su posición no es vocacional. “Yo quería ser Ronaldo. O Romario. Incluso me decían que jugaba como él, en plan de broma. Todo el mundo quería ser como ellos. O como Bebeto”.
¿Y cómo se convierte un proyecto de delantero en uno de los mejores medios defensivos del mundo? “Siempre fui un enfermo del fútbol. Y siempre era el más joven del equipo. Si mi partido se jugaba un sábado a las 17h, llegaba a la una y preguntaba por si faltaba algún jugador en el partido anterior. Me apuntaba a todo, ya fuera de portero, central, lateral o mediocentro. Para mí era muy fácil cambiar de posición. Porque disfrutaba en todas. No me enfadaba si me ponían de lateral o de portero. Me daba igual. No fue difícil renunciar a ser delantero y adaptarme al centro del campo. Por eso una de mis virtudes es la adaptación al partido. No solo en cuanto a la posición. Si es un partido bonito, sé jugarlo. Si es un partido feo, sé jugarlo. Si hay que pelear, ahí estoy. Si hay que disfrutar, también. Esa adaptación es el reflejo de mis ganas de jugar en cualquier lado desde que era niño”.
Cuando no estás sobre el campo, se nota. “Ancelotti me decía el otro día: 'eres de los pocos que pueden jugar de forma seria un partido muy bonito y también un partido feo'. Rápidamente me dije: 'prepárate porque vas a ser titular en Copa contra el Alcoyano'. Supongo que viene de mi infancia. Me adapto a cualquier partido y a cualquier tipo de juego”.
De Kroos y Modric destacamos sus labores defensivas. En cambio sus tareas destructivas deben pasar desapercibidas. Que no haya faltas, tarjetas, que el juego no se ensucie... “Creo que hay un dato que poca gente conoce y es que los partidos de fútbol duran una media de 97 minutos. Y el jugador del Real Madrid tiene el balón una media de dos minutos y medio. Los otros 95 estamos corriendo, tapando huecos, haciendo desmarques, ayudando. Muchas veces nos fijamos en los tres minutos y decimos: 'qué calidad, qué bien'. Pero la gente se olvida de los restantes. Se hace una falta para parar la contra del rival, se tapa un espacio y se obliga al rival a jugar atrás, este trabajo existe pero el fútbol son los 97 minutos. A veces ese trabajo sin balón es más importante. Los centrales o un mediocentro defensivo como yo, que jugamos más atrás, siempre debemos estar pendientes de más cosas, y hay un margen de error más bajo, se debe fallar menos. Siempre digo que en los equipos de fútbol debe haber de todo: jugadores de calidad, jugadores que corren, que ayudan... Debe haber una mezcla. Por ejemplo, cuando hablamos de Modric, Kroos y Casemiro: uno ayuda al otro, uno completa al otro. Uno tiene el pase, el otro la agresividad y el otro tiene la magia. Este es el mejor ejemplo. Sin solidaridad ni ayudas no se hace un equipo. Por eso digo que para mí es un honor ayudar a Marcelo, porque la calidad que tiene él no la tiene ningún otro lateral en el mundo. Si estoy pendiente de su espalda, de cubrir sus huecos, es porque sé que él luego podrá ayudarnos arriba”.
Simeone dijo que das equilibrio al Madrid. ¿Se sientes un futbolista que llama más la atención a los entrenadores que al aficionado medio? “Todos los jugadores son importantes. Pero uno de los más importantes del equipo es el mediocentro defensivo. Es ahí donde pasa todo (…). Siento un cariño inmenso por parte de la afición del Real Madrid, también me siento valorado por los entrenadores y los compañeros. Dicho esto, es normal que la gente quiera ver un poco más de espectáculo. Quiere ver un caño, un sombrero… Es lo que mola del fútbol. Si solo ves a jugadores quitando balones, es un poco aburrido. Pero eso depende de cómo ve el fútbol cada uno. Los entrenadores, que entienden de esto, lo verán distinto a un aficionado. Saben de la importancia que tengo en el equipo. 'Si no está este, el otro no brilla'. Me siento feliz porque sé que quien entiende de fútbol, sabe el trabajo 'sucio' que hago”.
