La 'portería de los goles' aviva el idilio del Pucela con Zorrilla
El Real Valladolid es el mejor equipo de la categoría en casa, donde solo ha dejado de marcar en un partido y se mantiene imparable.
Si alguien tenía alguna duda con que el Real Valladolid se pudiera convertir en un serio aspirante al ascenso directo, seguramente esta se haya disipado con su racha actual, en la que encadena seis triunfos y un empate en las últimas siete jornadas. El último forjado a fuego, ante al Sporting en el José Zorrilla, sirvió para elevar la cuenta de victorias consecutivas como local a ocho, que hacen de los pupilos de Pacheta el mejor local de toda la categoría.
Este idilio con Zorrilla no encuentra parangón en la presente temporada, después de que los dos últimos triunfos sirvieran para dejar atrás las rachas de Eibar y Girona, que llegaron hasta las siete y las seis, respectivamente. No lo encuentra, de hecho, desde la 2018-19, en la que Málaga y Alcorcón alcanzaron también siete, y les superó el histórico Osasuna de Arrasate, que llegó nada menos que a las 17, que se propulsó hacia el ascenso a través de ellas.
En esas está el conjunto blanquivioleta (que, por si alguien se lo pregunta, podría alcanzar las 16 en la Liga regular), después de dormir líder, seguramente a pierna suelta, después de otra gran actuación que coronó el gol de Roque Mesa. Lo hizo en la que algunos llaman la 'portería de los goles', la situada en el Fondo Norte, en la que el Pucela ha dejado de marcar ante Tenerife, Cartagena, Oviedo y Leganés.
Allí es donde históricamente ataca el Pucela en las segundas partes, y donde más tantos han visto de cerca esta campaña: doce, por los nueve del Fondo Sur. Allí fue donde Toni Villa logró la sentencia ante el Zaragoza, donde Weissman lo hizo ante el Alcorcón, donde se sentenció a Mirandés y Fuenlabrada y donde llegó el estallido de júbilo frente al Burgos o donde acabó hincando la rodilla el propio Sporting.
No obstante, hubo quien osó hacer que el Real Valladolid no atacase en su lado preferente en el segundo tiempo: el Alcorcón y el Mirandés. No contaron con que las huestes de Pacheta se sienten a gusto también marcando en el otro lado, pues su sino es atacar allí donde haga falta. Así, cayeron tras encajar sendos tantos tras la reanudación, no pudiendo eludir ser víctimas de un equipo que se convierte en un vendaval cuando juega en casa.