Simeone: "¿Champions? Nunca se sabe, quizá en un año irregular..."
El entrenador del Atlético fue el invitado de El Hormiguero de este lunes. El argentino habló de cómo ve el momento del equipo y analizó su trayectoria en el banquillo.
Diego Pablo Simeone fue el invitado de El Hormiguero, de Antena 3. El argentino habló del documental Vivir partido a partido, de Prime Video, y analizó su trayectoria como entrenador y el momento actual del Atlético.
¿Cómo es Simeone cuando pierde?
Trato de hacer sentir que no me duele primero, pero por dentro, si uno no sabe entender y sufrir la victoria, no puede disfrutar la victoria. No da igual perder o empatar. No es lo mismo que ganar. En casa se me nota, yo hablo mucho con la cara. Pero luego hay que recomponerse y al día siguiente estar de nuevo con los futbolistas.
¿Ve algo más que el fútbol?
Golf, fútbol americano… todo lo que sea verde. Me gusta el fútbol argentino. El otro día veía un partido de Segunda y me preguntó mi mujer… Me hace acercarme a mis raíces y disfruto.
¿El Cholismo es como una religión?
No lo identifico así. Estoy con un club gestionado de una grandísima manera y un grupo de chicos que nos ayudó a crecer y a sostenerlo. Para transmitir una idea, un sentimiento y a partir de ahí, conociendo al club y a la afición y valorando lo mejor que me podían dar mis futbolistas, sacar lo mejor de cada uno.
¿Cómo se gana el respeto de los jugadores?
Traté de ser espontaneo, real, te tienen que creer. Yo fui futbolista y tuve técnicos creíbles y no creíbles. A los primeros los respetas y los admiras, como un hijo a un padre.
¿Y cómo se maneja a los gallos del vestuario?
Yo escucho, es la manera de aprender y de conducir. Nosotros elegimos el coche, pero el camino lo van haciendo ellos. Queremos que se genere algo fuerte en el grupo. En tantos años nos habremos equivocado mucho, pero es parte del camino. Buscamos jugadores que tienen una buena conexión con lo que quieres. Los rebeldes, los que se enojan me encantan. Son los que te terminan dando mucho más. Ha pasado mucho, parecen los protestones pero luego dan muchísimo. Es una manera de dar y recibir.
¿Si el entrenador y el capitán no están de acuerdo es un problema?
Malo. El técnico tiene que estar de acuerdo con la mayoría. Hay que tratar de hacer entender que queremos buscar lo mejor, que es ganar.
¿Y se conoce a los jugadores en su estado de ánimo?
Nosotros gestionamos emociones. Son buenos futbolistas si están en el Atlético, pero gestionar emociones no es fácil. Hay un día que aprietas, otros que mejor contar hasta 15…
¿Y cuál es el estilo para dar malas noticias?
Yo como los médicos. Sin rodeos. “Vos te vas a morir”. Así es lo mejor. No me mientas, dime la verdad. Intento ir así. El otro día, Savic no estaba para jugar y es muy importante, pero no lo veíamos en condiciones. Él estaba con ganas e ilusión y le dijimos ‘no vas a jugar, no te veo, seguimos entrenando y para la siguiente’.
¿Y se puede ser amigo de los jugadores?
Es una palabra compleja. Para poder ocupar bien los lugares, me pasó con los grandes que se fueron, hay que saber que yo soy el entrenador y ellos los jugadores y hay que respetarlo. Sabiendo eso, me puedes decir todo. No me enfado nunca, en serio. Soy conciliador, aunque no me crean.
¿No contemplan ganar sin sufrir?
Tendríamos que irnos donde no estén Real Madrid y Barcelona. Con ellos es imposible. Hay que ganarlos…
Y la Champions está atravesada.
Bueno, nunca se sabe. Quizá en los años que parece que se ve el camino irregular, la sorpresa de la Champions puede aparecer.
El gol de Ramos en Lisboa dolió…
Ellos fueron mejores y el gol fue un golazo. Quisimos poner a Tiago en el lugar, sabiendo que el balón iría ahí, pero hay cosas que no se pueden solucionar. Ramos es extraordinario y nos hizo mucho daño aquel gol.
Él habla con admiración de usted.
Yo también le admiro. Es un hombre de fútbol, muy sanguíneo y le ha dado su vida al Madrid.
Este año están lejos del líder...
Salimos campeones en el 96, después de veintitantos años, luego en 2014 y ahora en 2021. No es fácil salir campeón para el Atleti. Hay que mejorarlo y para ello se necesita tiempo.
Estuvo a punto de fichar por el Real Madrid...
Tengo memoria selectiva. Me acuerdo de las cosas importantes y de esta no.
¿Es peor clavar un taco o que te lo claven?
Peor es clavárselo a un compañero, seguro. La cagaste y sabes que la cagaste. Pero no todos somos perfectos. Me pasó luego contra el Barça. Cuando hice aquello era el peor del mundo y es verdad que estuve mal y lo acepté, pero cuando me pegaron a mí, me preguntaban y dije “es fútbol”.
¿Y qué tal con Jesús Gil?
Lo conocemos. Lo quise mucho y nos llevamos siempre bien. En el primer año fue complicado, no ganábamos y Jesús era durísimo y explotaba contra quien fuera. Un día leo que hizo una crítica muy dura hacia mí y le contesté: “El respeto no me lo falta ni mi padre”. Luego jugamos contra el Zaragoza, se acercó y me dijo: “Diego, ole sus declaraciones. Pero ahora ve al campo y demuéstralo”.
¿Y con Maradona?
Diego fue admirado y querido, muy difícil encontrar a un compañero que diga algo negativo de él. Me quedo con mil recuerdos. Me río de algunas cosas que me criticaba. A mí me gusta llegar a hacer gol, al área. Yo pasaba a Maradona y me reñía. Un día chuté desde 30 metros y me preguntó “¿pero hiciste alguna vez un gol desde ahí? ¿Pues para qué chutas?”.
¿Y fuera del campo cómo era?
Es muy difícil ser Maradona. Pero era muy afectivo, muy compañero. Siempre defendía los contratos, los premios para que todos estuviéramos involucrados. El recuerdo para quienes convivimos con él es que no creemos que esté muerto.
¿Reunirá el valor de retirarse antes de que lo retiren?
Me guio por lo que siento energéticamente. Si siento que tengo energía, que se puede crecer, que estoy fuerte, para delante. Cuando he sentido que no tengo energía o que las cosas no van como quiero, no pasa nada, la vida continúa.
¿Y te sientes preparado…?
No, no te voy a contestar.
¿Tiene un jugador favorito en el vestuario?
Esto es como los hijos, siempre hay una tendencia a estar con uno, pero por características. Por amor los quieres a todos por igual, porque todos te terminan dando.