No sé si es igual de gratificante hacer una entrada, cortar un contragolpe o evitar que el rival se gire. “¡Esos son mis goles! ¡Esas son mis asistencias! Eso es lo que más disfruto del fútbol, cuando robo balones. Cuando termina el partido lo primero que quiero ver es cuántas recuperaciones e intercepciones de tiro a portería he realizado. Esos son mis números. Claro que a todo el mundo le gusta marcar, hacer una jugada bonita, pero mi felicidad está en las recuperaciones de balón. Revelan cuánto he ayudado al equipo”.
¿Le preocupa la etiqueta de duro? “No. Al revés, las faltas me corresponden. Y los números están ahí, yo en el Madrid fui expulsado solo dos veces. No me molesta para nada. Es que esa es la función de un mediocentro defensivo. Destruir, ser pesado, cortar contraataques... Es mi trabajo. Además, hay una gran diferencia entre hacer una falta -y las faltas en el fútbol ganan partidos, no son nunca un problema, debemos hacer faltas, demuestran entender el juego- y actuar con maldad. Yo siempre trato de llegar al balón, voy fuerte, claro, porque soy lo que soy [se señala el cuerpo], y me gusta la intensidad de mi juego. Pero nunca fui con los tacos por delante. Es más: si hago daño a alguien, me enfado. La falta es parte del juego. Pero maldad, nunca. Son los valores que mi madre me enseñó. Nunca voy a hacer daño. Ni a insultar a un jugador. Claro que te picas, es normal y siempre va a pasar. Faltas, seguiré haciendo y tarjetas, seguiré recibiendo, pero los valores nunca los perderé”.
La conexión con Kroos y Modric. ¿Esto se entrena? “No, eso ya no se entrena. Sinceramente, eso sale solo. Con la mirada ya nos conocemos. Cómo le gusta el balón a cada uno, qué tipo de pase va a hacer el otro... No hay una explicación. Con los años hemos conectado de una forma especial y creo que esta temporada, además, estamos más unidos también fuera. Hay una amistad increíble, muy rica, muy bonita, por lo que la química también surge lejos del campo. Si vieras la química que tenemos los tres fuera, el compañerismo, las bromas que nos gastamos... Somos amigos y disfrutamos muchísimo jugando juntos.
¿En qué crees que les haces mejores? Y al revés: “La posición de los dos en el campo y su calidad con el balón. Pero también cómo me ayudan defensivamente. Movimientos que suceden con la mirada. Tras un gesto, sabemos lo que hay que hacer. No hablamos mucho dentro del campo, con la mirada nos basta”.
¿Cuando hablan mucho entonces es porque el partido no funciona? “Al contrario. Muchas veces, como con las cámaras tenemos que taparnos la boca, cuando hablamos es porque estamos de cachondeo. Te lo digo en serio, si hablamos mucho, es porque estamos gastándonos alguna broma, riéndonos de algo”.
Este febrero hará 30 años. ¿Se le ha hecho corto? “Por supuesto que sí. Y mira que a mí me encanta estar cerca de los jóvenes: Valverde, Camavinga, Vinícius, Rodrygo, Lunin. Me gusta estar cerca de este tipo de jugadores. En el aniversario de Militão, hace poco, se lo recordé: 'disfruten porque esto pasa muy rápido'. Parece que fue ayer que llegaba a este club con 20 años. Sé que la carrera de futbolista es corta, porque cuando dejas de jugar con, no sé cuándo será eso, 35 o 38 años, todavía eres joven para la vida. Por eso quiero seguir disfrutando al máximo. No solo los partidos, también los entrenamientos”.
¿Piensan mucho en la edad los futbolistas? “Cada cual piensa distinto. Yo jugaré mientras disfrute. El día que me levante por la mañana y no tenga esa sensación de querer jugar al fútbol, lo dejaré”.
¿Le gustaría ser entrenador? “Aunque todo el mundo dice que seré entrenador, -en serio, to-do-el-mun-do-, por cómo hablo, porque soy muy pesado, no es algo que me apetezca”.
¿Cuál es su mayor aprendizaje en el Real Madrid? “La historia de Juanito. El minuto '7', cuando la afición canta y recuerda que hay que pelear hasta el final. La gente dice que el Madrid es el mejor club del mundo porque aquí juegan solo los mejores. Pero si algo he aprendido aquí es que la afición valora muchísimo el sacrificio, el trabajo, el dar todo lo que tengas, el no rendirse, independientemente del resultado. Por aquí han pasado los mejores de la historia: Cristiano, Ramos, Ronaldo, Zidane, Gento, que nos acaba de dejar, Di Stéfano... Este club vive de sus leyendas, y que jugadores como Juanito, que peleaba, que trabajaba, que era todo carácter en el campo, se quede marcado lo valoro muchísimo.
Madurez. “Siempre fue una virtud. Quizá la mejor. No solo cuando llegué aquí a Madrid. También durante mi infancia. Cuando era niño, con siete u ocho años, si veía que los partidos se complicaban, y estaba jugando de mediapunta, bajaba a ayudar, me situaba como medio defensivo. Como solo he tenido a mi madre y a mis hermanos, la vida me enseñó a madurar mucho antes. Mi madre bromea y me lo recuerda: según ella, aparentaba cinco años más. Lo de tapar huecos lo aprendí de la vida, como lo de ser padre de familia joven o que mis amigos fueran mayores que yo”.
Lo normal es lo que le ha pasado a Vinicius. “Absolutamente. Lo más normal es lo que pasa con Vini, Fede, Rodrygo. Pero en el caso de Vinícius es lo que tú has dicho: los primeros años aprendes, conoces el club, la ciudad, y él ahora está en un momento dulce. Pero no podemos olvidarnos de su edad. Ojalá siga creciendo. Pero lo normal es que en un partido baje, y al siguiente suba, y al otro vuelva a caer. Hace unos meses, como la gente solo percibía las cosas buenas que hacía, hice una declaración al respecto. Dije, y fui muy honesto, que contra el Sevilla, en casa, ganamos 2-1 porque él marcó un golazo. Sin embargo, había sido uno de sus peores partidos del año (…). Ahí está la clave: los jugadores top ganan partidos con una jugada. Nosotros no somos máquinas. Y es con los años como encuentras la regularidad. Vinícius debe entender que hará malos partidos, como contra el Sevilla, pero seguirá siendo uno de los jugadores más importantes”.
Su cesión al Oporto le vino muy bien. “No jugaba mucho con Ancelotti. Por los jugadores que había, claro. Xabi Alonso, uno de mis profesores en la posición, Khedira, Di María que jugaba por dentro... Aquello era normal, yo estaba en pleno aprendizaje, y recuerdo que no sabía a dónde iba a ir. Pude ir al Sevilla, que me apetecía mucho jugar allí. Me hicieron una oferta, estaba Unai Emery, el año que ganaron la Europa League; estaba el Inter de Milán, siempre como cedido, porque Florentino Pérez me decía que yo iba a jugar aquí sí o sí. Y también estaba el Oporto, que sinceramente no estaba en mis planes. Podía elegir. Y quería minutos. Entonces me llamó Lopetegui, hablamos un cuarto de hora, sobre su estilo de juego y, te lo digo en serio, a los tres minutos pensé: 'tengo que trabajar con él'. Y lo más bonito es que no me equivoqué. Porque lo que hizo por mi crecimiento personal y profesional fue una cosa de locos. Y hasta hoy se lo agradezco. Nos enviamos mensajes, no solo por lo que está haciendo en el Sevilla, que es algo increíble, sino por lo que me ayudó. Solo puedo hablar maravillas de él. Infelizmente no le fue bien en el Madrid, porque el fútbol son resultados, y no se dieron, pero es un gran entrenador, muy serio, que disfruta de su profesión”.
Las Champions ganadas: “Cuando estás en esa burbuja no percibes la grandeza de lo que has logrado. Hoy por ejemplo lo veo mucho más grande que en aquel momento. Entonces vas jugando, ganando, celebrando y llegas a pensar que es algo normal, hasta el punto de que no te das cuenta de su importancia. A día de hoy sí soy consciente de lo que conseguimos. Algo histórico. Pero también te digo que este club vive de la Champions y seguirá ganándolas durante toda su vida”.
Su partido en Dortmund, en la 2013-14. “En Dortmund es donde todo empieza. No diré que empieza de cero, porque ya había jugado en el Castilla, una etapa que guardo con mucho cariño, viajando en autobús por toda España y formando parte de una gran generación, pero sí a nivel del primer equipo. Los jugadores, mis compañeros, también el público, pensaron por primera vez: 'este chaval, el sustituto de Xabi Alonso, que no tiene muchos minutos... Con este chaval se puede contar'. Después de ese día, algo cambió. Luego me fui cedido al Oporto y cuando volví…
¿Tras ese partido se convenció de que haría carrera en el Real Madrid? “No, ya tenía claro que eso sucedería. Tuve ese sentimiento desde que llegué al Castilla. Pero el cariño lo notas, lo percibes, después de aquel partido supe que la gente me apoyaba. Fue un partido realmente complicado”.
Cómo se recordará vuestra hegemonía en Europa: ¿el Madrid de Zidane o el Madrid de Cristiano? “El Madrid de las tres Champions seguidas. La llegada de 'Zizou' fue importante, pero han habido tantas estrellas, tantos que han destacado, que sería injusto. La 'BBC', aquel ataque era increíble. O el centro del campo. La línea de atrás, con Carva, Marcelo, Varane y Sergio Ramos. Keylor Navas en la portería... Un equipazo.
En octavos de esta edición espera un PSG con varios nombres conocidos. Pero déjeme detenerme en Messi. No sé si preguntarle si lo echa de menos… “No, nada. ¡Imposible echar de menos a Messi! También te digo: se nota su ausencia, se nota todo lo que representaba para el Barcelona. Es un jugador que enamora a todo el mundo que lo ve. Si te encanta el fútbol, te encanta Messi. Está entre los tres mejores de la historia. Después de dejar el Barça y, en este momento de transición, se ve la importancia que tenía para el equipo. Por eso es un icono del club. En nada vendrá otra vez al Bernabéu, pero estaremos preparados. Porque es imposible que pare a Messi yo solo. Los compañeros deberán ayudarme. Contra el PSG veremos un partidazo”.
¿Existen paralelismos entre vuestro primer año sin Cristiano y el primero del Barcelona sin Messi? “Es normal, nosotros no nos hemos dado cuenta porque los teníamos al lado, pero tanto Messi como Cristiano han transformado el fútbol. Antes los máximos anotadores de la temporada marcaban 20 o 25 goles. Y llegan estos dos y empiezan a marcar 40, 50 o 60. Parecía imposible. Cambiaron este deporte. Cristiano marcó más goles que partidos jugó en el Real Madrid. Es una cosa de locos. Cuando un jugador así deja el equipo, es normal que este lo eche de menos. Marcaron época. Pero creo que la clave es cambiar cuanto antes. El Barça debe adaptarse a esta nueva realidad. El Madrid se readaptó a la situación. Y el Barça lo hará, seguro. Porque estos clubes son los más grandes del mundo y han tenido siempre a los mejores de la historia".